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Atlas de la ruina

El coso de Cenicientos se llama Centro Multifuncional. Los eventos taurinos son la punta de la monumental deuda de un municipio a la deriva.
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El coso de Cenicientos se llama Centro Multifuncional. Los eventos taurinos son la punta de la monumental deuda de un municipio a la deriva. (Foto: Kike Rincón)

Colorín colorado, Cenicientos

Por Javier García Martín
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jgarciamadridiarioes/7/7/19
lunes 26 de septiembre de 2016, 06:00h
El Atlas de la ruina de Madridiario recala en su nueva entrega en Cenicientos, un pequeño municipio que ha saltado desde una esquina del mapa autonómico al centro del debate político. Con una deuda irracional, pagarés tóxicos y mucho toreo, la nueva alcaldesa teme que un juez acabe embargándole su dinero y sus bienes para abonar las nóminas pendientes de los trabajadores municipales, que han llegado a sumar dos años sin ver ni un euro.

El calor que sube por el hueco de la escalera del ayuntamiento llega hasta el desván como si fuera la exhalación de una chimenea. Ahí, en el último piso, se acumula material de oficina desfasado y alguna caja con útiles de fiesta, nada más allá de lo normal en un pueblo. Un trozo de uralita del tejadillo se descuelga sobre la pequeña terraza con la que cuenta la buhardilla. Natalia Núñez, la alcaldesa, da la luz. "Eso es el Archivo Histórico de Cenicientos", indica. Más allá de la punta de su dedo aparecen, a la vuelta de un rincón, varios montones de papeles amarillentos, alguna cubierta de piel desteñida y librillos de cuentas extendidos por el suelo. Varios humildes carteles clasifican a qué siglo pertenece cada pila. "Lo han tenido que organizar dos historiadores voluntariamente... No sabes cómo estaba", lamenta.

Si Cenicientos fuera un cuento, el lector no vería motivos para esperar un final feliz. Sus poco más de 2.000 habitantes tienen ante sí el desafío de pagar 11.241.000 de euros, según estima Núñez, que llegó al poder el año pasado tras obtener para el PSOE una mayoría absoluta capaz de poner fin a un cuarto de siglo de PP. Una cuenta rápida cifra en más de 5.000 euros los que cada corucho, como se llaman los locales, debería arrimar para zanjar la cuenta.

El problema de la deuda de Cenicientos no es tanto la cantidad, exageradísima, sino de dónde ha ido apareciendo. Aquí no hay tranvías ni arte moderno. En 2008, con la crisis asomando las orejas, el Ministerio de Hacienda apuntó 1,7 millones de euros en rojo en el balance de Cenicientos. De pronto, en 2013, el municipio escaló hasta los 4,7 millones. Ahora, con una revisión a fondo de los cajones y una inacabable puesta a punto de la contabilidad, el Consistorio asegura haber alcanzado la ominosa cima de los 11. "Tardaremos 150 años en pagarla", estima la regidora, una mujer joven que cuela veloz su voz entre el sofoco de los números.

Acto primero: la deuda fantasma

A simple vista, es difícil averiguar por qué sumidero se ha ido el dinero, porque lo cierto es que, allí, en la punta suroccidental de Madrid, haber, no hay mucho. De hecho, en Cenicientos vivía más gente en los 80 que ahora. Quedan calles por asfaltar, no hay calefacción en algunas dependencias y el hogar del jubilado está casi igual que cuando se inauguró hace tres décadas. La propia Núñez desafió a la Comunidad con no abrir el colegio si no lo reformaba. "Era un peligro”, afirma. “En los apartamentos rurales que tiene el Ayuntamiento no había ni sábanas".

En la cumbre de estas carencias están los sueldos de los empleados municipales. Durante dos años, la regidora asegura que el Ayuntamiento ha estado sin ingresarles su nómina, una situación que afirma haber revertido desde su llegada al poder. Sin embargo, no hay dinero para cubrir aquellos impagos, así que la deuda sigue existiendo y el Consistorio está en los tribunales. Núñez, poniendo cara al dramatismo de muchos municipios, anunció que el juez que lleva el caso podría embargarle la cuenta para sacar de algún lado el dinero necesario para resolver el entuerto.

Ese es uno más del medio centenar de procedimientos judiciales con los que brega el Consistorio y que ya han dejado 3 millones pendientes en sentencias condenatorias. Hay deudas -con la luz, la FEMP, la Seguridad Social o la Mancomunidad de Los Pinares, que llegó a expulsar al pueblo de su seno-, hay 183.000 euros en facturas devueltas del fondo del cajón, hay comidas, hay viajes, hay taxis, hay -dice Núñez- medio Cenicientos levantado sin licencia, con casas que no pagaron por estar ahí, pero que demandan servicios fruto de un estilo de gobierno caciquil y al que se acostumbró la población. "Cuando saqué una oferta pública para cubrir una plaza la gente me preguntaba si eso era legal". Hay, en definitiva, una carpeta en Tesorería con un fúnebre mensaje clavado en un post-it: ’No tiene solución’. Teme que mucho haya prescrito. “¿Es que nadie lo vio venir?”.

Acto segundo: querencia por el pagaré

La gran pista para intuir por dónde se ha ido el dinero tiene forma redonda, arena, toriles y tendidos, aunque se llama Centro Multifuncional. El ruedo de Cenicientos es la infraestructura quizás más excesiva que hay, no tanto por su categoría, sino por el uso que se le ha dado. "Aquí ha habido un despilfarro escandaloso con esta fiesta: somos un pueblo muy aficionado y se empezaron a contratar ganaderías de primera y toreros de renombre solo para mantener un estatus". Habla Pilar Juan, actual concejala de la oposición por el partido Compromiso por Cenicientos (Comce). En 1995, cuando se sentó por primera vez en el salón de plenos, lo hizo como parte del equipo de gobierno por el PP. "Mi presencia no se tenía en cuenta, en muchos momentos denuncié que me parecían desorbitados esos gastos, que todos no controlábamos todo". Era la única mujer y dimitió al año siguiente. "Nunca tuve acceso a las cantidades que se manejaban, pero veías movimientos y viajes sospechosos", añade.

Esas sospechas, larvadas en el tiempo, son las que han servido para armar la única denuncia que existe ante la justicia por el escándalo de Cenicientos. La presentó Carlos Enrique Jiménez, alcalde del PP desde 2010 hasta la llegada de los socialistas, contra su predecesor, Jesús Ampuero, que mandó bajo las mismas siglas desde los años noventa hasta que dimitió por problemas de salud en su favor, entonces teniente de alcalde. "Gobernaba de una manera personalista, cuando se iba de vacaciones dejaba la consigna de que con el dinero no hiciéramos nada", relata. "En mi primer día, una funcionaria me entregó una caja y me dijo: "Esto lo tienes que saber". Era la famosa carpeta de los pagarés", rememora a Madridiario.

"Creo que se llama 'papel pelota'. Vimos que había pagarés del Ayuntamiento circulando por ahí”, explica. Se cree que, mediante esta técnica, el Consistorio endosaba supuestamente compromisos a terceros a modo de cheques a través de algunas de las empresas que organizaban los pomposos festejos taurinos del pueblo. El portazo de los bancos, la investigación de las irregularidades en las firmas y las demandas contra Cenicientos para cobrar esos pagarés por parte de sus tenedores (que nada tenían que ver con los toros) ya sería cosa del futuro. “Incluso encontramos un acuerdo con tres empresarios que se comprometían a no denunciar al Ayuntamiento ni a Ampuero por este tema", agrega.

El exalcalde mandó a los tribunales el tema sin el apoyo inicial del PSOE ni de Comce, lamenta. La denuncia se amplió por una presunta apropiación indebida de fondos de la casa rural por valor de 143.000 euros. "También descubrimos que había pagos desde la cuenta de Ampuero al Ayuntamiento y posteriores reintegros”. Informó al PP. Por si también lo desconocían.

Acto tercero: la querella entre alcaldes

Esa denuncia se conoce como la querella entre alcaldes. "Es curioso, porque no tengo nada en su contra, lo hice para que aquello no prescribiera", detalla Jiménez. Centrado ahora en su labor docente, salió damnificado de la política y acepta a regañadientes remover el tema. No sabe, ni quiere saber, cómo sigue.

Por contra, Jiménez sí se exculpa del increíble galope de la deuda durante su mandato y asegura que es fruto de su trabajo para atajar el caos contable. Sobre la situación de las nóminas que tanto asfixia a Núñez, por ejemplo, critica que cuando él llego al poder también había atrasos que tuvo que afrontar y que por eso no pudo dejar las de su ejercicio al día. "Se está haciendo cargo sólo de las suyas. Eso no se hace", afirma.

"Reconocemos que la gestión que se ha hecho por parte de los anteriores alcaldes no ha sido la más adecuada, por no decir desastrosa". Héctor Añover, el nuevo y joven líder del depurado PP local, se expresa rotundo. La cúpula del partido se suturó tras el cataclismo con nuevas caras más la suya, trasvasado desde Ciempozuelos. Asegura que no mantiene contacto con ninguno de los exalcaldes, a quienes responsabiliza de la "inflación de personal, los pagarés taurinos y la poca capacidad para generar ingresos" que han llevado a Cenicientos al terrible 2016.

El equilibrio es complicado y Añover no puede dejar de enmendar la crítica a la totalidad que hace la actual regidora: "Después de un año en el poder no ha ido a los juzgados para denunciar esos desmanes. Votaríamos a favor de esa denuncia”. Cree que utiliza la deuda como arma política.

Acto final: todo lo que ha hecho Ampuero

Así, la única investigación que podría esclarecer el escándalo está aparentemente en punto muerto, una parálisis reveladora. "No ha habido ninguna sentencia en firme contra mí", afirma a este digital el propio Ampuero. El que fuera máximo representante de los designios de cientos de coruchos durante dos décadas es ahora, según sus propias palabras, un hombre de 54 años gravemente afectado del corazón con unos pocos cientos de euros en la cuenta, un vecino de Carabanchel al que la crisis le pilló con varias hipotecas.

"La querella que me presentaron era para estar en la cárcel y la he ido desmontando: si la gente hubiese visto que me enriquecía [como determinó el informe pericial], ¿crees que me hubiesen seguido votando? Conmigo no ha habido huelgas. Conmigo había 60 o 70 personas trabajando en el Ayuntamiento con dinero que pagaba la Comunidad. Eso es gestionar", asegura. "Sólo dejé una nómina pendiente, la última, porque tuve que salir corriendo a urgencias".

Pero Ampuero está imputado. "Llevo siete años con esta causa y 80.000 euros en abogados. Ya ha habido apertura de juicio oral pero el fiscal todavía no ha calificado. Al secretario y al señor de los pagarés les han sobreseído su caso", replica. Irónicamente, afirma que el Ayuntamiento no podrá presentar sus conclusiones contra él porque se les ha pasado el plazo.

Como una tríada de vasos comunicantes que se pasan el agua de Pilatos, este exalcalde tampoco sabe nada de la deuda y sólo admite un desliz en su gestión: pagar a los trabajadores con su herencia personal. "Yo no podía prestar dinero al Ayuntamiento. Ese delito se llama administración desleal", afirma. Sin embargo, está tranquilo: "No se atreven a condenar a un alcalde por poner dinero de su bolsillo para pagar a sus empleados para que puedan comer".

Ahora, la pesadilla de Cenicientos podría replegarse sobre sí misma. Ampuero, antiguo militante del PSP y el CDS que se muestra próximo a los tres últimos presidentes de la Comunidad, asegura que es el Consistorio el que todavía le debe dinero a él y que no le temblará la mano para presentar una querella contra su sucesor por falso testimonio. "Si yo me hubiese llevado todo el dinero no se habría hecho ninguna obra y ahí están la residencia de ancianos, la plaza de toros, el centro de salud, de cultura o el asfaltado de carreteras. Yo compré los coches que ahora están usando y conseguí un instituto hasta cuarto", enumera tejiendo un corolario infinito. "Todo lo hizo Jesús Ampuero. Desde que me fui, no se ha hecho nada".

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