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Mercados municipales: no es el cemento, es el comercio

lunes 18 de julio de 2022, 12:30h

Madrid necesita una nueva estrategia para revitalizar sus mercados municipales, cubrir las demandas vecinales de abastecimiento y restaurar las actividades comerciales en sus barrios. La historia del desaparecido mercado de Orcasur nos lo recuerda.

Una debacle financiera asfixió al Mercado de Orcasur (Usera), que se vio abocado a cerrar en mayo de 2018 con una deuda que, según la Subdirección General de Recaudación de la Agencia Tributaria, superaba los 390.000 euros.

Las causas, según la Dirección de Comercio del Ayuntamiento, fueron “la escasísima demanda por parte de los vecinos y el nulo interés de nuevos comerciantes por ocupar el creciente número de puestos libres en el mercado”. El de Orcasur materializó todos los riesgos a los que la mayoría de los mercados municipales están expuestos. Una situación para la que -valga decirlo- no hay a la fecha un plan de contingencia.

Recientemente, el asunto volvió a los titulares porque el Ayuntamiento convirtió el antiguo mercado en un centro logístico para la Policía, a pesar de la resistencia vecinal, y prometió levantar un nuevo edificio para devolver el mercado a este distrito del sur, algo para lo que están evaluando las posibles parcelas.

Vamos, que la noticia se lee bien. Sin embargo, el problema es que los mercados municipales son mucho más que eso. Son espacios de cohesión social y dinamización económica de los barrios, donde se teje el tejido barrial, y no parece haber una estrategia por parte de la Dirección de Comercio para impulsar todo aquello que no sea un ladrillo sobre otro. ¿Dónde están los análisis de consumo de ese distrito? ¿Qué criterios técnicos respaldan -desde la perspectiva económica- que ese mercado encaje en el tejido del pequeño comercio? Y más concretamente: ¿Cuál es la estrategia para evitar que lo del 2018 no ocurra nuevamente, ni en Usera ni en otro distrito?

Después de varios meses hablando con asociaciones de comerciantes y vecinales de Madrid, hemos concluido que tienen muy claro que lo que quieren y necesitan en su barrio es un plan municipal que combine inversiones públicas y privadas, que haga que el tejido comercial que ya existe no muera.

Necesitan mucho más que edificios -entre otras porque ya en la administración anterior se sabía que un 90% de los mercados han sido remodelados o modernizados (61% de forma integral)-, y a pesar de ello la ralentización del comercio ha continuado en la mayoría. Saben que los grandes desafíos son el relevo generacional, el impulso a la iniciativa emprendedora en el pequeño comercio, la transformación del modelo de gestión municipal y, en resumen, el planteamiento de un nuevo concepto de mercados municipales que comprenda los cambios a los que estamos sometidos.

Sin embargo, el Ayuntamiento de Madrid no parece tener claro cómo va a fomentar los comercios que se deben abrir para garantizar el abastecimiento de los barrios, ni cuándo y en dónde deben aplicar los criterios de aglomeración y complementariedad, ni por qué un mercado municipal debe ir en una u otra parcela, más allá de los criterios urbanísticos.

En la gestión pública existe una diferencia sutil pero importante entre darle continuidad a lo que funciona o instalarse en el continuismo. Un caso paradigmático de esto es la gestión que realiza el Ayuntamiento en materia de mercados municipales.

El Gobierno anterior presentó en su momento un plan de mercados para el periodo de 2017 a 2021, que buscaba convertir a los mercados en referentes de excelencia en comercio alimentario, de cohesión social y de dinamización económica de los barrios. Sin embargo, como es lógico, no se avizoraba el tremendo impacto de una pandemia y los efectos económicos y sociales de una guerra han sido devastadores para el pequeño comercio.

Si por aquella época ya era evidente la necesidad de revitalizar y reimaginar los mercados municipales, los acontecimientos de los últimos años han profundizado esa urgencia, y, por tanto, la necesidad de contar con una estrategia para revitalizar los mercados, cubrir las demandas vecinales de abastecimiento y restaurar las actividades comerciales en los barrios madrileños. Aun así, la Dirección de Comercio no ha actualizado dicha estrategia que -repito- estaba prevista hasta 2021. Solo apuesta por subvenciones que no resuelven los problemas de fondo, ni responden las preguntas que importan.

Hoy, debido al desinterés y la inacción de la Dirección de Comercio, casos como el de Orcasur pueden volver a presentarse. Basta con ir al Mercado de San Cristóbal, en Chamartín, para verificar lo cerca que hemos estado de perderle, o basta con escuchar el reclamo de los vecinos de Begoña, en Fuencarral, a quienes la salida del único supermercado de la zona les deja sin alternativas de consumo.

Por esa falta de visión y de estrategia, por ese continuismo sin sentido, hoy nuestros mercados permanecen en una decadencia silenciosa. Que está bien remodelar y construir, que viene bien contar con subvenciones, pero nada de eso sirve si no existe una estrategia actualizada, realista e innovadora para devolverle a Madrid lo que ha perdido en materia de comercio.

Maysoun Douas

Concejala de Más Madrid en el Ayuntamiento de Madrid

Maysoun Douas

Concejala de Más Madrid en el Ayuntamiento de Madrid

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