Ya es otoño y seguimos con la polémica abierta de siempre. Una larga temporada divagando, dando cuartos al pregonero y estamos donde debimos estar al principio: en la necesidad de flexibilidad, algo que cuesta mucho entender en nuestra singularidad española.
Opino, creo, como la mayoría, que Ana Mato no es la titular ideal de Sanidad ni forma parte de mi elenco de políticas favoritas, como tampoco lo fue Salgado. Pues bien, Ana Mato, considera que "constituiría una perfecta insensatez y una irresponsabilidad" que el Gobierno rechazara proyectos generadores de empleo como el de Eurovegas "sin ni siquiera mirarlos". El Gobierno dice haber estado "buscando fórmulas" para "hacer compatible la protección de la salud y la creación de puestos de trabajo". Lo de siempre: evitando tomar decisiones impopulares o criticables; aunque ¿qué no lo es en esta España?
A esa voz ministerial se han añadido otras, como la del presidente comunitario, la alcaldesa, las organizaciones y agrupaciones locales que saben que pocas opciones pintan crecimiento y oportunidades de empleo tan claras como esta, y no solo para la zona de Alcorcón. Y luego están los que obvian a los demás y claman al cielo por la posibilidad de cambiar una ley, que por otra parte Gobierno y los mismos de siempre, antes obviaron a la parte contraria, a los que arruinaron con la puesta en marcha y modificaciones en la vigencia de la misma ley.
El respeto a los demás es esencial. Hay mucho espacio para vivir en libertad según las costumbres de cada uno sin tener que imponer nuestro criterio, sea el que sea, al resto de los demás. Sería muy positivo que los voceros profesionales supieran que esa libertad les permite NO IR donde no quieran ir; que de la misma manera que hay restaurantes vegetarianos, locales a oscuras o de temáticas diferentes, puede haber locales para fumadores donde se prohíba la entrada a menores y libertad para el que quiera ir y libertad para el trabajador que quiera o no trabajar en locales con humo.
Permitir sitios donde se tome alcohol, no es diferente a permitir sitios donde se fume, dado que el alcohol y el tabaco son legales, se venden abiertamente, tributan sus impuestos y son de libre consumo para mayores de edad.
No me gusta esta doble moral vigente. Vendo, recaudo, pero lo prohíbo o critico. Si es legal como hoy es, el Gobierno debe modificar la ley Salgado y acotar sitios para los fumadores. Esa ley está inacabada y debe ser retocada. Y si no es legal, que prohíban su venta en España. Se acabaría esta cuestión definitivamente. Los que pregonan que nos tienen que proteger la salud desde un ministerio, se equivocan. Le pedimos mucho paternalismo al Ejecutivo que no le corresponde y perdemos demasiado terreno en lo individual. Le cedemos la responsabilidad individual en demasiadas cuestiones y es por esa razón que muchos han perdido el norte, junto al sentido común.
Nuestra salud nos la cuidamos nosotros, cada uno como adultos bien informados que somos y que conocemos los riesgos que corremos. Si ahora el discurso es ése, que primero la protección de nuestra salud antes que el empleo, impuesto por decreto ley, habrá que ir borrando del mapa laboral por imposición sanitaria a mineros, químicos, manipuladores de fibra de vidrio, reporteros de guerra, fabricantes de pintura, bomberos, policía, artificieros, buceadores, patólogos expertos en bacteriología y un larguísimo etcétera.
Ridículo, ¿verdad? ¡Pues la salud es lo primero!