Ahora es diputado, pero hace dos años fue a la Asamblea de Madrid como representante de Juventud Sin Futuro a hablar sobre el exilio de los jóvenes. ¿Se había imaginado alguna vez este salto al otro lado, a las instituciones? No era nada que entrara en mis planes vitales. Es cierto que los jóvenes en este país tenemos difícil tener un plan vital que vaya mucho más allá de los tres o seis meses, pero no entraba dentro de mis planes.
En ese momento, dijo que en la Asamblea estaban los representantes de la troika. ¿Cómo la ve ahora que está dentro? Yo creo que, por suerte, en estas últimas elecciones ha habido una apertura, o desde las europeas. Se nota que la Asamblea se va a abriendo a lo que entiendo que son nuevos sectores de la población y, por lo tanto, el carácter de las instituciones empieza a cambiar. Hoy si yo no fuera diputado y fuera a la Asamblea les diría “Buenos días,
Guten Morgen, representantes de la troika y gente que trabaja por los derechos de la ciudadanía”. Entiendo que hay una notable diferencia entre quienes son representantes de un partido político y quienes son de otros.
¿Y cree que puede ayudar a los jóvenes y otros colectivos desde la Asamblea, como diputados en la oposición?
Está claro que obviamente se pueden hacer más cosas cuando uno es gobierno, pero sí hay diferentes actuaciones que se pueden llevar a cabo, como visibilizar problemáticas, verter luz sobre algunas zonas oscuras de la institución y las contrataciones públicas, abrir la Asamblea a la gente, como pude yo en un momento, pero que no sea algo anecdótico. O sea, que la gente pueda entrar y que lo que ocurre pueda salir, y sea más natural la relación entre las instituciones y la ciudadanía. Yo creo que se puede.
En una entrevista hace un año dijo que solo había tenido trabajos precarios, así que este será el mejor trabajo, en cuanto a condiciones, que ha tenido.
Sí, hoy [el martes] he tenido mi primera nómina. Nunca he tenido una nómina y hoy la he recogido. Eso dice bastante cosas malas no solo de mí, sino también de una situación que vive gran parte de la juventud, independientemente de los estudios. Yo he tenido la suerte de poder acceder a los estudios universitarios. La gente joven encadena contratos temporales, está de becario sin cobrar, trabaja el doble de horas de lo que pone en su contrato y yo, sí, tengo el mayor salario que he tenido nunca aun con la reducción salarial que nos ponemos los diputados de Podemos con los tres SMI, pero voy a seguir manteniendo mi nivel de vida. Eso sí, ahora me voy a poder emancipar. No voy a tener que seguir viviendo con mi madre. No va a cambiar mucho, pero obviamente te da un colchón y una tranquilidad frente a la precariedad que sufren la mayoría de los jóvenes de nuestra comunidad.
¿Viven, vive, demasiado bien los diputados?
Yo creo que es complicado que una persona que cobra mínimo 3.000 euros al mes y que de una manera u otra recibe ciertas prebendas, a las que nosotros hemos renunciado, como las entradas a los conciertos o los toros, que parece el pase VIP a todas partes, entienda y tenga la suficiente empatía con una población con un 30 por ciento de riesgo de exclusión y pobreza. No nos podemos olvidar de eso. En este sentido, yo creo que ha habido un acomodo de la mayoría de los diputados de dejar de entender la representación pública como un servicio público, y sí como un medio de autopromoción individual. Por suerte, tanto por nuestra voluntad política como por nuestro reglamentos veo bastante complicado que esto nos ocurra.
¿En su intervención se quejó de que les llamaban radicales y perroflautas? ¿Cómo les ha recibido la Asamblea, los diputados, los técnicos…? Eso es muy gracioso. A nosotros en cualquier otra circunstancia nos podrían problemas para entrar y ahora creo que hay dos maneras de interpretarnos. Una que es bastante curiosa e incluso dolorosa, gente que siente que la has invadido, que has invadido su espacio natural. Te miran como si yo llego a tu sofá, me siento, y tú me miras como si no tuviera derecho a estar ahí. Así nos mira gran parte de la bancada
popular y se preguntan "qué hemos hecho para que estos hayan conseguido entrar". Y luego otra menos dolorosa, pero que también tiene cierto tufillo rancio que es la visión paternalista: "Ay, estos chavales tienen muy buenas ideas pero cuando ya lleven tres o cuatro meses por aquí van a ver que las ideas están muy bien, pero que aquí hemos venido a hacer otra cosa”. Y luego la mayoría de los trabajadores y trabajadoras, con los brazos abiertos, independientemente de su afinidad ideológica con Podemos o no. Están sorprendidos de que durante el primer mes estuviéramos yendo todos los días de 9 a 3 de la tarde, sorprendidos de que les preguntemos cómo se pide la información aquí, cómo funciona la biblioteca, la reprografía... Es curioso pero es que están muy sorprendidos de que trabajemos, porque ahí no va nadie. Es es una cosa escandalosa. Vas ahí y pides algo bastante sencillo y todo son trámites burocráticos. Da la sensación de que no se quiere generar un espacio de trabajo y de discusión política, y que sea estás ahí, sacas alguna noticia y poco más. Nosotros estamos adaptándonos a la lógica del espacio para luego poder modificar esa lógica.
¿Sigue perteneciendo a Juventud Sin Futuro?
Por desgracia, porque el día tiene 24 horas y tiendo a dormir aunque sean cinco o seis me está resultando muy difícil seguir compatibilizando mi actividad política fuera de la Asamblea y dentro. Sigo conectado, pero no tengo el mismo nivel de implicación que antes.
También forma o ha formado parte del Patio Maravillas y ha estado incluso en la última okupación. ¿Se puede defender el movimiento okupa desde un escaño?Sí. De hecho me cuesta más entender cómo no se puede defender. Tenemos una comunidad de Madrid en la que hay 265.000 casas vacías particulares, pero si hablamos del Patio Maravillas en concreto hay una cuestión básica, que es si se prioriza el derecho a especular o el derecho de uso y de dotar de vida un espacio. Yo obviamente en esa dicotomía me encuentro en la segunda. Además, hablamos de un proyecto que cuenta con el apoyo de la alcaldesa de Barcelona, que no es un grupo de personas que da una patada a la primera vivienda de una persona y la tienen ahí digamos como zona recreativa. De hecho, el Patio Maravillas responde a la necesidad de infraestructuras tanto de partidos políticos como del tejido asociativo de un barrio que carece de espacios para poder desarrollar actividades si no tienes un gran poder adquisitivo. Estamos hablando desde hacer yoga, tango, clases de inglés y de un espacio de ocio y encuentro diferente a la oferta privada que hay en el barrio de Malasaña.
Cupcakes no hay, pero hay gente que se conoce y que comparte, debate y se encuentra.
Pero es defender algo ilegal. ¿Entiende que es legítimo?
Yo creo que es importante y esto el 15M nos lo enseñó señalar que hay una diferencia cada vez más grande en este país, por desgracia, entre lo que es legal y lo que es legítimo. Muchas veces se tiende a hacer una acusación sobre lo legal y lo legítimo que es peligrosa si no hubiera una visión histórica, porque si no hubiera movimientos de desobediencia civil y se asemejara todo lo legal a lo legítimo, pues ejemplos como que las mujeres seguirían sin poder votar, los negros seguirían montándose al final de los autobuses o los homosexuales no podrían mostrar su afecto en la calle seguirían ocurriendo. Por suerte, en la actualidad sigue habiendo personas que ocupan cargos públicos o no que cuestionan el carácter legítimo de algunas de las leyes. Lo que no creo que tenga mucho sentido es que yo antes de ser diputado defendiera unas cosas y ahora como soy diputado no las defienda. Puede que ahora como tengo una visibilidad pública utilice otros lenguajes. Yo sigo siendo la misma persona, pero con otra proyección y con otro ámbito de responsabilidades.
O sea, que no ha borrado tuits.He borrado dos tuits por una cuestión de descontextualización que no me apetecía jugármela, porque hay gente que está dedicando mucho tiempo a buscar, pero bueno, pueden buscar, que tengo 8.000 tuits y no va a haber ningún problema.
Para conseguir logros, Podemos tendrá que llegar a acuerdos con otros partidos. ¿Cómo ve esa posibilidad tanto con el PSOE y Ciudadanos, que están en la oposición, como con el PP?
Igual que decía que han cambiado las cosas desde los últimos comicios, yo creo que hay un nuevo ciclo político, aunque algunos no están muy acostumbrados y mi generación no lo conoce. Mi vida en democracia es conflicto y también es diálogo y llegar a acuerdos, momentos de entendimiento. Creo que será relativamente sencillo llegar a acuerdos cuando las fuerzas políticas que ya existían, el PP y el PSOE, estén dispuestas a modificar el sentido de sus políticas.
De Ciudadanos, que en Madrid no conocemos mucho su trayectoria, de momento lo único que sabemos es que han permitido el Gobierno de Cristina Cifuentes, por lo que me da que también van a tener que dar un giro bastante acentuado para llegar acuerdos. Pero entiendo que con Ciudadanos en cuestión de la regeneración democrática y corrupción, siempre que no haya un aprovechamiento de cálculos electorales, puede llegar a haber acuerdos, manteniendo a la Gürtel y a la Púnica, me parece difícil, pero no desisto de que sea posible. Y con el PSOE en temas de políticas sociales también hay posibilidades si como parecen algunas voces decir se han dado cuenta de que apoyar a la banca e indultar banqueros ya no les parece muy útil para defender los derechos de la gente. Entiendo que va a haber que hablar mucho y entenderse.
¿Cuáles son las políticas que van a impulsar desde la oposición? Han hablado de regeneración, pero ¿aparte de eso?
Primero, saber qué ha ocurrido con el dinero de la Comunidad de Madrid, cómo puede ser que una comunidad tan rica sea tan desigual. Esto ocurre porque hay quien se está llevando más de la cuenta y por eso la comisión de estudio. Creo que tanto la educación como la sanidad, que son dos pilares del Estado de bienestar, han sido atacadas no solo con recortes, sino también con declaraciones y menosprecios a los profesionales. Yo creo que esto hay que fortalecerlo. Tiene que haber políticas activas de empleo. No puede ser que la única política para generar empleo en este país haya sido generar exenciones fiscales para las empresas o "hazte emprendedor y apáñatelas tú". Y también una reforma tanto ambiental como energética, porque parece que nunca es el momento de abordarlo. Y luego hay otro punto, donde creo que no habrá muchas discrepancias con los otros partidos, que son las cuestiones de igualdad y luchar contra la violencia de género y la discriminación, ahora que en el Orgullo todo el mundo parecía enarbolar la bandera.
Ahora en la Asamblea hay quién dice que ha habido un gran cambio político y otros que siguen hablando de continuidad por el Gobierno de Cifuentes. ¿Cuál es su opinión? Creo que las dos son afirmaciones son ciertas. La vida parlamentaria va a cambiar, los procesos, las negociaciones, porque ya no puede haber un rodillo permanente del PP. Puede haber un rodillo con Ciudadanos, que tendrá que pensar si quiere apoyar a la Gürtel y a la Púnica o si quiere apoyar lo que dijo durante la campaña, que era la regeneración democrática. Sin embargo, no hay que engañarse, gobierna Cristina Cifuentes con el apoyo de Ciudadanos y eso genera que el modelo agotado que denunciábamos durante la campaña parece que se va intentar profundizar, que es, arreglarlo todo con ladrillo. Ahora hay palabras más bonitas, hay que reconocerlo. Hay un esfuerzo cosmético de Cristina Cifuentes, con
teleprompter o sin él, para hablar mejor en la Asamblea y hacer llamadas al respeto y al entendimiento, pero de momento lo que hemos visto es que se niegan a soltar su brazo de propaganda que es Telemadrid, que la mayoría de la medidas acordadas con Ciudadanos o son medidas para dentro de cuatro año o son requisitos que les obligaban algunas leyes de carácter estatal o no profundizan en los problemas de desigualdad. En ese sentido, el Gobierno de Cifuentes y Aguado es de continuidad.
Para terminar, ¿se ve ejerciendo como representante institucional mucho tiempo?
No lo sé. De momento, van a ser estos cuatro años, eso es lo único que tengo claro. No tengo ninguna aspiración de aferrarme a ningún sillón, pero tampoco le tengo miedo al servicio público. También voy a ver cómo se me da estos cuatro años. Yo quiero ser útil y en función de eso ya veré dónde acabo en 2019.