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La variabilidad del clima se está agudizando en España
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La variabilidad del clima se está agudizando en España (Foto: Chema Barroso)

Predicciones con cabañuelas y avionetas 'antilluvia', los nuevos bulos meteorológicos

Por Alejandra Suárez
domingo 13 de noviembre de 2022, 05:00h

Levantar una piedra, comprobar cómo sopla el viento, observar el cielo, la tierra o el movimiento de los gusanos. Con estas simples acciones, hay quienes aseguran ser capaces de hacer predicciones climatológicas a varios meses vista. Para ello se basan en un método ancestral, no científico, como el de las cabañuelas. Sus resultados son, en su mayoría, alarmantes, a la vez que muy alejados de la realidad. Y quienes los dan a conocer son artífices de unos bulos que se nutren del protagonismo cada vez mayor que tienen los efectos del cambio climático en los medios de comunicación y en las preocupaciones sociales. Pero el de las cabañuelas no es el único “cuento” meteorológico: son muchos y muy diversos. A este se unen los chemtrails y las avionetas que “secan” los campos.

En un mundo dominado por la cultura de la inmediatez, las redes sociales se han convertido en el principal altavoz de las famosas fake news, y ningún sector ha logrado escapar de su impacto, ni siquiera el de la meteorología. Esto se debe, en parte, a los “intereses políticos, económicos y comerciales” que se esconden tras ciertos avances científicos sobre el clima, cuyo objetivo es “desmitificar” el cambio climático antropogénico -causado por los seres humanos-. “Los negacionistas y los que crean bulos siempre argumentan que el clima cambia y, efectivamente, pero el factor antropogénico está induciendo un cambio rápido, anormal y potencialmente dañino en algunas zonas de la tierra”, explica el meteorólogo colaborador de Meteored, Francisco Martín.

Estas teorías nacen con el fin de sembrar el miedo entre la población, lo que se ve favorecido por el “morbo” que provocan, por ejemplo, las cabañuelas. “Las noticias que fluyen son las del miedo, que aprovechan que al ser humano siempre le atrae lo misterioso y lo malo para crear los bulos”, lamenta Martín. Además, esto genera problemas y confrontaciones, no solo entre quienes le dan su confianza, sino también entre los divulgadores y científicos, a los que se acusa, en ocasiones, de partidismo o de defender determinados intereses.

Un sistema “anticientífico, folclórico y sin validez”

La borrasca 'Filomena' cubrió la Comunidad de Madrid con un manto de nieve a principios de enero de 2021. Foto: Comunidad de Madrid

Hace algo más de un año, un joven aficionado a la meteorología se atribuyó el haber “predicho” la borrasca 'Filomena', que dejó sepultadas por la nieve a regiones como Madrid, apoyándose en el método de las cabañuelas. “También ha hecho previsiones de otras nevadas y lluvias que no se han dado, pero es un anzuelo mediático y llama mucho la atención”, critica Martín.

El sistema de las cabañuelas consiste en analizar el comportamiento de los primeros días de agosto y atribuir a cada día el mes del año siguiente. Por ello, se realizan previsiones -en ocasiones, de seis meses, o incluso un año- de cómo será el tiempo en términos generales. “Que digan que el invierno va a ser frío o que en verano va a hacer calor, no tiene valor añadido porque, climatológicamente, es así”, explica el meteorólogo.

Los agricultores y ganaderos utilizaban las cabañuelas para predecir el tiempo

Hace siglos, no existían los métodos predictivos basados en la ciencia. La meteorología dio sus primeros pasos a principios del siglo pasado, cuando se empezó a desarrollar una metodología científica, unas leyes y ecuaciones matemáticas por las cuales se rige la atmósfera -como cualquier fluido-, que se pueden resolver y evolucionan en el tiempo. Las cabañuelas se asientan “justamente en lo contrario”, según Martín: en observaciones puntuales que “podrían valer” a un día o dos de lo que va a ocurrir en la zona. Pero esta era la única técnica que había para que los agricultores y ganaderos pudieran saber con tiempo suficiente cómo iba a ser el tiempo en los próximos meses. “Estos veían que aparecían nubes por el suroeste y preveían que al día siguiente podía llover”, relata.

Pese a que este método varía en función del territorio español en el que se practique, siempre hay algo en común: “Es anticientífico, folclórico, con errores y sin validez alguna”, asegura el colaborador de Meteored. Y es que, tal y como ya demostró el meteorólogo Edward N. Lorenz a principios de 1960, la naturaleza caótica de la atmósfera impide que se pueda predecir su comportamiento a largo plazo. Por el contrario, sí se pueden determinar “tendencias” de lo que quizá ocurrirá en los meses siguientes, a partir de probabilidades y de la ciencia.

Por tanto, no es posible predecir a largo plazo borrascas similares a 'Filomena' o situaciones meteorológicas de gran impacto, ni con modelos climatológicos, ni con otros populares. Lo que sí se prevén son fenómenos de alto impacto que se pueden remediar si se trabaja desde el punto de vista científico. “La previsión científica salva vidas, todo lo que sea acientífico, no”, reivindica Martín, al tiempo que recuerda cómo hace unos 40 años, cuando un ciclón llegaba a Bangladesh, morían 200.000 personas, mientras que el último “se ha llevado a una decena de personas”.

Las avionetas que “secan” los campos y los chemtrails

Cuando está nublado y a punto de llover, aparecen avionetas y se empiezan a despejar los cielos: es un “complot” para impedir que llueva. Es este el bulo que creen un buen número de personas del mundo agrario, sobre todo del suroeste peninsular, aunque ya se ha extendido a otros puntos de España y lugares del mundo. Pero no tienen en cuenta que los frentes atlánticos que se acercan a esas zonas ya están exprimidos tras atravesar la península. “El ser humano no puede modificar el tiempo ni para que llueva, ni para que no, solo puede alterarlo levemente”, garantiza el meteorólogo.

La siembra de nubes permite cambiar los mecanismos de lluvias

Si esto fuese posible, desde Meteored relatan que habría avionetas que aparecerían en situaciones favorables para que lloviera en su zona con quemadores de yoduro de plata que esparcirían sal en el interior de las nubes. La siembra de nubes para cambiar los mecanismos de lluvias es un método conocido, que desde hace 80 años se lleva a cabo en varios lugares del mundo. Pero subrayan que es un “error” creer que, actuando de esta forma, se pueden controlar las precipitaciones. En la actualidad, se está “lejos” de alcanzar este logro. China dice haberlo conseguido y, pese a ello, este año padece la mayor sequía documentada.

A esta fábula climatológica se han de añadir los chemtrails o estelas químicas, un asunto que se ha globalizado. Hay quienes piensan que las estelas de condensación que dejan los aviones en el cielo son fumigaciones de productos químicos nocivos para la salud de las personas.

Sin embargo, la realidad es que la respuesta a estas estelas, que son nubes artificiales, se encuentra en el cambio de estado del vapor de agua que pasa a transformarse en cristalinos de hielo. Las condiciones de humedad y temperatura al nivel del vuelo de los aviones hacen que estas estelas desaparezcan con mayor rapidez o se mantengan en el cielo ensanchandose con el paso del tiempo. Pero este es un proceso natural: las estelas están formadas por vapor de agua. Hay tanto vapor de agua en la atmósfera en cierto momento, que basta una perturbación generada por una sustancia higroscópica, para que se formen las nubes. “Hay mentes calenturientas que piensan que el avión está regando la atmósfera con material tóxico, químico, para alterar el clima, y no es así”, afirma Martín.

El otoño seguirá siendo variable y el invierno más cálido

Imagen otoñal de un parque de Madrid (Foto: Chema Barroso)

El tiempo en España se caracteriza por la variabilidad, puesto que el país se sitúa en una zona geográfica “muy particular”. Pese a que el concepto de ‘normal’ y ‘anormal’ es relativo, esas variabilidades se están agudizando por el efecto del cambio climático. “El calor que se ha sufrido estos días se debe a que la circulación general atmosférica se ha quedado anclada y estamos viviendo en la parte cálida de un anticiclón”, apunta Martín.

Es por ello por lo que el resto del otoño seguirá siendo tan variable como hasta ahora. Como señala este meteorólogo, frente a los artífices de los bulos, el arte de la predicción científica avanza que los próximos meses y el invierno serán “más cálidos de lo normal en un 70 por ciento, normal en un 20 por ciento y así sucesivamente”. Pero esto no quita que, algunos días, se produzca una entrada de aire frío. “La ciencia dice que estas entradas serán cada vez menos frecuentes pero que, cuando las haya, serán muy intensas”, avanza.

Introducir porcentajes de tendencias de predicción es lo que permite hacer en la actualidad la previsión a un mes, dos o tres vista. Pero es “imposible” -y esto quieren dejarlo claro los expertos- confirmar que la Navidad estará pasada por agua, o si 'Filomena' volverá a marcar la vida de los madrileños.

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