Un chico de revista ha devuelto las plumas y las lentejuelas a La Latina y se anuncia como la resurrección del género. Sobre un texto de Juan Andrés Araque, se intercalan números musicales, como mandan los cánones revisteriles. Los nostálgicos, seguramente, echarán una lágrima cuando oigan nuevamente en ese teatro el Gracias por venir.
Las revistas musicales del siglo XX con Las Leandras (1931) a la cabeza- ya tenían una historia, un hilo argumental en el que intercalar los temas musicales, siempre originales.
En Un chico de revista vemos a una vedete en su madurez llamada Yolanda del Val. Estamos en los años sesenta y ella es una estrella del teatro. Pretende reverdecer sus éxitos estrenando un nuevo espectáculo en Madrid. Cree que todavía es esplendorosa. Paralelamente llega a Madrid desde el Sacromonte un joven gitano que quiere triunfar también en la capital como artista flamenco. Aunque su sueño secreto es ser boy de revista. Así que se presenta a las audiciones de Yolanda del Val y entra en la compañía. No les decimos por qué, pero acaba siendo también una estrella de revista.
Con esta producción, que dirige Juan Luis Iborra, reaparece Rosa Valenty, seguramente la mejor opción sino la única- para dar vida a la crepuscular Yolanda del Val. Las grandes supervivientes del género, Esperanza Roy, Raquel Daina, Vicky Lusson, Tania Doris hace tiempo que renunciaron a volver a colocarse las plumas.
La Valenty, que empezó en el café teatro y deslumbró con la Venus Calipigia de La carroza de plomo candente, desnudo incluido a pesar de la censura, acabo de vedette y sorprendió muy gratamente en la primera edición de la antología Por la calle de Alcalá. Después ha seguido como actriz de comedia, pero se ha reencontrado con su mejor época con esta producción.
Su compañero es Cayetano Fernández, uno de los artistas de musical más interesantes de las últimas temporadas. Su trabajo en El cabaret de los hombres malditos fue deslumbrante. Como el de sus compañeros, todo hay que decirlo.
Además intervienen Ángel Pardo, Pepa Rus, Amelia Font, Edu Morlans, Andreu Castro y María Vidal. Hay un cuerpo de baile con diez componentes y una orquesta en vivo que encabeza César Belda.
Lo que no encontrarán los espectadores que vivieron las épocas de gloria del Alcázar, el Albéniz, el Fuencarral o el Calderón, será la pasarela. Rodeaba el foso orquestal y era obligada para el desfile de los artistas. Suponemos que será por motivos económicos. Recuperarla en la Latina hubiera supuesto perder cincuenta o sesenta butacas de patio. Y tal y como están los tiempos
Un chico de revista ha despertado curiosidad. Entre el público adulto por la nostalgia. Entre el joven por conocer un tipo de espectáculo del que habrán oído hablar en casa pero que no han tenido oportunidad de ver.