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Uniforme de ingeniero de minas confeccionado por Sastrería Serna
Uniforme de ingeniero de minas confeccionado por Sastrería Serna (Foto: Sastrería Serna)

Ingenieros, diplomáticos, abogados del Estado: otras profesiones con uniforme ceremonial

jueves 11 de noviembre de 2021, 12:38h

Casarse de uniforme no es una costumbre exclusiva de los miembros de las Fuerzas Armadas, Policía o Guardia Civil. Poca gente sabe que hay otros sectores de la sociedad que cuentan con un uniforme de gala o etiqueta cuyos profesionales lucen en momentos muy puntuales, por lo general relacionados con ceremonias señaladas. El cuerpo diplomático, por ejemplo, es uno de estos colectivos que tienen en esta prenda una de sus señas de identidad, y sus representantes están obligados a usarlo en actos de servicio, como la presentación de cartas credenciales ante el rey.

Uniforme de Ingeniero de Caminos, Canales y PuertosSin embargo, otros cuerpos profesionales pueden presumir de haber contado históricamente con un uniforme que aún conservan y algunos ‘desempolvan’ en ocasiones especiales. Es el caso de los ingenieros. “Efectivamente, los ingenieros industriales y las ingenieras industriales tenemos traje de gala”, confirman a Madridiario desde su colegio profesional. Lo refrendan en el de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, “aunque ya no se utiliza o, si se hace, es de manera muy excepcional en bodas”. Hasta el propio decano del Colegio de Ingenieros de Minas del Centro de España, Rafael Monsalve, coincide en que esta indumentaria "no se utiliza para nada. Hasta hace 35 o 40 años, algunos lo utilizaban para la boda y, posteriormente, lo reutilizaban como traje ordinario ya que era un traje azul marino, cruzado. Llevaba botones metálicos con el escudo, hombreras, fajín morado, gorra y guantes de cabritilla", nos detalla.

Queda claro que, hoy en día, el uniforme de los ingenieros se encuentra muy esporádicamente en eventos señalados o forma parte de colecciones en museos, pero durante siglos los ingenieros militares vestían un atuendo distintivo tanto en el día a día como en actos protocolarios. Desde el siglo XVIII hasta finales del siglo pasado se convirtió en práctica habitual en toda Europa vestir a los ingenieros civiles con distintivos característicos diferenciando cada rama.

Uniforme de ingeniero de minas confeccionado por Sastrería Serna

En el caso de España, el afán del Estado por uniformar a los empleados que trabajan para la Administración hace que a mediados del siglo XIX los ingenieros se sumen a esta corriente para ser identificados. Como apunta Manuel Silva Suárez, autor del libro Uniformes y emblemas de la Ingeniería civil española, el uniforme se trata principalmente de un signo de estatus social.

“Lo que es la Ingeniería contemporánea, especialidades de Minas, Caminos, Montes y Agrónomos, terminan siendo cuerpos de la Administración del Estado y tienen derecho a lucir uniforme, que significa a qué cuerpo pertenecen y cual es su graduación. Y a principios del siglo XX esta costumbre se extiende a la Ingeniería Industrial que no pertenecía a la Administración del Estado”, subraya Silva. “A medida que van apareciendo otras ingenierías, como Telecomunicaciones, Aeronáutica o Naval, que deriva de la ingeniería militar, también se les va dotando de uniforme. Porque lo que se trata es de tener unas normas de representación social y administrativa de los ingenieros”.

Indumentaria en desuso, pero no derogada

Alfonso XIII con el uniforme de gala de ingenieros unificado en 1918Con el tiempo esta indumentaria ha caído en desuso, aunque no ha desaparecido. “Ninguno de esos uniformes está derogado, otra cosa es que su uso haya decaído a partir de los años 90”, apunta Manuel Silva. “Yo recuerdo que en mi generación o la inmediatamente posterior era bastante frecuente que los ingenieros se casaran vestidos de ingeniero. Hoy en día esa costumbre está más atenuada, tiene relación con el porcentaje de gente que se casa”.

Sin embargo, la publicación de su libro despertó la curiosidad de algunos e incluso el gusanillo de pasar por el altar luciendo el uniforme del siglo XIX. “Sé de un padre y un hijo, ambos ingenieros de Minas, que al casarse el hijo decidieron vestir el uniforme de 1886, y se lo hicieron, pero eso es rarísimo. Si se casaron en esa época 500 ingenieros de minas, solo uno lo hizo con uniforme”, comenta.

Los ingenieros no son los únicos que pueden darse el sí con uniforme o lucirlo en cualquier evento social que requiera etiqueta. “Todos los que han sido Cuerpos de la Administración del Estado lo tienen, aunque lo hayan usado más o menos; quizá los ingenieros lo han usado más en términos relativos porque eran muchos y tenían una representatividad en obras públicas, en minería, industria, agronomía… Pero los abogados de Estado y el cuerpo de veterinarios del Estado también lo tienen”, añade Silva.

“El uniforme de abogado del Estado es muy parecido al de secretario de embajada", apunta Agustín García, dueño de la Sastrería Serna. “Aunque es desconocido, hay carreras como la de Económicas que tienen un uniforme muy parecido al de diplomático. El uniforme de Veterinaria es también muy característico, espectaculares los dos, pero solo los he visto en fotografías antiguas”, subraya el sastre quien remarca que no cualquiera podía vestir este atuendo, “solo tenían derecho a hacérselo los que trabajaban para el Estado. Ten en cuenta que algunos de estos uniformes parten de 1600 o 1700. O sea, que en aquella época lo de trabajar para el Estado era un plus”.

Evidentemente nadie o casi nadie cuenta en su ropero con uno de estos uniformes. Por lo general hay que encargarlo a un sastre especializado. En Sastrería Serna se han encontrado en más de una ocasión con el reto de reproducir uno de esos históricos atuendos para enlaces matrimoniales. La mayor dificultad que encuentran a la hora de realizar este trabajo está en “la inexistencia de documentación suficiente donde uno se pueda informar para realizarlo”. Uno de sus encargos más destacados fue un traje de gala de ingeniero de Minas. Llegaron a contactar con el Colegio oficial, donde conocían la existencia del uniforme de diario, pero no del de etiqueta.

Minas fue la primera que tuvo uniforme y por eso tiene tres modelos, dos los comparte con otras ingenierías: el de diario, que es un traje cruzado con bordado en las palas, seis botones y gorra de plato, y el de gala, que es un frac cruzado con solapa, tiene el emblema de la ingeniería bordado en el cuello y la graduación en los puños, y lleva bicornio con plumas lloronas. Además, por derecho histórico, también pueden utilizar el uniforme original, que era con solapa napoleónica y cuello Mao bordado”, detalla el dueño de la Sastrería Serna.

Trabajo de investigación para sastres

Para rizar el rizo, en Sastrería Serna intentan localizar los botones originales. “Para uno de los uniformes, visitamos una tienda de efectos militares de la calle Mayor donde puedes encontrar botones con más de un siglo de historia y originales”. Otras veces, recurren a Internet para localizar estas piezas de más de 80 años en manos de coleccionistas. “Cuando llega la fecha y no se han encontrado, se ponen de latón, como los que usa el Ejército ahora. Nada que ver con el original, que es macizo y a veces lleva el emblema insertado en el botón”.

El número de encargos de este tipo suele ser simbólico, más en un sector de consumo minoritario como es la sastrería artesanal. “El año que más trajes hacemos son unos 180, ha habido algún año que apretando mucho hemos llegado a 200. Son números muy bajos con respecto al sector textil. De estos números, uniformes son unos 20”. En esa cifra están incluidos también militares, diplomáticos, maestrantes y grandes noblezas.

La sastrería recibe numerosas llamadas para interesarse por la confección de uniformes, pero el precio disuade a muchos de los posibles clientes. Aunque preguntamos el precio medio de estas prendas, prefieren que no se publiquen estos datos. “Nosotros normalmente no decimos los precios por un motivo, porque la gente se queda con el precio y no con el trabajo”.

Uniforme de embajador confeccionado por Sastrería Serna

El costoso proceso de elaboración convierte los trajes en casi obras de arte de un valor incalculable. Agustín García menciona el uniforme de embajador como el que más dificultad entraña. “Ahora mismo hemos entregado uno que hemos estado haciendo durante año y medio, y de ese tiempo ocho meses son de bordados”, relata. “Es un frac que lleva la levita completamente bordada, excepto el pecho. La verdad es que es muy bonito”. Y nos da una pista: “El 60 por ciento del coste de un uniforme de diplomático es el coste de los bordados”. Por eso entiende que no todos los profesionales del cuerpo diplomático tengan en su armario su traje de gala, sino solo los que estén destinados en países con monarquías. “Por ejemplo, si a un secretario de embajada lo mandan a Qatar, allí no lo va a utilizar, pero si está en Vaticano o Reino Unido, sí”.

En esto como en todo, y mucho más dado el coste del uniforme, hay quienes optan por adquirirlo de segunda mano e incluso prestar el suyo a otros interesados. No hay más que curiosear en portales de compra-venta en Internet para encontrar más de un uniforme con una sola puesta, la del día de la boda.

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