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Mejor no dar pan a los patos

Por Jonathan Gil Muñoz
domingo 04 de abril de 2021, 20:37h

Un acto tan inocente como arrojar pan a los patos en un estanque puede acarrear graves problemas para estas anátidas y su entorno.

Algo tan aparentemente inocuo a primera vista como dar de comer pan a los patos puede ser lo peor que podemos hacer por estas y otras aves. Al igual que sucede con otras muchas acciones comunes en nuestro día a día, podemos estar haciendo mayor o, directamente creando, un grave problema a corto y medio plazo para nuestra biodiversidad. Es por ello que no está de más nunca revisar algunas de esas costumbres, como la de dar pan a los patos de un estanque, con el doble objetivo de concienciarnos sobre el daño que pueden originar y cambiarlas por otras medioambientalmente responsables.

Empecemos por el principio. El pan blanco que todos conocemos y que devoran con avidez los patos, no tiene prácticamente ningún valor nutricional. Es más, al ser ingerido empapado en agua, las anátidas llenan el buche enseguida, lo que hace que no busquen más alimento, causando en muchos casos la desnutrición tanto de ejemplares adultos como de polluelos. Es más, una dieta alta en calorías y carbohidratos pero baja en nutrientes puede ser la responsable de la aparición de la enfermedad del ‘ala de ángel’, consistente en que la última articulación de una o ambas alas se tuerce hacia afuera, en vez de mantenerse derecha contra el cuerpo del ave, haciéndoles así imposible volar. Esta enfermedad puede derivar de la ingesta masiva de pan así como de cualquier otro alimento como patatas fritas, galletas, palomitas de maíz, etc.lgo tan aparentemente inocuo a primera vista como dar de comer pan a los patos puede ser lo peor que podemos hacer por estas y otras aves. Al igual que sucede con otras muchas acciones comunes en nuestro día a día, podemos estar haciendo mayor o, directamente creando, un grave problema a corto y medio plazo para nuestra biodiversidad. Es por ello que no está de más nunca revisar algunas de esas costumbres, como la de dar pan a los patos de un estanque, con el doble objetivo de concienciarnos sobre el daño que pueden originar y cambiarlas por otras medioambientalmente responsables.

A la vista de lo anterior, ¿qué alimentos podemos dar a los patos? Pues la lista es larga: granos de maíz; avena; arroz cocido o sin cocer; semillas para aves; uvas; guisantes o maíz; lombrices de tierra; lechuga, etc. Salta a la vista que estos alimentos no tienen nada que ver con los que comúnmente se les arroja. En este sentido, y volviendo al uso del pan, es importante apuntar que este alimento enturbia el agua de los estanques, puede provocar la aparición de algas y moho, lo que a su vez puede en última instancia acabar con los peces del lugar. ¿Debería entonces prohibirse alimentar a los patos con esos alimentos peligrosos para ellos y su entorno? Yo me inclino en primera instancia más por las campañas de concienciación ciudadana. En este caso en concreto, estoy totalmente convencido de que se trata de un problema originado por el desconocimiento.

Una vez más, cambiar nuestros hábitos más comunes por otros más adecuados es de gran importancia para nuestros entornos naturales y sus habitantes. Si vamos sumando más y más de estos gestos, sin duda que podremos llegar a conseguir objetivos de mayor calado aún si cabe. En nuestras manos está, de nuevo, conseguir que nuestra injerencia negativa como especie en los ecosistemas sea la menor posible. Tal y como sucede hoy cuando comprobamos lo que se hacía hace medio siglo, llegará el día en que echemos la vista atrás y comprobaremos todo lo que hemos avanzado en lo tocante al cuidado del medio ambiente. Al menos, eso es lo que se espera.

Jonathan Gil Muñoz
Director de El Guadarramista

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