Vallas y paneles de obra, al compás del ruido de maquinaria y un trajín de personal de obra entrando y saliendo, marcan el día a día de una de las zonas más concurridas de la capital española. Ahora y por el momento, ya que las obras de la estación de Metro de Gran Vía continúan sin fecha de finalización casi un año y medio después de su puesta en marcha.
“Está previsto que concluyan en los primeros meses de 2020”, indican a Madridiario fuentes de la Consejería de Transportes, las cuales evitan dar fechas aproximadas –seguramente a riesgo de que estas vuelvan a no cumplirse-.
Metro de Madrid cerraba la nombrada entrada al suburbano el lunes 20 de agosto de 2018, presumiblemente hasta abril de 2019, por trabajos de mejora y modernización en la estación así como para realizar para la conexión con Cercanías Sol y la instalación. Se trataba de una de las apuestas de la entonces presidenta regional, Cristina Cifuentes, quien tampoco hubiera podido ver en marcha a día de hoy su proyecto de no haber dimitido del cargo.
Y es que tan solo dos días después del inicio de los trabajos se localizaba la estructura del ascensor original que diseñó el arquitecto Antonio Palacios en esta parada. La aparición de los restos y las nuevas cavidades descubiertas, que avisaban del posible riesgo de inundación en las líneas 1 y 5, llevaron a que todos los planes de obra quedaran paralizados.

Un equipo de arqueólogos autorizados –ya presentes en la obra bajo las sospechas de lo que podía aparecer- y la Dirección General de Patrimonio se hacían con el lugar para examinar las instalaciones y marcar el rumbo y los métodos de trabajo a partir de ese momento.
Tras inspeccionar cuántos y qué elementos se conservaban del antiguo suburbano, así como tras determinar el estado de conservación y el valor de las piezas y el emplazamiento, las labores dieron comienzo de nuevo. Se destinó de urgencia una nueva partida de 3,5 millones de euros -sumados a los 3,7 millones ya presupuestados- para poder realizar un cambio en la maquinaria pesada, utilizar una más ligera y así evitar daños en el patrimonio. “Desde entonces se está trabajando con micropilotes”, indican a Madridiario desde la Consejería de Transportes, encargada de la primera fase de las obras de la estación.
“Para preservar el patrimonio cultural, la Consejería de Transportes realizó un contrato de emergencia con el objetivo de realizar un proceso constructivo distinto al proyectado inicialmente y garantizar, así, la protección del patrimonio y la realización de las obras con seguridad”, indican desde la Consejería, que asume que “se ha retrasado todo el trabajo a causa de la aparición de los restos arqueológicos”.
Así, la cartera encabezada por Ángel Garrido estima que “en principio” está previsto que “las obras de emergencia que hay en marcha por parte de la Dirección General de Infraestructuras concluyan en los primeros meses de este año 2020”. A su finalización, se pondrán en marcha “los trabajos que tiene que acometer Metro, que se desarrollarán a lo largo de este mismo año” y, en una tercera fase, los de Cercanías.

Remodelación de Gran Vía
La actuación principal de las obras consiste en la ampliación de la estación de Gran Vía, que contaba con 908 metros cuadrados de superficie y pasillos de reducidas dimensiones para dar servicio a los 44.000 viajeros que la utilizan a diario. Así, se está ampliando mediante una estructura subterránea el espacio disponible hasta los 2.000 metros cuadrados. Además, se reubicarán tornos y otros elementos.
En materia de accesibilidad, tras las obras serán 15 las escaleras mecánicas que darán servicio a los viajeros. Se están instalando también cuatro nuevos ascensores de acceso a los andenes, además de sistemas de apertura fácil en puertas o interfonos de comunicación adaptados, entre otros. La obra también contemplaba la instalación de una reproducción del templete que Antonio Palacios colocó como entrada al ascensor.
Conexión Gran Vía-Sol
En cuanto a la conexión peatonal entre Gran Vía y Sol, se trabaja sobre una galería preexistente entre ambos puntos, con una longitud de 100 metros y un ancho de 5,5, salvando un desnivel de 12 metros. Debajo de esta galería, que discurre bajo la calle Montera, se encontraba ejecutada la estructura, quedando a la vista el hormigón de las bóvedas. Las obras han consistido, por tanto, en dotarla de los acabados e instalaciones necesarias para su uso por parte de los viajeros.
Asimismo, se han revestido paredes y techos con materiales antivandálicos y se han montado las instalaciones de protección contra incendios (ventilación, detección, extinción y alarma). Además, el proyecto incluía la instalación de cuatro rampas mecánicas para salvar el desnivel existente entre ambas estaciones. También se ha construido un nuevo control de acceso con tornos y maquinas autoventa en el vestíbulo previo a la conexión de la galería.