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Errores en la Gran Vía

Por Ángel del Río
lunes 12 de diciembre de 2016, 09:42h

Como el juez siga enmendando las medidas del Ayuntamiento sobre restricciones de tráfico en la Gran Vía, del decreto municipal no va a quedar ni la fecha. Vámos, que a este paso, antes de que terminen las Navidades, todos los coches, incluidos los de los particulares, podrán circular por esta vía neurálgica de Madrid.

Parece mentira que habiéndose dedicado la alcaldesa toda su vida profesional a la judicatura, no advirtiera que en ese decreto había aspectos de dudosa legalidad, que un juez podía tumbar, como así ha sido, y además, en tres ocasiones en el espacio de una semana. Primero, la decisión judicial permitió el tránsito de vehículos de transporte cooperativo; después, de los de paquetería y mercancías, y por último, de momento, el de autobuses turísticos, esos destinados a enseñar Madrid sobre ruedas a los turistas, y que por decreto de la real gana municipal, se perderían conocer y disfrutar de la vía neurálgica de Madrid, esa que es la mejor muestra de las tendencias arquitectónicas de principios del siglo XX; la avenida de los cines y teatros, de las tiendas y macrotiendas de moda, de las terrazas y los escaparates; la avenida que los madrileños bautizaron como de los Obuses, durante la guerra civil, y que terminó uniendo la calle de Alcalá con la Plaza de España, en un recurrido singular que se les estaba hurtando conocer a quienes disfrutaban Madrid desde un autobús turístico. Parece pues. también razonable esta decisión judicial.

Se lo he dicho en varias ocasiones a la señora alcaldesa: ustedes cometen con demasiada frecuencia el pecado de la precipitación; toman a la ligera medidas importantes que luego tienen que abortar en su despegue, y es que. si a la improvisación le unen la precipitación, apaga Madrid y vámonos.

Ángel del Río

Cronista Oficial de Madrid y Getafe

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