“En mi caso, he tenido la oportunidad de dar golpes a bordo de un barco, porque subes a cubierta y te encuentras con algún campo para practicar.
Aunque hay un tema escabroso porque las bolas que caían al mar son contaminantes y eso no está permitido. Antes se solucionaba con grandes simuladores donde podías patear como su estuvieras en cualquier campo de golf del mundo. O también poniendo grandes redes para evitar que las bolas fueran al agua.
Pero esto ahora ya se ha solucionado. Con unas bolas biodegradables que al caer al mar se deshacen en pocos minutos y dentro llevan comida para los habitantes autóctonos de los distintos mares. Por eso, en los cruceros, nuestro hoyo 19 tiene sabor gastronómico.
También hay cruceros temáticos de golf, que todavía son caros pero el que tenga recursos y no los haga es porque no quiere”
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