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TEATRO CALDERÓN

'West side story' en el teatro Calderón.
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'West side story' en el teatro Calderón. (Foto: Antonio Castro)

West side story: no pasa el tiempo por ella

viernes 05 de octubre de 2018, 08:48h
Veinte años después de la última producción en Madrid, West side story vuelve a la cartelera con un nuevo montaje que se instala hasta junio en el teatro Calderón.

Este se anuncia como el primero en castellano que respeta el formato original estrenado en Broadway el año 1957. En cualquier caso queda patente en el teatro Calderón que por este musical no pasa el tiempo. Sigue siendo igual de electrizante y emocionante que hace sesenta años. Tiene para ellos dos bazas fundamentales: la partitura de Leonard Bernstein y las coreografías de Jerome Robbins. Ambos elementos pasan con nota en el montaje que se estrena ahora en Madrid. Ricardo Sánchez Cuerda ha proyectado una escenografía monumental que reproduce las fachadas neoyorquinas plagadas de escaleras de evacuación. Conociendo los problemas que plantea la superficie del Calderón, resulta casi milagroso ver como se mueven los distintos elementos corpóreos que entran y salen de escena. Plásticamente me parece el más logrado el escenario para la pelea bajo el puente. Ofrece una imagen sórdida y agobiante.

En esta versión -vimos otra en el Apolo hace veinte años dirigida por Reguant- se advierte el orden distinto en la ejecución de los números musicales, sobre todo si se sigue la pauta de la versión cinematográfica. Quien no haya visto nunca la historia, no advertirá nada extraño.

El argumento es de sobra conocido: adaptación a los barrios de emigrantes en Nueva York del drama Romeo y Julieta. Los amantes aquí son Tony y María. Pertenecen a bandas rivales, los Jets y los Sharks. Son irreconciliables y protagonizan constantes peleas callejeras. Una de ellas acabará de forma sangrienta y desencadena el drama de los amantes.

Musicalmente hay dos géneros distintos, aunque no incompatibles. Por un lado está la rotundidad sonora de los números callejeros que, también, tienen las coreografías más espectaculares. Por el otro aparece el romanticismo. En este montaje se acentúa con la ligazón de dos de los temas más delicados: María y Tonight (aquí traducido como Por fin). Son los momentos de mayor lucimiento de Javier Ariano y Talía del Val. Esta última, sin embargo, alcanza cotas muy elevadas vocalmente en el dúo Tengo un amor, cantado con Anita (Silvia Álvarez). Víctor González, Oriol Anglada, Armando Pita y Enrique R. del Portal dan vida a los demás personajes protagonistas.

La primera parte, también la más larga, resulta apabullante y en ella queda perfectamente planteado todo el conflicto de la historia. En la segunda se desencadena el drama y resulta más intensa, menos festiva.

Estamos ante una producción enteramente nacional de gran calado y en la que no se han escatimado medios, ni humanos ni materiales. El partido que se saca a este escenario marcará época sobre como montar un gran espectáculo venciendo los problemas de espacio. Parece que la temporada madrileña está ya decidido que se prolongue hasta el mes de junio de 2019. Después la producción emprenderá gira nacional.

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