Con las primeras lluvias del otoño, las setas se convierten en las protagonistas del campo. La gran presión demográfica de la Comunidad y la falta de regulación, hacen que la situación se desborde en ocasiones.
"Cuando viene la época fuerte el campo se satura", dice el experto setero Juan Carlos Campos, de la Sociedad Micológica de Madrid. En los últimos años incluso ha llegado a ver cómo el Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil ha tenido que ponerse a dirigir el tráfico en plena montaña por los atascos que se producen, debido a la gran atracción que producen las setas.
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También el secretario general del Sindicato de Agentes Forestales de la Comunidad, José María Bermúdez, alerta de cómo lo que antes era un hobby de algunas personas ahora se ha desbordado y pide que se regule la situación como ya se ha hecho en otras comunidades autónomas, donde se han establecido cotos para ejercer esta actividad de una manera controlada.
La situación se agrava con algunos comportamientos que se están dando en Madrid. Campos se queja de los rastrillos, con los que se cogen kilos y kilos de setas, sobreexplotando el monte. Además, es un método muy "dañino, ya que destruye toda la capa vegetal", según explica el sindicalista.
Por momento, llega a ser incluso extraño. Según relata Campos, el año pasado en algunas zonas estaban todas las setas levantadas, unas se las habían llevado y otras no. "No nos lo explicamos", indica el setero. La avalancha de personas y las malas prácticas inciden aún más en la regresión que están sufriendo los hongos en la región, donde
hay decenas de especies en peligro de extinción.
Para frenar la situación, los agentes forestales piden que se regule esta actividad campestre, ya que ni siquiera es obligatorio llevar cestas para su recogida y solo pueden informar y hacer recomendaciones a las personas con las que se encuentran. La Comunidad no tiene ninguna normativa específica, únicamente algunas indicaciones en el Plan Forestal, cuya utilidad es muy limitada. "Se están realizando programas de educación ambiental para concienciar al ciudadano de que evite prácticas tan abusivas", indica un portavoz de la Consejería de Medio Ambiente.
Guía del buen micólogo
Para todos aquellos que no quieran renunciar a este manjar de otoño, Campos ofrece unos consejos para respetar el medio ambiente y recomienda ir en búsqueda de setas a los puertos de montaña de la Comunidad. "Si no la conoces no la comas y tampoco la cojas", indica. No es un consejo baladí, ya que en la región hay varias setas venenosas e incluso mortales.
En el caso de que se quiera saber qué especie es algún ejemplar encontrado se pueden sacar dos o tres enteras y llevarlas los martes de 19.00 a 20.30 horas al
servicio de orientación de la Sociedad Micológica, situado en los locales de Madrid Salud (C/ Almirante, 20).
Además, es fundamental utilizar una cesta para portar las setas. De esta manera, estos comestibles se conservan bien y pueden soltar sus esporas para reproducirse. Campos insiste, sobre todo, en que "las setas se deben comer para disfrutar algo agradable", como degustación y no como una alimento más, para, así, respetar el monte. De todas las especies que crecen en la Comunidad, sólo alrededor de unas 20 merecen la pena para ser cocinadas