Es inevitable, a la hora de analizar este montaje, tener las referencias de ‘El método Groholm’, ‘Toc-toc’ o ‘Un dios salvaje’. Solo por citar algunas obras bastante recientes porque las reuniones de amigos o familiares para celebraciones varias han dado mucho juego teatral del ‘El tiempo y Conway’ a ‘Los chicos de la banda’. El público ya sabe que en esos encuentros se sacan todos los trapos sucios y acaban como el rosario de la aurora. Para que una nueva comedia con esta base triunfe, debe aportar algunas sorpresas que descoloquen al espectador.
‘Bajo terapia’ es, aparentemente, una sesión colectiva con tres parejas conflictivas. Una sesión dirigida postalmente por la terapeuta común a todos ellos, que les propone una serie de acciones. El principal mérito de este texto es que, los treinta minutos finales, sí son una auténtica sorpresa, que el giro argumental no nos lleva a donde suponíamos. Hasta llegar a esa explosión contemplamos situaciones que podríamos calificar como cotidianas para muchas parejas. Aparecen los celos, los reproches, las inseguridades, las mentiras… Todo servido con un dialogo brillante, mostrándose Del Federico como un auténtico maestro de la réplica. Sirve a cada personaje finales de escena o de diálogo que, inevitablemente, provocan las carcajadas. Pero, si va a ver la función, no se fie de las apariencias…
Como en una función de Agatha Christie, intentamos averiguar cómo nos está engañando el autor. No vamos a decir que queramos saber quién es el asesino, porque no hay crimen. Pero intuimos que, por alguna parte, hay trampa. Y no nos equivocamos: la hay, pero dudo que nadie la descubra anticipadamente.
El montaje tiene algunos aciertos dignos de mención. Veronese trabaja con los personajes como piezas sobre un tablero de ajedrez. Los agrupa por sexos, cuando aparece el corporativismo, focaliza la acción sobre alguno de ellos cuando conviene a los demás. Aísla, separa y reúne como con una coreografía perfectamente ensayada. Es obligado reseñar que el reparto es perfecto. La selección de actores es uno de los mayores aciertos. Todos encajan como un guante con los caracteres diversos de los seis protagonistas. Es lo que siempre se ha llamado, una obra coral: nadie tiene un papel superior en extensión o importancia. Siendo estupendas todas y cada una de las interpretaciones, quiero destacar a Carmen Ruiz con un trabajo deslumbrante, sobre todo en las primeras escenas, cuando parece un mueble más de la consulta. Pero consigue atraer sobre sí todas las miradas y, poco a poco, se va apoderando de la escena.
Ya el nombre de Veronese suele ser un atractivo para muchos espectadores españoles. Pero ‘Bajo terapia’ es, sobre todo, un espectáculo brillante, con un ritmo creciente que no termina como con fuegos artificiales, sino abriendo una sima bajo los pies del público.