Héctor Arderius, alias 'Tristan, el subastador', explica a Madridiario la reconversión del mercado de las pujas inmobiliarias y da las claves para triunfar en las subastas.
Hace más de un año, el 15 de octubre de 2015, entraba en vigor la Ley 19/2015 del 13 de julio, que reformaba por completo las subastas judiciales y notariales, reconvirtiéndolas en pujas 2.0, es decir, online: cualquier ciudadano puede pujar por un activo inmobiliario desde una app sin pisar un juzgado.
Entre los efectos, se puede destacar el fin de los fraudes (con tantos compradores anónimos, es imposible pactar el precio de una vivienda), la reconversión de los subasteros y la ruina de los novatos en estas prácticas, que pueden desembocar en un agujero negro del que es imposible salir.
Madridiario ha contactado con Héctor Arderius, uno de los subasteros mejor posicionados del mercado, que ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos y reconvertirse en un profesor online que impide que sus alumnos caigan en quiebra.
Héctor compró su primera casa en otoño de 1991. Era marino mercante hasta que, "cansado" de estar temporadas "eternas" fuera de casa, se entrometió en el negocio de los subasteros rastreando por bibliotecas y yendo a subastas a observar. "Compré mi primera casa a través de un subastero, fue un buen negocio para los dos y cuando vi la comisión que se llevó él, entendí que yo podía dedicarme a eso", explica.
Ahora, 'Tristán, el subastero' (como se hace llamar en sus redes sociales), tiene dos blogs especializados (Subastanomics y Rankia) y un curso de más de 50 vídeos y 800 páginas en el que enseña a los demás a ganar dinero sin arruinarse y, sobretodo, a no caer en las trampas que implica el no saber.
Dos experiencias cercanas que cuenta son las de alumnos suyos que, antes de contactar con él, hicieron "experimentos". Uno, creyó que compró una casa "de lujo" a un precio "infame" pero, en realidad, no había comprado nada, sino que simplemente había realizado el depósito. El otro, compró una vivienda "muy poco por debajo" de su precio real sin constatar quién vivía en el edificio (algo que puede devaluar el piso). Además, también desconocía los plazos interminables que conlleva la subasta si se desconoce el procedimiento.
Estos son dos ejemplos de lo que Héctor explica: "Llega mucha gente nueva y se pega una leche. El problema es que la gente le ha perdido el miedo a pujar, un miedo que se le tenía a los subasteros pero que tendría que tenerle a los juzgados que subastan, que son como agujeros negros inentendibles".
Por eso, el novedoso método que presenta Arderius es fácil y práctico, con constantes actualizaciones y un trato personalizado para cada alumno que garantiza el éxito en el nuevo mercado de las subastas online.