Su lema es El corazón de la izquierda. ¿No cree que es la propia izquierda la que está necesitada de más corazón consigo misma?
De ahí el lema. Para la izquierda es fundamental que las razones se soporten en sentimientos. En la vida interna, la fraternidad es una marca de la tradición imprescindible y, en ese sentido, todo lo que sea tender puentes, comprender la legitimidad de las distintas opiniones y evitar rupturas a mí me parece fundamental. Esa debe ser la postura de alguien que quiere dedicarse a la política. Y desde el punto de vista exterior, también. He detectado sobre todo la crueldad y la inhumanidad de las instituciones de Madrid y una de las cosas que me está enseñando la política como candidato es que más importante que hablar bien es necesario aprender a escuchar. Por tanto, es un lema que me tomo muy en serio tanto para la vida interna como externa de un partido político.
Cuando dio el paso a la primera línea política fue con el afán de recomponer IU tras la salida de Tania Sánchez, que había ganado las primarias. ¿Cree que lo está consiguiendo?
Poquito a poco. Yo tengo la ilusión de que sí. En IU ha habido posturas que considero legítimas. Hace un año las encuestas le daban a IU casi un 20 por ciento en los votos. ¿Qué es lo que ha ocurrido para que en un año estemos en una situación muy diferente? Yo creo que se interpretaron de manera distinta las posibilidades y que además las élites económicas se preocuparon mucho por un posible vuelco político a la izquierda protagonizado por IU. En este sentido, empezaron a favorecer mucho la irrupción de otros partido políticos. Dentro de IU se desataron las discusiones entre los que creían que había que converger con otras fuerzas políticas liquidando la identidad de IU y los que creíamos que había que dialogar y crear frentes amplios pero sin renunciar a la identidad de IU. Eso ha generado muchas disputas internas. En ese sentido, debemos tener protagonismo en este momento en la organización la gente que somos menos justiciera, que tememos mucho la palabra traidor y que queremos llegar a zonas de unidad pero sin renunciar a la identidad de IU.
Este año también saltó a la luz el caso de las tarjetas black de Bankia. ¿Hasta qué punto ha hecho daño y hasta qué punto IU tiene responsabilidad?
Bankia ha hecho mucho daño porque ha estafado a la gente y porque se ha enredado en las malas prácticas políticas con las que hay que acabar. Yo creo que hay que ser exigente en las responsabilidades y para eso hay que tener claras las cosas y no caer en ceremonias de confusión. El máximo responsable de las corrupciones de Bankia es el PP. El PP ha creado una trama de corrupciones en la que Bankia ha jugado un papel fundamental. Eso de decir que todos son iguales es contaminar las cosas y no entender los problemas. En segundo lugar, en otros partidos ha habido gente que se portó mal. Esa gente tiene su responsabilidad, pero no se puede confundir la responsabilidad completa de un partido que funciona a base de tramas irregulares con la responsabilidad de IU, que lo que se encuentra es que uno de sus militantes, el señor Moral Santín, se comporta con una ética que no corresponde a la ética de IU. IU expulsó tajantemente cuando se descubrió el asunto al señor Moral Santín.
Decía que es momento para personas menos justicieras en IU, pero cuando llegó y se daba todo por arreglado IU decidió usar el nombre de Ganemos y recurrió candidaturas de confluencia. ¿Se siente cómodo?
IU a nivel del Estado entra en colaboración con muchos procesos de convergencia cívica bajo el nombre de Ganemos, como en Baleares, Extremedaura o en más de 800 municipios se concurre con el nombre de Ganemos-IU. La federación de Madrid toma esa decisión de sumarse a algo que estaba siendo generalizado. Creo que se cometió un error al no tomar en consideración las peculiaridades del proceso en Madrid, donde IU había participado en un proceso de convergencia con el nombre de Ganemos, en el que, a diferencia de lo que ocurre en Barcelona y Bilbao, Podemos le traza una trampa a IU diciendo que si quiere converger tiene que renunciar a sus siglas para ir en un partido instrumental. Poner el nombre de Ganemos en Madrid era llover sobre mojado. En política cuando uno comete un error lo más honrado es rectificar y algunos militantes le pedimos a la dirección que rectificara, como se hizo. IU se va a presentar con sus siglas IU-Los Verdes.
¿Entiende la situación en la que está Raquel López, la candidata al Ayuntamiento?
Yo no entiendo la situación en la que se encuentra mi compañera Raquel López. A mí me parece un disparate que IU no respete la soberanía de la federación de Madrid con una candidata elegida para solucionar el problema de que el candidato que había ganado las primarias renuncia para presentarse a IU y se pasa al partido instrumental inventado por Podemos. Lo que sí comprendo es la situación en la que se ha llevado todo este proceso. En Madrid el Partido Comunista está muy fraccionado. Hay un 50 por ciento que está a favor de la dirección de IU en Madrid y otro 50 por ciento que está en contra. Y esas cosas raras que la gente no entiende de las decisiones del Federal corresponden al intento de evitar una ruptura definitiva en el Partido Comunista de Madrid. Por eso se da una tesitura en la que el coordinador general de IU [Cayo Lara] apoya abiertamente a Raquel López y, sin embargo, el sector del candidato a las próximas elecciones nacionales [Alberto Garzón] no respalda a Raquel López. A mí me parece lo más útil es siempre la normalidad democrática. Y la normalidad democrática me pide apoyar del todo en las cuestiones de IU a Caya Lara y Alberto Garzón tendrá mi apoyo cuando sea el candidato a la Presidencia nacional.
¿Quiere liderar ese proceso para pacificar o refundar IU en Madrid?
Yo soy una persona poco dotada para las cuestiones internas, las conspiraciones, las peleas, porque defiendo con sinceridad mis ideas pero siempre me pongo en el lugar del otro y, en ese sentido, a veces hace falta gente que tenga más seguridad en sí mismo. Me he visto en situaciones que me desbordan. Antes de las europeas era del sector que pedía primarias y renovación generacional. De pronto había unos jóvenes muy convencidos en negar las primarias y en llegar a un pacto con la dirección para que no hubiera votaciones y colocar en una lista a los que ellos querían colocar. Y unos meses después esos mismos jóvenes quieren irse porque no hay primarias, no hay participación interna y les gusta más el modelo de Podemos. Yo lo que quiero es dedicarme a la calle, a escuchar y a defender la importancia de un espacio de izquierdas en la sociedad, no voy a liderar ningún proceso de consolidación de nada en IU.
¿La irrupción de Ciudadanos ha venido a desmontar las expectativas que había para una posible pacto para un cambio de Gobierno? ¿Cómo ve a Ciudadanos?
Ciudadanos es un invento de ingeniería electoral de las élites económicas españolas. Para mantenerse, inventa un Podemos de derechas. Se coge una marca política minoritaria catalana y se la convierte en partido de Estado para llevarse el voto que no quiere votar al PP y quiere jugar a la regeneración, pero con la misma política económica, sin preocuparse los temas laborales y los servicios públicos. La jugada está en crear en Madrid la posibilidad de un pacto PP-Ciudadanos para conservar la mayoría. Un episodio más de un bipartidismo fraccionado.
Hablemos del programa. ¿Cuáles son las claves sociales?
Primero, la apuesta por el trabajo decente y el salario digno como el mayor factor de generación democrática. Hay que recuperar el servicio público de empleo. Segundo, una ley de derechos vitales básicos que acuda a las situaciones de extrema pobreza. No es solo que en Madrid haya 600.000 personas paradas, es que 400.000 de ellas no tienen prestación alguna y están en un verdadero abismo. Hay que generar medidas para asegurar una vivienda digna y una nutrición infantil adecuada. Y se pueden crear 100.000 puestos de trabajo directo con un acuerdo con los ayuntamientos para dar prestaciones sociales que permitan salir de la pobreza a esas 400.000 personas. Desde luego para defender la educación y la sanidad públicas, lo primero que hay que hacer es una bolsa de empleo de 8.000 personas para la sanidad y 7.500 para la educación, que son los que se han perdido en estos cuatro años. Una propuesta más: una oficina anticorrupción, porque la justicia es tan poco independiente que hace falta llevar el compromiso al campo de la política, y una ley de buenas prácticas para conseguir que haya transparencia. A largo plazo, una reforma del Estatuto de Autonomía para blindar los servicios públicos y para crear cauces de participación ciudadana.
¿Cómo se crean 100.000 empleos con las arcas de los ayuntamientos exhaustas?
Madrid es una comunidad muy rica, riquísima, por encima de la media española, y llama la atención que siendo tan rica esté muy por debajo en inversiones en sanidad, educación, derechos sociales, desarrollo de la la ley de dependencia, el copago. Solo hacen falta dos cosas: cambiar el sentido del gasto y pedir un esfuerzo fiscal a las grandes fortunas. No es lo mismo un señor que hereda un piso de 200.000 euros que el banco que asume un edificio que puede costar 5 millones de euros. Entonces, se trata de crear unos impuestos democráticos, progresivos, y de investigar toda la ingeniería fiscal que hay en la Castellana. La gente que defrauda a Hacienda no es solo la que se lleva el dinero a Andorra. Y después organizar el gasto. ¿Tiene algún sentido que se recorten 28 millones en becas para estudiantes y al mismo tiempo se gasten 30 millones de euros en subvencionar uniformes para los colegios privados? Y en ese sentido sería muy posible crear un convenio entre la Comunidad, los ayuntamientos y los sindicatos para la creación de esos 100.000 empleos directos. Se ha generado tal brecha entre la mayoría y las élites que la política de Madrid se ha volcado en favorecer los intereses de 14.000 personas frente al resto de los 6,5 millones de madrileños. Eso es un disparate. En Madrid hay dinero para mucho, no hace falta inventar promesas de humo.
Se bajaban los impuestos y se subían las tasas del transporte público, la universidad, las escuelas infantiles... ¿Con todo eso qué se va a hacer?
El desequilibrio de la desigualdad no se ve solo a la hora de recaudar sino también a la hora de invertir. No tiene sentido que se le den subvenciones a las grandes empresas que están generando un trabajo poco decente. Por ejemplo, asegurar un abono que permita el uso del transporte público a gente con problemas económicos o a discapacitados es fundamental, porque además Madrid tiene un problema de contaminación grandísimo. Hay que convertir a Madrid en un líder contra la contaminación y en la lucha contra el cambio climático. Y para eso una ordenación del tráfico es fundamental. Hay una cosa que me ilusiona; me estoy dando cuenta de que más que una herencia recibida cuento con una comunidad recibida y es una comunidad que genera riqueza, un PIB muy alto y que simplemente cambiando las políticas del PP se puede trabajar hacia la igualdad. Hay dinero en Madrid para hacer una comunidad más solidaria y eso le conviene a todos los madrileños porque la única manera de hacer una comunidad más habitable es recuperar el consenso social.
Propone paralizar o revertir privatizaciones sanitarias, el contrato de conservación del parque de Guadarrama, el Canal de Isabel II, pero en muchos casos solo es posible pagando una indemnización. ¿Dónde está el límite?
Por eso la necesidad de crear una mesa de estudios jurídicos. Hay muchas cosas que se pueden recuperar inmediatamente. Buena parte de la gestión pública del Canal de Isabel II se puede recuperar. Otras cosas no son tan inmediatas. Por eso es importante hacer una auditoría y un estudio jurídico, porque se pueden denunciar contratos que no se están cumpliendo y judicialmente se puede recuperar.
Por último, ¿cómo se imagina Madrid el 25 de mayo?
Como una comunidad que ha decidido optar por distintas opciones que representan exactamente lo contrario que el PP, una política más humana, más cercana, menos privatizadora y una comunidad en la que hay fuerzas políticas, cada uno con sus sensibilidad y sus votos, que son capaces de sentarse a hablar y expulsar al PP y a Ciudadanos de un posible pacto que asegure a las élites económicas el control de los gobiernos de Madrid.
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