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El cabaret de los hombres perdidos (Foto: Javier Naval) |
‘El cabaret de los hombres perdidos’: malditismo
lunes 07 de diciembre de 2015, 13:50h
Este espectáculo que se ve ahora por las noches en el teatro Infanta Isabel, se estrenó en Francia hace nueve años y después en Buenos Aires. Jorge Roelas y Alicia Serrat son los responsables de esta adaptación para España. ‘El cabaret de los hombres perdidos’ es la crónica negra de una generación sin esperanza, de personajes malditos incapaces de emprender caminos de redención.
Dicky es un joven que cae circunstancialmente en un sórdido cabaret donde sus moradores lo encaminarán por el porno gay. La explotación de la belleza y la inocencia por un lado y el deseo de notoriedad por el otro, llevan a una degradación física y moral de consecuencias letales. Los personajes son conscientes de vivir en el lado oscuro pero, cuando se les ofrece la posibilidad de una vuelta atrás, de un cambio de rumbo que los salve, prefieren seguir en la sima. La historia no deja de ser bastante convencional pero este espectáculo se salva por unos extraordinarios intérpretes y por una producción más que aceptable. Hace unas semanas elogié el talento de tres cantantes –‘El lamento de la divas’- que habían montado un espectáculo de reducidas dimensiones pero donde ellas mostraban sus cualidades. Lo mismo puedo decir de los cuatro chicos que protagonizan ‘El cabaret de los hombres perdidos’. Tres de ellos tienen unas dilatadas carreras en grandes musicales, pero no pierden la ocasión, si no les surgen grandes ofertas, de hacer algo que, seguramente, les proporciona gran satisfacción.
Ignasi Vidal, con antecedentes artísticos familiares, ha estado desde ‘Grease’ a ‘Los miserables’ pasando por ‘Spamalot’. Aquí es el pervertidor, la mano que empuja al joven hacia el abismo. Especialmente divertida es su parodia de la diva olvidada y dispuesta a resucitar para el arte a pesar de su minusvalía.
Armando Pita ha estado en ‘El fantasma de la ópera’, ‘Los miserables’, ’40 el musical’ o ‘Crazy love’. Le toca aquí el personaje más gris, el posible redentor, el enamorado sin esperanzas. Y el actor lo redime con su extraordinaria capacidad como cantante. Mientras, Ferrán González –‘Pegados’, ‘Mierda de artista’- se debe meter en la piel de una transexual, en difícil equilibrio para no caer en la parodia grotesca.
A Cayetano Fernández, el objeto de deseo de todos, lo vimos hace unos meses con un breve papel en ‘Pluto’, donde se lucía en lo físico. Pero en este cabaret es la auténtica revelación porque también está muy dotado para el canto y la interpretación. Los concertantes de todos los protagonistas son, musicalmente, impecables. Así que no podemos olvidarnos de Germán Kucich, responsable del acompañamiento pianístico.
El esfuerzo es notable, así como el riesgo de presentar en la actual cartelera un espectáculo que se sale de los caminos trillados y apuesta por el talento de las nuevas generaciones. Aunque incómodo de ver para algunos espectadores, por sus momentos de desvergüenza y aceptación de la inmoralidad, resulta sin embargo muy aplaudido por ser un trabajo muy bien hecho y honestamente presentado.