Comprar un televisor es una de las decisiones tecnológicas de mayor cuidado que se deben realizar, no sólo porque son productos de un alto valor económico, sino porque la tecnología asociada a estos aparatos ha cambiado drásticamente en los últimos años, mejorando las propuestas y creando soluciones que antes eran impensables.
Por eso, antes de elegir un modelo para comprar, se deben comparar televisores. Para hacerlo, se pueden utilizar los recursos de una web especializada en ello, con comparativas, reseñas de las mejores marcas y modelos, revisión de tecnologías y demás, ya que por norma general siempre será conveniente que cada usuario sepa reconocer aquellos aspectos que pueden resultar determinantes al momento de llevar un nuevo televisor a casa. De esta manera sabrá que cada euro invertido habrá tenido un fundamento detrás.
Comparar televisores en base a las características importantes
Hay muchas pequeñas prestaciones y tecnologías que permiten el funcionamiento correcto de un televisor, sin embargo, la mayoría de esos aspectos serán imperceptibles para el usuario común, y los precios pueden variar demasiado entre unas y otras tecnologías, por lo que no deben ser consideradas en un primer momento.
Entre tanto, sí hay grandes características, especificaciones notorias que con su elección, permitirán que un usuario se sienta satisfecho con el televisor que haya llevado a casa. Esas son las que se deben comparar y bajo las cuales se debe tomar una decisión de compra final.
Tamaño del televisor
Ante la pregunta de cuántas pulgadas son necesarias o cuántas son recomendables, la respuesta sería cuanto más grande mejor. Y es que la competitividad de las marcas y el desembarco de nuevas tecnologías ha permitido que cada vez existan televisores de mayor cantidad de pulgadas, de diagonales gigantescas, a precios sencillamente increíbles.
Por esa razón, siempre y cuando la visión no se vea afectada, y tampoco se vea afectada su instalación dentro de la estancia o el salón principal, comprar el televisor más grande posible siempre será la decisión más correcta. Eso sí, siempre que el presupuesto se amolde a ello.
Resolución
Pero más importante que el tamaño es la resolución, porque de nada servirá un televisor de grandes dimensiones y con una resolución decente, ya que eso generará imágenes de baja cantidad de píxeles o, lo que es igual, una experiencia de uso muy deficiente.
De nuevo se debe hablar de competitividad. El avance tecnológico en el mercado de los televisores es tal que actualmente no compensa adquirir algo que esté por debajo de la resolución HD, e incluso, no se debería comprar un televisor que no sea, al menos, Full HD.
Comprar televisores de resoluciones muy altas -4K o superiores- permitirá tener un televisor con mucha vida útil por delante. De nada valdrá ahorrarse algunos euros pero tener que comprar un nuevo televisor al cabo de 2 años, porque la tecnología haya quedado obsoleta.
Marcas
Hay marcas que son sinónimo indiscutible de televisores de alta calidad. Philips, Samsung, LG, Panasonic, y marcas emergentes como Xiaomi, pueden estar dentro del radar de búsqueda.
Lo ideal es escoger marcas de las que:
- Se tenga un conocimiento claro sobre cómo funcionan sus tecnologías, sistemas operativos y funciones patentadas, para aprovechar al máximo la experiencia.
- Se conozcan sus garantías, su acceso a soporte técnico y resto de recursos de ayuda al consumidor.
- Se encuentren suficientes ofertas atractivas.
Precios
La combinación de marcas, resoluciones y tamaños de pantalla arrojará resultados indudables sobre el precio final del producto. Justo en ese momento es donde entran en juego el resto de pequeñas prestaciones que inclinarán la balanza hacia un costado u otro, hacia un modelo determinado u otro.
¿Cómo escoger? Desde la base de especificaciones propuestas será más difícil equivocarse, y siempre se debe respetar el presupuesto para luego no lamentarse. No obstante, como recomendación final, podría decirse que debe comprarse un televisor con vistas hacia el futuro, un televisor que pueda utilizarse tanto hoy como dentro de 5 años al menos, lo que permitirá su amortización completa y la tranquilidad de no tener que volver a gastar dinero en el corto plazo.