El teatro de La Zarzuela repone la obra más conocida del compositor Manuel Penella: ‘El gato montés’. Esta producción se estrenó en el mismo escenario el año 2012.
Este título de la lírica española del siglo XX nos permite constatar cómo en el repertorio nacional también disponemos de óperas de gran calidad. Resulta incomprensible que esta partitura no figure en el repertorio de los grandes teatros y que apenas se haya representado desde su estreno.
‘El gato montés’ se estrenó en Valencia (ciudad natal del compositor) el año 1917 y en junio del mismo año en el Gran Teatro de Madrid, que estaba en Marqués de la Ensenada y ardió la noche del 30 de enero de 1920. La Zarzuela lo repone celebrando el centenario de su estreno.
El argumento es un drama rural tremendo localizado en Andalucía. El torero ‘Macareno’ y el bandolero Juanillo, el ‘gato montés’, se disputan el amor de la gitana Soleá. Una rivalidad llevada al extremo con trágicas consecuencias para los tres protagonistas.
Siempre he tenido la impresión de que existe un desprecio, o un complejo de inferioridad, hacia la ópera española. Su producción ha sido escasa pero su difusión, casi nula a lo largo de los dos últimos siglos.
Ya en 1855 en el teatro de la Cruz compartieron escenario la compañía de comedias y otra denominada de Ópera Española, encabezada por Teresa Istúriz, Camilo Barbato y Eloísa Barretón. Los hermanos Julián y Florencio Romea estaban al frente de la de verso. La lírica salió perdiendo. En el teatro Apolo, durante la temporada de 1881, con Ruperto Chapí al frente de una compañía lírica se quiso montar y estrenar las producciones de ópera española. Debutaron el 5 de noviembre con un programa plagado de partituras españolas: la ópera Tierra, de Campo Arana y Llanos y La serenata, de Chapí, en estreno absoluto. Después de dos estrenos más de producciones nacionales de un acto, recogieron los instrumentos y se fueron con la música española a otra parte. No aguantaron ni quince días.
El estreno de 'La Dolores’, de Tomás Bretón, en 1895, dio otro motivo de esperanza a los compositores. Un año más tarde, el teatro Moderno (antes Alhambra) de la calle Libertad acogió a una compañía de zarzuela y ópera española dirigida por Pablo López. Entre los estrenos líricos de producción nacional estuvo la ópera Aurora de Adrián Espí, que ya se había visto en Barcelona un año antes. Tampoco tuvo mucho desarrollo a pesar de que ese teatrito suplía en numerosas ocasiones las carencias del Real.
El título más representado sigue siendo Marina, la zarzuela que Arrieta convirtió en ópera el año 1871. Si llegamos casi al final del siglo XX y principio del XXI encontramos el estreno en el Real de ‘Divinas palabras’, de García Abril; el ‘Don Quijote’ de Halffter y Amorós o varias composiciones de Tomás Marco y Encinar.
José Carlos Plaza dirige el montaje que ahora se ve en La Zarzuela, con las coreografías de Cristina Hoyos. Plaza ha realizado un espectáculo tenebrista, en la estética de Gutiérrez Solana y con la escenografía de un paisaje desolado, que podría recordarnos a Cristino de Vera. Plaza y Hoyos han querido huir de todos los tópicos asociados a lo andaluz y han logrado un espectáculo estremecedor con momentos de gran brillantez. Merece la pena reseñar el enlace entre los actos segundo y tercero, con una corrida de toros de fondo, que un alarde de talento teatral.
‘El gato montés’ tiene una partitura muy exigente con la orquesta, los coros y los solistas. Todos los integrantes de esta producción muestran una gran calidad. Ramón Tebar dirige la orquesta y el maestro Fauró los coros. Los tres protagonistas tienen doble reparto. Soleá corre a cargo de Nicola Beller Carbone y Carmen Solís. El torero Rafael está encarnado por Andeka Gorrotxategui y Alejandro Roy. El gato montés serán Juan Jesús Rodríguez y César San Martín. Además, se incluyen tres valores infalibles de este teatro: Milagros Martín, Itxaro Mentxaca y Miguel Sola.
‘El gato montés’ estará en cartel hasta el 2 de diciembre.