Tráfico cortado desde la plaza de Colón hasta Alonso Martínez. Entre medias, varios centenares de afiliados y simpatizantes se concentra frente a Génova 13. El himno nacional resuena con 'Ganas' mientras las banderas rojigualdas desafían al viento y la lluvia amenazante. Todos ellos síntomas inequívocos de victoria en el Partido Popular madrileño. Isabel Díaz Ayuso, la gran triunfadora de este 28M, ha reeditado su cargo como presidenta de la Comunidad de Madrid con el aval de las urnas. Lo ha hecho, además, con la deseada "mayoría suficiente", esa suerte de eufemismo electoral empleado a lo largo de toda la campaña como salvavidas para rehuir el gafe que podría traer aparejado el mero hecho de mentar la palabra "absoluta". Fuera como fuese, objetivo cumplido: con 71 diputados, la total comodidad para gobernar en solitario queda garantizada.
"Esto sí que es teñir de azul todo el mapa"
Díaz Ayuso ha vuelto a ganarse el corazón y, lo que es aún más importante en este contexto, la confianza que termina por declinar el voto del electorado madrileño a su favor con un marcado discurso en clave nacional. Confrontación directa -y productiva- con el que, a su juicio, es el mayor "enemigo" de España, Pedro Sánchez. En la recta final, y a contracorriente de las moderadas directrices de la dirección nacional, liderada por Alberto Nuñez Feijóo, también contra la banda terrorista ETA y su supuesto "sucesor", EH Bildu. Una jugada que, a tenor de los acontecimientos, le ha salido redonda, permitiéndole cosechar la sexta mayoría popular en la historia democrática de la región tras las de Alberto Ruiz Gallardón en 1995 y 1999 y las de Esperanza Aguirre en 2003, 2007 y 2011.
La lectura de los Populares, en la línea de los visto a lo largo y ancho de la campaña ha sido, igualmente, en clave estatal. Tanto es así que fuentes de la dirección nacional del partido apuntaban ya mediado el escrutinio a un "cambio de ciclo" hacia la ratificación en las urnas de la "derogación del sanchismo". "Esto sí que es teñir de azul todo el mapa", han apuntado en alusión a las 52 mayorías absolutas alcanzadas en los municipios de la región.

Fracaso del bloque progresista
Hasta tal punto ha arrasado la candidata del Partido Popular que ninguno de sus rivales ha sido capaz de esbozar una ligera sonrisa de satisfacción en toda la noche. Ni siquiera la líder autonómica de Más Madrid, Mónica García, la mejor parada con 28 representantes. Desde su sede en la calle de la Paloma, en pleno corazón de La Latina, los verdes comienzan a masticar una derrota que es consecuencia directa de la altura fijada por la propia formación en su listón electoral. Incapaces de rivalizar con Díaz Ayuso, objetivo anunciado a bombo y platillo en todos los actos y mítines, los de Íñigo Errejón han logrado, eso sí, consolidarse como punta de lanza en la resistencia frente a la mayoría aplastante del PP poco más de dos años después del sorpasso al PSOE-M. La "casa común de los progresistas" continuará así trabajando desde la oposición.
Caras largas también en la sede del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM). Tras la debacle de 2021, el primer espada de los socialistas madrileños, Juan Lobato, ha logrado recuperar cuatro diputados, pasando de 24 a 28, pero continuará durante los próximos años a la sombra de Más Madrid. Esto es, a segunda fila de la oposición. Un resultado que, tal y como han expuesto fuentes de la formación, se valora de manera "positiva" pues supone un "crecimiento" si se compara con la última cita con las urnas. Sabor, en último término, más que agridulce frente a la hegeomía derechista.
Peor aún ha sido el trago para la candidatura unitaria formada por Podemos, Izquierda Unida (IU) y Alianza Verde (AV). Con su líder, Alejandra Jacinto, a la cabeza, la formación morada ha quedado excluida de cualquier representación en la Asamblea al no alcanzar el cinco por ciento indispensable, que le habría otorgado un mínimo de siete representantes en Entrevías. El duelo por la supervivencia que venía librando a lo largo de la campaña se torna así finalmente en la desaparición de la formación que se había autodefinido como "llave para el primer Gobierno de coalición progresista" en la región.

Vox pierde fuerza y Ciudadanos se despide
La victoria popular trae aparejado, además, todo un terremoto tanto a la derecha como a la izquierda más inmediata de su espectro ideológico. A su diestra, Vox pierde tres representantes -de 13 a 10 escaños- y materializa un techo al exponencial crecimiento que venía experimentando en los últimos años. Pese al pretendido optimismo en sus intervenciones públicas, los de Rocío Monasterio se verán así obligados a asumir un nuevo rol en la viniente legislatura, ya no como muleta para las iniciativas legislativas populares, sino desde la oposición.
Al igual que Podemos-IU-AV, Ciudadanos, al menos en el escenario regional, firma su sentencia de muerte definitiva al quedarse, por segunda vez consecutiva, sin representación alguna en la Asamblea de Madrid. El silencio sepulcral de su candidata, Aruca Gómez, deja a las claras que el futuro de la formación naranja se encuentra, hoy, más que nunca, en serio peligro.
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