Los madrileños se han reencontrado este lunes con la Plaza de España. Más de 200.000 personas eligieron vía consulta popular el proyecto de reforma 'Welcome Mother Nature' para transformar un espacio que no invitaba a ser vivido en uno que priorizara al peatón. El antiguo diseño había quedado desfasado y el ágora relegada a ser una mera ruta de paso, no de estancia. Los arquitectos ganadores del concurso, del estudio Porras Guadiana, coaturores de Madrid Río, orientaron su propuesta a amplificar la superficie peatonal, mejorar la accesibilidad y aumentar la vegetación en la zona.
El Gobierno presidido por José Luis Martínez-Almeida ha culminado una obra que comenzó en abril de 2019, bajo mandato de Manuela Carmena. El Ayuntamiento de Madrid ha intervenido sobre una superficie de 70.000 metros cuadrados, entre la plaza y el túnel de Bailén-Ferraz que ha soterrado el tráfico. La inversión ha superado los 74 millones de euros, un 20 por ciento más del presupuesto inicial, un montante que se ha destinado a favorecer la movilidad de viandantes y ciclistas, que ahora podrán recorrer sin cruzar un solo semáforo un itinerario que une la Gran Vía, el Templo de Debod, la Casa de Campo, Madrid Río, el Campo del Moro, los jardines de Sabatini, el Palacio Real, la plaza de Oriente y la Puerta del Sol.
El paso elevado construido en la década de los 60 ha dado paso a una plataforma peatonal que permite la conectividad initerrumpida entre Bailén y Ferraz. La circulación rodada, por su parte, ha sido canalizada mediante un túnel subterráneo de 1.150 metros desde su entrada a la altura de la calle Mayor hasta la salida en Ferraz. Además, su conexión con la cuesta de San Vicente posibilita dirigirse tanto a la M-30 como a la Gran Vía.
Esta actuación ha supuesto un cambio sustancial en el entorno. No solo por despejarlo de vehículos sino porque sobre esta galería se ha habilitado una senda bici segregada que cose los ciclocarriles de la calle San Quintín con los de la calle Ferraz y el paseo del Pintor Rosales. No obstante, los ciclistas no solo disponen de esta nueva infraestructura. Se ha habilitado otro carril segregado en sentido este-oeste que enlaza la cuesta de San Vicente con la Gran Vía que discurre en paralelo a la calzada bajo la plataforma peatonal. En total, más de tres kilómetros de vías ciclistas en calzada y cerca de 400 metros de senda ciclista sobre un espacio libre de automóviles.
En cuanto a la propia plaza, los propios vecinos y curiosos que esta mañana ya han paseado por ella destacan la sensación "de amplitud" que ha aportado la rehabilitación. En el pasado queda el lugar lúgubre en el que se había convertido por la frondosidad de los árboles que se han reubicado. La mayor luminosidad se ha garantizado con un sistema de focos LED. Sobresale como epicentro la plaza cívica central, una explanada de 1.200 metros cuadrados situada en la parte anexa al Edificio España donde se podrán celebrar conciertos y mercadillos.
En este área se ha instalado, además, una estructura que algunos ya han bautizado como 'la ballena' y que albergará una cafetería. Se denominará 'Café de Cervantes', en honor al autor, que cuenta con un imponente monumento dedicado a su memoria en el centro de la propia Plaza de España. Este recinto de 250 metros tendrá capacidad para unas 60 personas en el interior, que se sumarán a las que puedan atenderse en la futura terraza exterior. Por ahora se ha empapelado en tonos verdes, pero más adelante se cubrirá con hiedra para asemejarse a una colina verde que se integre en el paisaje.

La reforma ha incorporado una sección con juegos para niños y mayores que incluye columpios, toboganes y otras máquinas. Todo ello distribuido alrededor de una zona estancial con bancos, aunque algún visitante ya ha advertido de que se requieren más. Además, se han instalado nuevas fuentes, elementos ornamentales y esculturas para embellecer el entorno.
La apuesta por la vegetación no resulta tan evidente, al menos en un primer vistazo. Destacan zonas ajardinadas en los márgenes de la plaza, en los que se han colocado árboles y arbustos que tardarán aún tiempo en aportar la frondosidad de los árboles anteriores. No obstante, en todo el entorno se han plantado hasta 1.100 nuevos ejemplares a los que acompaña, por unas semanas, un gran abeto de 18 metros que aspira a ser uno de los grandes atractivos esta Navidad.
Asimismo, el proyecto integrará la mayor parte de los restos arqueológicos encontrados durante las excavaciones para la construcción del túnel Bailén-Ferraz, como las dos plantas del Palacio de Godoy y los contrafuertes de las antiguas Caballerizas Reales junto a los actuales jardines de Sabatini, o los restos del ‘camino de ronda’ del antiguo cuartel de San Gil. Estos vestigios de la antigua Villa de Madrid podrán ser visitados por la ciudadanía. A tal fin, se creará un itinerario arqueológico y se construirá un centro de interpretación de la cornisa monumental para explicar la evolución de la ciudad muy cerca del lugar de su nacimiento.