Esta noche del miércoles me atrevo a decir que “El Hormiguero” hubiera llenado el hasta ahora conocido como Palacio de Deportes. Porque Pablo Motos se está especializando en llevar a su programa a protagonistas que parecen inalcanzables. Y aunque esté de promoción de su último disco, después de unos meses un tanto desaparecido, conseguir tener en el plató de San Sebastián de los Reyes ni más ni menos que a Justin Bieber es algo que no está al alcance de cualquiera.
Por eso es fácil de imaginar lo que les decía del programa. No sé si canta bien o no, pero que Justin es un fenómeno de masas, seguro. Que aunque no bailaría la sintonía como la vicepresidenta, iba a dar audiencia. Estuviera simpático o no.
Empezó bien el chaval, que es lo que es aunque gane millones de dólares al año. Saludo a cuantas niñas pudo. Y simpático en la entrevista. Que alguna vez se ha hecho la cama, que nunca se planchó una camisa y que varias veces ha puesto gasolina a alguno de sus seis coches, “cada uno para su momento”.
Y Justin se sinceró cuando dijo que le resulta difícil confiar en una chica que conoce de repente. Pero que sabe que encontrará el amor “Sé que conoceré a esa chica que será especial para mí”.
Consciente de que, a lo mejor, si va a un desierto si no hay humanos nadie le conocerá. Acompañado de uno de sus guardaespaldas se asomó a una de las ventanas exteriores de Antena 3 para saludar a las más de tres mil niñas que quisieron entrar en el plató y no lo consiguieron.
Continua leyendo el artículo en La vida es una tómbola