Salvador Amaya (Madrid, 1970) es escultor. Su última obra es la estatua
del almirante Blas de Lezo que se erige en los Jardines del
Descubrimiento de Madrid. Atendió a Madridiario para explicar la
importancia simbólica, histórica y artística de la primera efigie un
personaje histórico de las últimas décadas.
¿Cuáles son las características de la estatua?
La escultura, una vez fundida en bronce y terminada alcanza una altura de 3 metros y alrededor de una tonelada de peso.
¿Qué técnica se ha utilizado para crearla y en qué consiste?
La escultura se ha fundido en bronce mediante el procedimiento de la cera perdida. Esta técnica ya se empleaba en la antigua Grecia y aunque existen otros procedimientos más modernos, a mi gusto es la que mejor refleja la mano del artista.
¿Cómo ha sido el proceso de creación?
La concepción inicial de la escultura partió del boceto que ganó el concurso. Comencé a trabajar preparando una estructura de hierro a modo de esqueleto que sería la que sujetara los 1800 kilos de arcilla que finalmente empleé en el modelado. Cuando empiezas a montar la escultura en arcilla supone más un esfuerzo físico que mental. Vas añadiendo material hasta llegar a las cotas aproximadas que tendrá la escultura y la forma aún no está muy definida. Una vez que tienes la forma básica empieza el trabajo creativo. Añades o quitas arcilla hasta conseguir lo que tienes en mente. El modelado supuso unos dos meses de trabajo brutales, a razón de 14 horas diarias. Una vez terminada la escultura se sacaron los moldes y se llevaron a la fundición para transformarla en bronce.
¿Ha habido algún detalle en el que se haya centrado especialmente?
He mimado todos y cada uno de los centímetros cuadrados de la escultura, pero la uniformología era especialmente difícil. En concreto, el vuelo de la casaca. Modelar 4,60 metros de tela plegada interpretada en barro y hasta conseguir el realismo que perseguía resultó complicado y laborioso.
¿Qué importancia tiene que esta estatua se haya realizado a partir de una iniciativa ciudadana y no promovida por las administraciones como suele hacerse desde hace décadas?
Creo que es algo que nos ha sorprendido a todos. Que se retomen las suscripciones populares, que los ciudadanos se movilicen y que finalmente se haga el proyecto posible es muy loable. Estoy seguro que hay un gran trabajo detrás por parte de los promotores. Publicitar el proyecto, buscar apoyos, socios y colaboradores no es fácil. En los tiempos que corren las administraciones tienen otras prioridades pero este tipo de iniciativas es algo novedoso para los escultores y un motivo para esforzarse al máximo.
¿En qué fuentes históricas se ha basado para su representación?
Cuando me enfrento al reto de representar a un personaje histórico, no se me ocurre mejor manera de inspirarme que metiéndome en su piel. Imaginaba como sería la vida a bordo de un barco para un Teniente General y como su carácter se fue forjando entre batallas y la soledad que inspira la vida en el mar. Conjugar heroísmo y la caballerosidad propia de un oficial del siglo XVIII no era fácil. Desde el momento que supe que tendría la tarea de representar a D. Blas de Lezo, conté con la ayuda de Mariela Beltrán y Carolina Aguado, las comisarias de la exposición "Blas de Lezo, el valor de Mediohombre". Elaboraron rápidamente un informe sobre la uniformidad a todo detalle para que me ajustara al máximo rigor histórico y me facilitaron toda la documentación que pudiera serme útil. Fue un acierto y una suerte poder contar con ellas.
¿Qué dificultades presenta representar un personaje histórico?
Muchas. No hay mucha documentación gráfica sobre Blas de Lezo y menos aún coetánea a él, así que tienes que trabajar con la poca información contrastada que existe. Los retratos que existen de él son dispares, así que interpreté los rasgos del único que se pintó en vida de Blas de Lezo. Una de las cosas que más quebraderos de cabeza me dio al principio fue la pata de palo. Nunca había visto el encaje y sujeción y no sabía muy bien cómo resolverlo. Para ello, contacte con ADAMPI y ANDADE que amablemente solucionaron mis dudas. Aunque lo que realmente entrañó grandes dificultades fue la casaca de Teniente General. Mariela Beltrán (la comisaria de la exposición) pudo enviarme unos patrones de la época y con ellos "confeccioné" fielmente el uniforme. Cuando tienes la tarea de representar a un personaje anterior a la cámara fotográfica, la labor de documentación es mucho mayor, pero la sensación final es más satisfactoria. Todas esas horas de estudio hacen que te involucres más con el personaje y consigas mayor empatía.
Ha tenido que idear un pedestal a posteriori como complemento de la estatua ¿En qué consiste el pedestal? ¿Cuenta con alguna inscripción?
Cuando presenté el proyecto inicial, también incluí el pedestal, pero como en todo en la vida, las cosas evolucionan. La Asociación y yo pensamos que el pedestal debía formar parte del conjunto monumental, así que se decidió darle la importancia que supone ser la base que sustenta a un héroe de leyenda. Se ha diseñado un pedestal más elaborado y que sirva de soporte didáctico. Efectivamente, llevará inscripciones. Como no se puede relatar en pocas líneas la apasionante vida de Blas de Lezo, se ha optado por un texto que ensalce su figura, su persona y que recalque el valor épico de sus hazañas.
Ya ha representado a otros personajes históricos de la historia de España ¿Qué tiene de especial un personaje como Blas de Lezo a la hora de hacerlo estatua?
Tiene todo de especial. Que un personaje inexplicablemente desconocido para muchísima gente, sea por fin accesible a todos los españoles implica una gran responsabilidad. En este proyecto hay una implicación muchísimo más personal que profesional. Blas de Lezo, almirante cojo, tuerto y manco desde los 25 años. Con un coraje sobrenatural que le hizo anteponer el deber cumplido con España a sus minusvalías o comodidades. Un estratega al que sus limitaciones físicas no le impedían contagiar a sus hombres de ardor guerrero. Un Teniente General invicto en las 22 batallas en las que participó. El responsable de que hoy en día se hable castellano en Latinoamérica. Y, sobre todo, un hombre que siendo uno de los más gloriosos que ha visto nacer nuestro país, fue relegado al olvido siendo merecedor de los honores más altos. Con semejante currículum y teniendo yo parte de la responsabilidad de que la escultura pase a formar parte de la imagen que a partir de ahora tendremos sobre Blas de Lezo, puedo decir que éste es el proyecto más grande al que me he enfrentado.
¿Encaja en época contemporánea un tipo de representación artística más clásica y/o realista?
Por supuesto. Yo soy contemporáneo y mi trabajo también, ¿no? (Risas). A la hora de representar personajes reales, el gran público agradece no tener que descifrar lo que simboliza un monumento público. El propósito de mi obra, en general, es que los ciudadanos puedan identificarse con el monumento de forma cercana y visualmente hermosa. Al fin y al cabo considero que el arte debe embellecer y realzar el motivo al cual se refiere. Más aún cuando el objetivo primordial de este monumento es dar a conocer la figura de Blas de Lezo, alguien concreto, real e histórico. Si queremos que nadie más vuelva a preguntarnos quien fue Blas de Lezo, les tenemos que ofrecer imágenes concretas con las que relacionar al personaje.
¿Es más fácil crear estatuaria historicista que otra más conceptual?
Creo que no son comparables. Tanto el proceso creativo como la ejecución son totalmente diferentes. En el arte conceptual tienes absoluta libertad para expresar sentimientos o sensaciones de la manera que consideres. No hay reglas, ni limites. No hay patrón comparativo. El arte de estilo clásico tiene un enfoque diferente. No se centra tanto en la necesidad expresiva del artista, sino en la valoración estética del espectador. Para un artista de corte clásico prima el gusto colectivo, no el individual.
¿Qué es lo más difícil de representar de un personaje que tiene referencias militares y marineras?
Que la uniformología sea específica en un militar facilita mucho las cosas. En este caso, lo más difícil para mí fue representar una personalidad determinada por toda una vida dedicada al mar desde la posición de un oficial de la Armada. Conseguir darle el carácter solitario propio de alguien que prácticamente vive en un barco, la autoridad que representaba, la firmeza de sus actos y la seguridad con la que debía desenvolverse a pesar de sus mutilaciones, debía reflejarlo en el rostro. Y creo haberlo conseguido reflejando en su mirada la firmeza y robustez del alma de Blas de Lezo. Un ceño desafiante y mandíbula tensa en el retrato de un hombre capaz de anticipar cualquier movimiento enemigo, tomar decisiones y dar órdenes precisas antes de una batalla.
¿Empasta la estatua en un espacio como los Jardines del Descubrimiento?
Entendiendo por "empastar", que hace juego con el lugar y el entorno, a mi entender, sí. No solamente es un espacio único en el centro de Madrid por la amplitud que tiene, sino por la carga simbólica del lugar. El nombre de los Jardines hace referencia a la relación de España con Hispanoamérica y precisamente la batalla más gloriosa de Blas de Lezo hizo posible que a día de hoy se siga hablando castellano y en Colombia sea considerado héroe nacional. Además y, por lo que tengo entendido, la Armada española es custodia de la gran bandera de España que allí ondea. Espero que cada vez que icen la bandera, miren con orgullo la estatua del almirante. Creo que el lugar elegido la enmarca sin igual.
¿Porqué Madrid, una ciudad poco vinculada al mar, responde a las expectativas de crear una estatua de estas características?
Desde luego, en la capital tienen cabida los nombres importantes de la historia de España y es que las grandes figuras son comunes a todos nosotros, seamos de donde seamos. Álvaro de Bazán, Eloy Gonzalo o el Teniente Ruiz no fueron madrileños y, sin embargo, hoy en día son personajes muy significativos en la estatuaria madrileña. La mejor manera de exportar nuestro arte y cultura es hacerlos accesibles, y qué mejor que mostrarlos en la ciudad más turística de España. Quiero aprovechar mi agradecimiento a la Asociación Monumento a Blas de Lezo y al Ayuntamiento de Madrid, haber hecho posible que esta iniciativa se convierta en algo palpable y conseguir que se restaure la memoria de D. Blas de Lezo.
¿Cree que la estatuaria madrileña representa adecuadamente los episodios de la historia de España?
Como mejor podemos comprender episodios de nuestra historia es leyendo, pero tradicionalmente los artistas son los encargados de que el ideario colectivo tenga referencias visuales respecto al tema que se trate. Por ejemplo, si hablamos de la guerra de Cuba, la imagen que se nos viene a la cabeza es la de Cascorro portando la lata de gasolina y todos así le identificamos. Pero también se da el caso contrario. Pasear por una avenida y encontrar un monumento alegórico a un nombre desconocido para nosotros. Si somos personas atentas a nuestro entorno y curiosos, seguramente volveremos a casa con la idea de buscar mas datos sobre lo que hemos descubierto. Creo que ambas cosas son válidas para hacernos conocer la Historia.
¿Qué van a encontrar los madrileños y los visitantes cuando se acerquen a conocer la estatua?
Dependerá de la sensibilidad de cada uno, pero espero que se sientan sobrecogidos por el gesto impasible y desafiante de D. Blas.