En el cuarto año de la crisis económica, la organización católica Cáritas se ha hecho más indispensable que nunca en la asistencia a las familias víctimas de la recesión, pero también en la ayuda a personas drogodependientes, sin techo y en riesgo de exclusión social. Cáritas Madrid atiende en estos momentos a prácticamente el doble de personas que a comienzos de siglo. Por ello, el jurado de los X Premios Madrid, organizados por ‘Madridiario’, ha decidido premiar su labor con el galardón correspondiente a la Iniciativa Social del año.
Cáritas Madrid ha cumplido 68 años de actividad en la comunidad autónoma. En todo este tiempo, el brazo solidario de la Iglesia Católica ha desarrollado una extensa red de acogida, complementaria de la asistencia pública, y ha conseguido avanzar varios pasos por delante de la Administración, auxiliando a los sectores más vulnerables de la sociedad y marcando al Estado el camino a seguir en la atención a los débiles.
Cáritas nació en los años de la posguerra a raíz de que varios miembros de Acción Católica se movilizaran en busca de la aplicación práctica del precepto cristiano de la caridad. La adaptación a los cambios en las necesidades de la gente, una constante a lo largo de su historia, ha sido la clave de su éxito. En sus primeros años de vida, el hambre y las enfermedades fueron las mayores preocupaciones para la organización. Por ello, Cáritas puso en marcha los roperos, la Operación Kilo y los dispensarios, de los que llegó a haber más de 40 en los barrios de Madrid cuando aún no existía un sistema nacional de salud.
Años más tarde se produjo el éxodo rural a las ciudades y Cáritas se volcó en el reparto de la ayuda americana. Fueron incorporándose voluntarios con conocimientos técnicos y, gracias a ello, surgieron los visitadores de enfermos, las colonias infantiles, las escuelas de formación —una en Colmenar Viejo y otra en Valdemoro—, las residencias de ancianos y los famosos informes Foessa que se convirtieron en estudios de referencia sobre la pobreza en España.
Ya en los ochenta, con una estructura bien desarrollada desde las parroquias, Cáritas Madrid centró sus esfuerzos, en su afán por adaptarse a los tiempos, en dos de los grandes problemas de entonces: el desempleo y la droga. Nació así la Campaña de Lucha contra el Paro y la ayuda a drogodependientes en los barrios periféricos de Madrid.
En 1997, Cáritas española celebró su 50º aniversario organizando un Congreso Nacional en el que las delegaciones de toda España debatieron los desafíos de la pobreza en el futuro. Los retos eran prácticamente los mismos que en la actualidad: empleo, vivienda y necesidades básicas.
Ahora Cáritas Madrid, testigo directo de la actual crisis, se ha visto afectada por el notable incremento de personas que solicitan su ayuda. La organización ha modificado, de nuevo, su trabajo y ha vuelto a realizar labores asistenciales ante los nuevos rostros de la pobreza.
“Vamos siempre con la lengua fuera persiguiendo la realidad social”, explican los responsables de Cáritas Madrid. La organización, en su Memoria 2011, señala que se han producido cambios importantes en el perfil sociológico de los solicitantes. Sube el número de hombres, de familias monoparentales y de pobres vergonzantes. En cambio, desciende el número de usuarios de origen inmigrante.
“¿Cuál es nuestra postura frente a la situación actual?”, se pregunta Javier Hernando, coordinador de Cáritas Madrid. “¿Cantar sevillanas?, pues no. Echar más leña al fuego, tampoco. Todos debemos hacernos la pregunta: Y yo, ¿qué puedo hacer?”, explica el responsable de la diócesis madrileña.
La campaña 2011-2012, con el lema ‘Vive sencillamente para que otros sencillamente puedan vivir’, ha conseguido atender al doble de personas que, sobre todo, solicitaban comida, vivienda y ayudas económicas. Ello ha sido posible gracias a la incorporación de casi mil voluntarios más y a la aportación económica, por parte del arzobispado, de tres millones de euros extra en sendos Fondos Diocesanos de Emergencia.
“Debemos permanecer próximos al ser humano que está herido y compartir su sufrimiento”, confiesa Hernando. Habla de personas heridas porque, para el responsable de la delegación madrileña, quienes solicitan ayuda a Cáritas son como “pájaros con el ala rota, tumbados en el suelo e incapaces de remontar el vuelo por ellos mismos”. Por tanto, desde su punto de vista, la labor de Cáritas es hacer que las personas vuelvan a volar.
Hernando, además, se muestra crítico con la salida de la crisis. “Tenemos que apretarnos el cinturón de forma progresiva, no estrangular la cintura del más pobre”, explica. “A lo mejor, algunos tienen que apretarse tres agujeros el cinturón mientras que otros necesitan que les hagan más agujeros, o incluso un cinturón nuevo”. Por la experiencia vivida en los últimos meses, ve el futuro inmediato “muy complejo”. Por todo ello, Hernando lanza una llamada al compromiso y pide a los responsables políticos que “el ser humano sea el centro de las decisiones” que se tomen en el futuro.
Por su parte, la Asamblea de Madrid ya cuenta con Cáritas Madrid como entidad asesora. De hecho, a principios de junio de 2012, solicitó la comparecencia de responsables de la organización para que explicaran ante la Comisión de Asuntos Sociales la situación de pobreza y exclusión social por la que atraviesa un alto porcentaje de madrileños. “Busquemos soluciones que unan, con pedagogía; es importante que la percepción social de la realidad de Cáritas y otras entidades sea tenida en cuenta”, concluye Hernando.