El lustre del innovador pavimento elegido en las reformas de las calles Arenal y Montera apenas duró un mes. El acabado granítico quedó taladrado por miles de microagujeros de apenas 5 milímetros de diámetro sin aparente justificación y, tras dar con la insólita causa -los cascos de los caballos de la Policía-, el Ayuntamiento de Madrid ha iniciado los trabajos para reparar los desperfectos. La actuación ya ha comenzado y no conllevará un gasto extra para las arcas municipales, puesto que la obra se encuentra en garantía.
Las oquedades, de entre 0,3 y 2,8 milímetros de profundidad, aparecieron a finales del pasado mes de agosto. Como destacan desde el área de Obras y Equipamientos no suponían "ningún problema para la seguridad de los peatones", pero sí dañaban la estética y cuestionaban la inversión de un millón de euros desembolsados en la remodelación de Arenal y 1,5 millones en Montera.
El Consistorio había apostado por un firme con el que pretendía conseguir un resultado más duradero frente a las losetas de granito colocadas bajo mandato de Alberto Ruiz Gallardón hace más de una década en estas vías. El nuevo pavimento, terminado con microaglomerado pulido, se encaminaba a reducir la contaminación acústica, aminorando el ruido de rodadura, y a incrementar la comodidad del tránsito peatonal al no tener juntas. Asimismo, el Consistorio destacó su capacidad para absorber la polución producida por hasta 3.300 vehículos al año.
Dichas funcionalidades no se habrían visto afectadas, pero se vieron opacadas por la temprana imagen deteriorada. Las obras para restaurar el firme ya han arrancado y se prolongarán durante las próximas semanas. "Si el tiempo acompaña, se espera terminar en la última semana de octubre o la primera de noviembre", informan desde el departamento que lidera Paloma García Romero tras hacer hincapié en que intentarán "causar las mínimas afecciones posibles" en esta tarea. En concreto, se rellenarán los agujeros con la aplicación de una lechada sintética en toda la superficie, un pulido ligero y la extensión de un barniz acrílico de protección.
Los cascos de los caballos, origen de los agujeros
El área de Obras y Equipamientos abrió una investigación para aclarar el origen de los agujeros el pasado mes de septiembre y en una de las visitas sobre terreno se constató 'in situ' la causa: los cascos de los caballos de la Policía Municipal y Nacional que patrullan por el centro de la ciudad. Los equinos son herrados con conos de vidia, un material de gran dureza con el que se consigue mayor agarre en pavimentos duros y resbaladizos. Como explican fuentes consistoriales, en cada herradura de las cuatro patas se insertan cinco de estos conos, que sobresalen hasta 4 milímetos y que se clavaron en el nuevo suelo de Arenal y Montera.
Tras esta apreciación presencial, los técnicos realizaron múltiples pruebas para confirmar que estas piezas eran las causantes de las oquedades. Se llevaron a cabo ensayos en los que se replicaban las mismas condiciones de peso, altura y posición de los caballos sobre diferentes materiales y se comprobó que las marcas eran mucho más visibles en el pavimento con microaglomerado pulido. También se apreciaban los punzonamientos en prefabricados de hormigón y en piedra natural, pero por su textura y color se disimulaba.
Desde que se conociera el motivo de estas oquedades, García Romero contactó con la Policía Municipal para abordar una rápida solución. El Cuerpo se comprometió entonces a que el Escuadrón de Caballería evite patrullar por la zona central de ambas vías afectadas. No obstante, desde Obras aclaran que esto solo implica un cambio de ruta y "nunca una menor presencial policial" en este ámbito. Se plantearon otras alternativas, como colocar a los caballos herraduras de goma o balas de borio, pero estas presentaban dificultades para su implantación generalizada a corto plazo.