Una actriz, Nerea, que debutó en el cine a los quince años con la película “Nena” porque desde muy pequeña tuvo muy claro por dónde iban a ir sus pasos de mayor “Guardo una imagen muy especial. Tendría unos cinco años aproximadamente, y me puse una bata de casa y unos tacones de los 80 de mi madre. Desarrollando escenas absurdas inventadas. Aunque en ese momento no sabía ponerle nombre, porque solo era una diversión”
Ahora, las cosas le van muy bien, pero como todos en este mundo, ha atravesado momentos difíciles “No puedes abandonar por muy cuesta arriba que se ponga esta profesión. Puedes trabajar de cualquier otra cosa, pero sigues siendo actriz. En mi caso siempre lo describo como una parte natural y viva de mí misma. Una necesidad que te gusta y de la que no puedes escapar”
A Nerea Barros también la pudimos ver como espía en “El Príncipe” “Me ha encantado trabajar con ese equipazo de actores y con unos guiones de lujo. Y sobre todo encarnar a Hidalgo, una mujer diferente, con mil caras, donde la frialdad y el cálculo son dos armas imprescindibles. Cuando me tocaba grabar con Coronado, que lleva toda la vida en esto, me temblaban hasta las piernas”
A pesar de los éxitos, a la actriz gallega le queda mucho por delante y, por tanto, muchas posibilidades de mejorar “Como buena Tauro soy muy cabezona y muy exigente conmigo misma. También tengo unas cuantas manías, como la de desayunar muy bien antes de ir a los rodajes, aunque no siempre lo puedo hacer”
Lea el artículo completo en La vida es una tómbola.