Se definen como empresas dinámicas y emprendedoras que siguen el modelo de las start-up y que han surgido con la idea de no ser competencia de la banca, sino una alternativa ante la caída de los préstamos personales. Llegaron como portadores de microcréditos de forma rápida, pero en pocos años han revolucionado el sistema copando el mercado en materia de préstamos online. Es la revolución del crédito rápido, un nuevo modelo que se ha instalado de forma permanente en España al margen de la banca tradicional.
El fenómeno es mundial, pero en el caso español es más significativo: los bancos, tocados por la crisis financiera, cerraron el crédito tanto para el consumo como para la financiación de las familias y de las pequeñas empresas. La necesidad de préstamos era acuciante y llegaron estas compañías que utilizaban las nuevas tecnologías para, en pocos minutos, conceder micropréstamos personales que ayudaran al cliente en un momento crítico. Y así, en pocos minutos un microcrédito podía estar en la cuenta del apurado cliente.
Pero, además, llegaron con una importante novedad: sus directivos conocían los beneficios que pueden suponer estos negocios aplicados a la web, y a esa amplitud de mercado que supone la revolución online se incorporaron desde el principio estas start-up de préstamos rápidos, concediendo a muchos particulares cantidades pequeñas en diez o quince minutos tras una simple comprobación.
Y ahora, apenas dos o tres años después, el mercado es tal que son ya decenas de empresas de este tipo las que se mueven por internet, que se anuncian por televisión y entre las que destacan nombres ya conocidos como Zaimo, Vivus, o Kredito24, entre otras. En cierta forma, han copado el espacio que la banca tradicional ha dejado libre por efectos de la crisis.
En definitiva, suplen a la banca -o la 'complementan', como les gusta decir- en momentos de apuro en los que se precisa dinero para arreglar el coche o para pagar la matrícula de la universidad, por poner dos ejemplos. Su crecimiento viene parejo a la recuperación de la economía y los números lo avalan.
Según datos aún no oficiales, en 2014 los préstamos personales superaron los 573 millones de euros, lo que supuso un aumento de un 20,82% más que en 2013. Además, el número de operaciones también aumentó en un 2,05%, con más de siete millones de contratos. Paralelamente, la inversión viva a finales de 2014 superó los 23 millones de euros, de los que 14 correspondieron a préstamos a la automoción y 8,8 millones a la financiación del consumo. Y por si fuera poco, la morosidad bajó en torno a 3 puntos, alcanzando el 7,77% en automoción (11,36% en 2013) y el 8,52% en consumo (11,26% en 2013).
El uso del big data scoring para puntuar al cliente
Así las cosas, estas start-up niegan, sin embargo, ser competencia de la banca por dos razones fundamentales: primero, porque el suyo es un negocio puramente online, con valoración de riesgo en torno a lo que denominan el big data scoring -o 'grandes datos de puntuación'- que obtienen identificando diferentes datos sociodemográficos del usuario, y, segundo, porque son micropréstamos que la banca tradicional, por sus procedimientos en relación al riesgo, no concede de forma tan rápida como requiere el cliente. Esos datos explican el auge de este tipo de empresas que operan al cien por cien a través de internet.
Ahora bien, en general la tasa de interés es más alta que en los bancos, pero, en realidad, estas empresas ofrecen amplia información sobre sus características, cumpliendo con la legislación vigente en cuanto a transparencia. Además, se trata de préstamos rápidos como alternativa a la complejidad de los bancos y cajas de ahorros, cuya ventaja está en la rapidez de recepción del préstamo, con una transacción 100% online y que puede llegar hasta los 1.500 euros.
Estos microcréditos están creados para ayudar a los consumidores españoles a cubrir gastos imprevistos, disponer de dinero extra de manera inmediata o aportar el empujón necesario para hacer realidad los proyectos de nuevos emprendedores dispuestos a luchar por una gran idea. De ahí la sencillez de su mecanismo: en tan sólo 2 minutos la empresa decide si se concede el préstamo, y en sólo 15 minutos el cliente puede disponer del dinero en su cuenta personal. Y luego, claro está, a pagar en las cuotas previamente pactadas.