El Retiro es sin duda el parque por antonomasia de la ciudad. Por ello es el más visitado por nacionales y extranjeros y exige un cuidado especial en su calidad de jardín histórico artístico. Sus 118 hectáreas no solo están cubiertas por unos 20.000 árboles, sino que guardan además puntos de atracción como el estanque, los palacios de Cristal y de Velázquez, sus artísticas fuentes, su rosaleda, el bosque del recuerdo y tantos y tantos rincones y monumentos.
Como es lógico, en un parque tan grande tienen cabida también equipamientos como la biblioteca Eugenio Trías, pistas deportivas como las de La Chopera, viveros municipales y hasta un antiestético parque de maquinaria cuyo cerramiento vegetal habría que recuperar.
Lo que no debería tener cabida son las obras interminables. La montaña artificial permanece cerrada durante meses, la mitad de la columnata de Alfonso XII que preside el estanque lleva un año con andamios y las obras en el Centro Integrado de Meteorología como se designa oficialmente al Observatorio Meteorológico del Retiro ya están cerca de cumplir los diez años.
En el caso del conjunto escultórico de Alfonso XII, diseñado por José Grasés y levantado entre 1902 y 1922 por nada menos que 22 escultores tan importantes como Mariano Benlliure, Mateo Inurria o Aniceto Marinas, se dio la circunstancia de que la limpieza de la mitad de la columnata se hizo a buen ritmo hasta que, a finales del año pasado, se interrumpió, es de suponer que por problemas de la empresa adjudicataria.
Quedaron los andamios ocultando la otra mitad de la columnata como habrán dado fe las decenas de miles de fotos de este conjunto, realizadas en lo que llevamos de año por los turistas nacionales y extranjeros. Esta semana se ha procedido a ampliar el vallado lo que da esperanzas de que, por fin, se acabe con el incomprensible abandono en el que ha permanecido uno de los monumentos más atrayentes de Madrid.
En el caso del Observatorio Meteorológico, situado entre el paseo de Coches y la calle Menéndez Pelayo, a la altura de la torre del Retiro, las razones fueron la quiebra de la empresa que realizaba las obras y que obligaron a interrumpirlas en 2011 y la crisis económica que dejó la restauración de los dos edificios de que consta el complejo pendiente de presupuesto.
Aunque las obras fueron reiniciadas en 2014, los trabajos van a una marcha muy lenta. Hoy el edificio de El Castillo, llamado así por sus torreones, donde en 1840 se instaló un telégrafo óptico y que fue reformado en 1886 para convertirlo en el Instituto Central de Meteorología, sigue ofreciendo una imagen de abandono rodeado de vallas metálicas que cierran un perímetro arbolado que, antes de las obras, era un espacio público.
Es preciso por tanto que el cuidado en la realización de obras en un parque que visitan buena parte de los 9 millones de turistas nacionales y extranjeros que acuden a Madrid sea similar al que se aplica actualmente en los trabajos de jardinería o limpieza si se quiere que el visitante se lleve la mejor imagen del principal parque de la capital.