El 20 de mayo de 1942 abría sus puertas uno de los locales nocturnos de Madrid por el que más personalidades pasaron y donde se organizaron grandes fiestas: el Pasapoga.
La noche madrileña es uno de los aspectos de la ciudad que engancha a locales y visitantes. Una de las salas de fiesta más famosa de la capital es la mítica Pasapoga, que tal día como hoy en 1942 abría sus puertas en los bajos del Cine Avenida, en el número 37 de la Gran Vía.
Su curioso nombre viene dado por sus propietarios: Patuel, Sánchez, Porres y García. Al principio, este espacio estaba destinado a ser una sala de billar (la más grande de Madrid), pero estos cuatro socios lo convirtieron en uno de los locales de referencia para la fiesta madrileña.
Su decoración se basaba en ornamentadas columnas, techos altos, grandes espejos, pinturas murales, mármol de colores, cortinas y oro que cubría los artesonados; una sala barroca por la que pasaron grandes personalidades como Frank Sinatra, Jorge Negrete, Ava Gardner, Sara Montiel o Antonio Machín.
A las 22:30 fue cuando el local abrió sus puertas, en una ostentosa inauguración que exigía rigurosa etiqueta. Sus cuatro pistas de baile no tardaron en llenarse de personas que no querían perderse el acontecimiento.
La entrada costaba entre 15 y 18 pesetas, un precio desorbitado solo apto para familias de bien, teniendo en cuenta la época que estaba atravesando el país, donde la posguerra dejó hambre y pobreza. Es por ello que, a modo de burla, se comenzó a denominar a la sala ‘Pasa y Paga’.
Con la proliferación de nuevas salas, la decadencia llegó al Pasapoga, y hoy en día apenas queda recuerdo. Tan solo una placa donde se encontraba su puerta de acceso que rememora las noches de fiesta que allí se vivieron.