Quienes se quedan en Madrid este fin de semana tienen, entre la amplia oferta de los pequeños teatros, dos espectáculos apreciables: Nápoles millonaria y Un balcón con vistas. El primero, con texto de Eduardo de Filippo, se programa en la Sala Tú. El segundo, en El Sol de York.
Un balcón con vistas es una divertida comedia urbana con dos parejas como protagonistas. Equívocos, sospechas, crisis... ¿Cómo puede terminar la visita al piso de una chica que alquila habitación? Partiendo de una anécdota, la situación se va complicando cuando cada personaje descubre sus cartas. Y es cuando se tiene constancia de que nada es lo que parece, ni las parejas son tan perfectas como afirman. El encuentro a cuatro será la catarsis con un final que, fácilmente, se adivina a medida que avanza la función. Cuatro jóvenes actores sirven a la perfección una comedia fresca, de diálogo fácil, sin pretensiones moralistas. Maggie Civantos, Cristina Soria, David Tortosa y Rubén Martínez, a las órdenes de Laura Molpeceres, se desenvuelven con soltura en un espacio sugerido y dominan los recursos del humor. El Sol de York acierta programando este tipo de comedias que llegan y entretienen muy fácilmente a un público juvenil.
Nápoles millonaria es un hermoso texto que, inexplicablemente, nunca se había representado en el teatro comercial español. El autor -también actor- la escribió en 1945 y también la dirigió para el cine en 1950. Ahora Francisco Vidal se atreve a montarla en un pequeño espacio con actores entusiastas que han estudiado con él. Nápoles millonaria tiene como fondo la Segunda Guerra Mundial. Los personajes la pasan como pueden, trampeando, robando, con el estraperlo... Como siempre, hay quienes hacen fortuna con el drama ajeno. No me extrañaría que Fernán Gómez la leyera antes de escribir Las bicicletas son para el verano: hay muchos puntos en común. Alrededor de un matrimonio -él, combatiente, ella, estraperlista- hijos, vecinos, socios... tejen una red de pequeñas corruptelas. Dejan de lado las ambiciones y los sueños para resolver el día a día. Son nada menos que once actores los que ocupan la sala Tú, codo a codo con los espectadores, que se encuentran metidos en esa vivienda donde todo pasa, fundamentalmente la vida. Reparto entregado del primero al último, con una sabia concepción del espacio y del movimiento del director Paco Vidal. Teatro grande en un espacio pequeño. Aparecieron tímidamente en enero. Ya llevan cuatro meses en programación y, posiblemente, tengan opción de seguir. El trabajo lo merece.