La finca de la Dehesa de Sotomayor, donde se ubica la Casa de la Monta, "es un reducto por su alto valor ecológico dentro del ámbito del valle del Tajo y, en aspectos de biodiversidad botánica, una zona de gran relevancia a nivel europeo", han apuntado las asociaciones ecologistas en una nota de prensa. En ella, se encuentran endemismos vegetales como el pítano (Vella pseudocytisus), un arbusto cuya área de distribución mundial se limita a esta finca y a otra población en Granada. La Dehesa de Sotomayor se encuentra en una zona de protección para las aves (ZEPA) y en el lugar de interés comunitario "Vegas y Páramos del Sureste". Además está citada la presencia de aves protegidas como halcón peregrino, búho real, aguiluchos pálido y cenizo o la avutarda.
En sus alegaciones, las asociaciones ecologistas han señalado que el proyecto es incompatible con los usos del suelo establecidos en el Plan General de Ordenación Urbana de Aranjuez y que los niveles de ruido previstos sobrepasan los permitidos legalmente. Además, los suelos de la vega del Tajo están clasificados como tierras con la más alta capacidad agrológica de la Comunidad de Madrid y han propuesto que se destinen a la actividad agraria. "En este sentido, esta finca sería mucho más rentable social y económicamente si esos suelos se utilizarán para proyectos basados en la puesta en práctica de proyectos ligados a la producción y formación agroecológicas", han señalado.
También han apuntado que el proyecto está promovido por la Comunidad de Madrid y el grupo empresarial Ocio Sotomayor, que se compromete a invertir más de 15 millones de euros en el proyecto, en el que se incluye la rehabilitación del edificio histórico de la Casa de la Monta y a un pago anual de 30.000 euros a la Comunidad por la gestión de las más de 500 hectáreas del total de la finca Dehesa de Sotomayor.
Los colectivos ARBA, Asociación Ecologista del Jarama El Soto, Ecologistas en Acción, GRAMA y Jarama Vivo han solicitado a la Dirección General de Evaluación Ambiental "la retirada del proyecto por el alto coste ambiental y social así como por su dudosa rentabilidad económica".