La exposición, que ya
han visitado dos millones de personas en el mundo, concluirá su estancia en la capital española el 6 de marzo, para continuar con su gira mundial.
La muestra reúne cerca de 200 objetos originales, algunos de los cuales se exponen por primera vez, desvelando al público historias desconocidas al tiempo que propone un viaje emotivo y, sobre todo, muy humano a través de la historia de este icono del siglo XX. El visitante aprenderá cómo era la vida a bordo del más lujoso trasatlántico de todos los tiempos y se sentirá un viajero más de su travesía inaugural. Hay un recorrido por un pasillo de primera clase, se pueden observar los camarotes de tercera o tocar un auténtico iceberg.
Una audio-guía especial cuenta los testimonios originales de pasajeros que acompañan al visitante por los más de 1.500 metros cuadrados que componen la exposición.
Las entradas para visitar 'Titanic The Exhibition' ya están a la venta de manera anticipada, con un 50 por ciento sobre la tarifa general hasta el día 1 de octubre. Además de estos tickets con un precio especial de seis euros, a partir de la inauguración se podrán adquirir a un precio de 12 euros (en fin de semana y festivo) y de 10 euros (de martes a viernes). Los grupos pequeños podrán adquirir el pack familiar o acogerse a la tarifa '5 amigos'. Menores de edad, discapacitados, estudiantes, titulares de carnet joven, mayores de 65 años, miembros de familias numerosas o personas en situación de desempleo, entre otros colectivos, disfrutan también de precios reducidos.
Entre los objetos expuestos se encuentran la joya original que inspiró al cineasta James Cameron para escribir el guión de la oscarizada Titanic ('el corazón de la mar'); las únicas cartas que se conservan escritas por el primer oficial William Murdoch a bordo; el famoso anillo de la pasajera Gerda Lindell o relojes parados a la hora exacta del hundimiento.
La madrugada del 14 de abril de 1912, el sueco Malkolm Joakim Johnson descansaba en su camarote, como el resto de pasajeros a bordo del Titanic. De repente, una gran sacudida lo despertó. El buque había colisionado con un iceberg y, aunque aún no lo sabía, había dictado su sentencia de muerte. En tan solo unas horas, aquella obra de ingeniería sin precedentes estaría hundida a más de cuatro kilómetros de la superficie y él muerto por congelación. Su historia podría ser la de cualquiera otra de las 1.495 víctimas de una de las tragedias marítimas más terribles de todos los tiempos, pero Malkolm no era un pasajero cualquiera.