La recuperación de la actividad está ganando firmeza y los expertos están empezando a discutir si se está lo suficientemente cerca de alcanzar el objetivo de compra de deuda (QE) como para empezar a reconducirla. Entre abril y diciembre de 2017, el BCE ha previsto continuar con su programa de compras de activos de deuda (pública y corporativa, principalmente) por valor de 60 mil millones de euros mensuales. La cuantía es menor que en pasados periodos; sin embargo, las fuentes autorizadas instan, especialmente desde Alemania, a poner fin a esa compra.
Esta eliminación progresiva es lo que se llama tapering. ¿Qué hay detrás de esta práctica? “Los bancos centrales han decidido poner en marcha estas políticas monetarias no convencionales en respuesta a la gran recesión con la voluntad de ofrecer un estímulo que vaya más allá de las capacidades de las herramientas tradicionales”, explican desde el centro de estudios, CaixaBank Research.
Ahora, la decisión sobre la reducción es una incógnita. Adrià Morron, de CaixaBank Research, cree que la discusión del tapering no llegará todavía ya que “la eurozona se enfrenta en el primer tramo de año a un periodo de elevada incertidumbre, motivada en gran medida por cuestiones políticas, que hace poco probable que el BCE aborde la retirada de sus políticas de estímulo”.
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