“En esto aparece una mujer de unos veinticinco a treinta años, alta, bien parecida, tremolando un pañuelo blanco; se pone a gritar desesperadamente “Armas, armas” (…) Entretanto, las señoras, además de tener preparadas sus macetas o floreros, iban acercando sus muebles a los balcones para tirarlo todo a la cabeza de los franceses, con lo cual su caballería quedaba absolutamente imposibilitada de obrar…” Así relataba el periodista Mor de Fuentes, testigo directo del levantamiento madrileño contra la desigualdad y el poder, encarnado en las tropas napoleónicas, en una crónica sobre aquel 2 de mayo en la capital.
El párrafo evidencia, con inocente veracidad, que las mujeres madrileñas fueron una parte muy activa de lo que la historia tradujo, patriarcalmente, como “los héroes del 2 de Mayo”. Hoy, como cada año, volveremos a oír palabras viscerales, heroicas y más patrioteras que patriotas.
El 2 de Mayo es otra de esas fechas, otro de esos símbolos arrebatados al pueblo por el patrioterismo casposo y reconquistador de no se sabe muy bien qué esencias divinas. El pasado mes de agosto fallecía el reconocido historiador Josep Fonatana, quien en su “Crisis del Antiguo Régimen”explicaba que “la guerra de la Independencia es, por encima de todo, una guerra del pueblo”. Pueblo del que surgieron luchadores y guerrilleros (palabra que ha regalado España al mundo) como Espoz y Mina.
Éste narraría en sus “Memorias” que no apareció en Navarra, alzando la bandera de la resistencia contra los franceses, ningún hombre de “las clases de títulos, de mayorazgos o de riquezas”, y concluye: “Y cosa rara y notable, en todo el tiempo que duró la guerra no se presentó en aquellos campos ningún individuo que perteneciese a estas altas y privilegiadas familias”.
Han pasado más de dos siglos, 211 años, y los agentes sociales somos reconocidos simbólicamente con una encomienda por laEstrategiaMadrid por el Empleo. Algo que desde las Comisiones Obreras de Madrid agradecemos mirando al pasado luchador del pueblo de Madrid y como acicate paraque en el futuro se avance por la senda de los derechos sociales y en la lucha contra la desigualdad.
Este honor que nos concede la Comunidad de Madrid es un soplo de aliento al dialogo, como el iniciado en la “Estrategia por el Empleo”, que aunque no ha alcanzado las expectativas que teníamos puesto en ella, sí ha supuesto un cambio de rumbo en aquellos ominosos años de mayorías absolutas ultras, protagonizados por la presidencia de Esperanza Aguirre, que como mancha de aceite, fue extendiendo corrupción y corruptelas por nuestra región.
Pero también entendemos este reconocimiento como una llamada a la estabilidad institucional necesaria en una democracia. Además, valoramos el reconocimiento profesional que la Comunidad de Madrid hace con profesionales, artistas, mundo de la cultura y empresas que son parte de la identidad de la ciudad, como Metro, que cumple cien años,un siglo más joven que el Museo del Prado, que ha logrado un galardón nacional, el Princesa de Asturias.
Metro es imprescindible, es el pilar fundamental si miramos al cercano futuro de la movilidad en Madrid, lo que no es de recibo es ensalzar la gestión de Metro de Madrid cuando sus trabajadores están muriendo víctimas del amianto. La Comunidad de Madrid puede premiar a una empresa pública como Metro, con justicia, en su centenario. Sin embargo, este premio se ve empañado, según la propia Comunidad de Madrid, por la "negligencia, incapacidad y ocultamiento" de las sucesivas direcciones de Metro de Madrid en el tratamiento de la presencia de amianto.
Quizá esto sea una muestra más, trágica en es este caso, de la desidia sociolaboral que nuestra región ha venido padeciendo bajo los patéticos gobiernos de las derechas. Si el año pasado dije que el 2 de mayo que estábamos viviendo era “el más triste” y el más “convulso” por vivirlo en “funciones” tras la dimisión de Cristiana Cifuentes, la curva de la desvergüenza ha crecido aún más con un presidente tránsfuga, Ángel Garrido, que cerradas las listas al Parlamento europeo, en las que iba como candidato por su partido, en un golpe de efecto, hace un viaje relámpago a la derecha prima hermana, Ciudadanos, para formar parte de su lista electoral a la Comunidad de Madrid.
Ese es el legado de los gobiernos del PP y sus “socios”. En las dos ultimas legislaturas, el 2 de Mayo ha estado presidido por cinco presidencias del PP diferentes, dos de ellas en funciones. Sin duda, síntoma evidente de su descomposición. Quien siembra vientos recoge tempestades y el PP armó un vendaval con el “tamayazo”que arrebató la mayoría de izquierdas. Todos los presidentes del PP que ha tenido Madrid han sido imputados, protagonizado escándalos o visitado la cárcel, incluido el vicepresidente y número dos de Esperanza Aguirre, Francisco Granados.
Gallardónfue investigado por el caso Lezo;Esperanza Aguirreacaba de ser implicada en la trama Púnica por la Guardia Civil; Ignacio González, tras ser detenido, está a la espera de juicio por el caso Lezo; Cristina Cifuentes, amante de las cremas ajenas, está pendiente de un juicio por el Caso Master, en el que la Fiscalía le pide tres años de prisión y Ángel Garrido, humillado por Pablo Casado, se convierte en un presidente tránsfuga y escandalosamente huye a Ciudadanos cuando el Titanic de Génova se hunde…
En este Dos de Mayo, tampoco podemos olvidar aquel patriotero bicentenario de1808 bajo la presidencia de Esperanza Aguirre, ya en plena crisis, acometiendo recortes mientras se afanaba en la desaparición de los sindicatos de clase. Aquellos fastos supusieron ocho millones de euros canalizados a través de la Fundación Dos de Mayo. Y fueron 15 millones de euros con los que la desangrada Telemadrid, en aquel tiempo aparato de propaganda ultra, financió la película de José Luis Garci, “Sangre de Mayo”, que nadie vio y a nadie interesó.
De una vez por todas, Madrid se merece un Gobierno estable, progresista, que reconquiste los derechos ciudadanos y laborales perdidos, robados por la derecha económicamente neoliberal y simbólicamente patriotera y con raíces franquistas. El Dos de Mayo debe ser reconquistado para todo el pueblo de Madrid.
Secretario General de CCOO de Madrid