Fenebús es la decana empresarial del transporte de viajeros por carretera.
Fenebús nace en 1924 con lo que se llamaba la Cámara de Transportes Mecánicos. En 1947 se creó una organización llamada la Unión Nacional de Transportes. En 1956 se crea el Servicio Comercial de la Industria del Transporte por Carretera, Secorbus, que fue muy importante en el transporte de emigrantes desde España y Portugal al resto de Europa. En 1977, con la nueva ley de asociaciones profesionales y sindicales se crea Fenebús.
¿Cuál es la situación del transporte de viajeros en carretera a nivel nacional?
El sector está pasando por la crisis general que sufrimos todos. Por una parte, hemos tenido un incremento importante en los costes de explotación por el precio del carburante, también por el incremento de los salarios de los trabajadores por encima del IPC, lo que sitúa a los trabajadores en un nivel salarial alto; y, además, la crisis ha provocado una caída de la demanda que se ha traducido en una reducción de un 10 por ciento del número de la demanda en los últimos tres o cuatro años.
¿Cómo está siendo 2013?
Estamos manteniendo los niveles de crisis de los últimos años. Es todavía peor que en 2012. Vamos a ver si en 2014 nos estabilizamos y, al menos, no tenemos más caída. Somos un sector con mucha incidencia social entre las capas más desfavorecidas y el mundo rural, donde no hay otro modo de transporte, ahí está el autobús. De modo que somos el complemento del resto de medios de transporte, pero nunca se ha valorado por las administraciones con la importancia que tiene, porque es un sector de empresarios privados que no tienen la fuerza de las empresas públicas. Por ejemplo, Fomento dedica la mayor parte de sus esfuerzos inversores al AVE. No es nuestro competidor directo, pero el país no está en situación de hacer las inversiones ingentes que se están haciendo en este medio de transporte, cuando hay otro como el autobús que, por su capilaridad, puede ser más eficiente y más económico para los ciudadanos y el país.
Dice que el tren no es su competidor pero en el sector critican que Renfe ha hecho una campaña de precios muy agresiva para captar clientes.
Como ciudadano español, estoy encantado de que mi país tenga los mejores ferrocarriles. Otra cosa es que se pueda, y ahora España no puede. El tren de alta velocidad Osaka Tokio mueve 150 millones de viajeros al año. El de Lyon- París mueve 15. Madrid-Barcelona mueve solo cinco. El AVE entre Toledo y Albacete se tuvo que suprimir a la semana de su implantación porque en 7 días, con tres viajes diarios, solo transportó nueve viajeros. Tiene que haber unos criterios objetivos que respondan a la necesidad de las inversiones. Es decir, hay que estudiar el mercado para conocer la rentabilidad social y económica de cada inversión. En este caso, no se busca ni la social ni la económica, sino la política, da igual el signo político. Mientras, el sector del autobús tiene que asumir a costa de sus propios recursos los recortes y las pérdidas que están sufriendo. No así cuando se trata de empresas públicas, en las que pagamos todos.
La excusa que se pone es que es más sencillo recortar en el autobús porque tiene un coste de infraestructura más bajo y flexible. Está ocurriendo, por ejemplo, en Madrid ¿Hasta qué punto son flexibles?
Hay que distinguir operadores públicos y privados. Vamos a hablar, en concreto, de Madrid. El Consorcio de Transportes de Madrid es un organismo de referencia mundial para la organización de la movilidad que ha garantizado la mejora del transporte. Dicho esto, en este momento, se han producido una serie de cambios que no están acompañadas de una seguridad en sus acciones. Concretamente, cuando se habla de recortes, el Consorcio nos habla de ajustes tanto en la oferta por la caída de viajeros como en la subvención. Nos gustarían ideas claras de la política como operador del Consorcio porque la desconocemos. No sabemos el recorte en el resto de operadores. Lo que sí sabemos es el tipo de recortes que se están imponiendo, porque no hay negociación con el sector de los interurbanos. No debería ser así porque no se hace tampoco con operadores públicos. En este sentido, he de decir que la flota de la EMT, que es magnífica, la pagamos los madrileños. Pero la modernización de la de los interurbanos de la Comunidad de Madrid, que también es de las mejores del mundo, la pagamos las empresas.
Según el plan de modernización del Consorcio.
Se ha hecho una modernización del sector muy importante en los últimos cinco años. Sobre todo, en transporte interurbano, donde se han invertido 500 millones de euros. No solo se han mejorado las flotas, limitando la edad máxima de los vehículos a diez años y una antigüedad media de cinco, sino que también se han mejorado la gestión, la eficiencia medioambiental y la seguridad mediante nuevas tecnologías. Todo a costa de las empresas. Entonces, el hecho de que se pretenda reducir oferta, no es lo mismo en estas empresas que en empresas públicas. A los operadores privados nos gustaría tener un diálogo serio con el Consorcio en el que, a través de las dos asociaciones profesionales del sector, como son Fenebús y Asintra, pudiéramos llegar a unos acuerdos con unos criterios objetivos de la reducción de la oferta que se tiene que aplicar y cuál es la capacidad del Consorcio para reducir su subvención. Si se negocian estos parámetros con los representantes de las empresas, se podrían aplicar estos ajustes empresa por empresa, como recogía el plan de calidad del Consorcio, publicado en el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid.
¿No hay diálogo?
Tuvimos una reunión el día 30 de septiembre y al tercer punto del orden del día se levantó la reunión sin acuerdos. Así no pueden funcionar las relaciones entre la administración y las asociaciones de operadores. La interlocución entre la administración y los representantes de las asociaciones es un derecho constitucional. Y los responsables de los organismos públicos tienen la obligación de atenderla. Es igual que si el Consorcio negociase su convenio, en vez de con los representantes del comité de empresa, lo hiciese con cada trabajador individualmente. Eso no es bueno ni para el Consorcio, ni para los empresarios, ni mucho menos para los ciudadanos.
¿Qué proponen para que los ajustes dejen satisfechos a todos?
Pedimos diálogo con las asociaciones representativas del sector. Tenemos que decir también que hay que aplicar una igualdad de trato entre operadores públicos y privados. Tenemos que saber los criterios que se están aplicando en relación a las subvenciones, los recortes de oferta, los recortes de plantilla, porque si se reduce la oferta pero no la plantilla, no hay ahorro real. Lo mismo pasa con los autobuses que no salen a la calle por el recorte de líneas. Sin una previsión seria, se ha ido aplicando la incorporación de autobuses más caros, sin tener una idea clara de las necesidades del sector. Si se pretende que la calidad del transporte sea alta, y la de la Comunidad de Madrid es de las más altas, ahora no se le puede decir a empresarios que han hecho un esfuerzo económico para renovar sus flotas que ahora se puede cambiar la edad media y máxima de los vehículos, porque entonces no se habría hecho esa inversión. O sea, que las modificaciones que se están intentando imponer, no satisfacen ni a la administración, ni a los empresarios, ni a los alcaldes, ni a los ciudadanos. Sobre todo, porque el Consorcio no tiene que ver solo las necesidades de los ciudadanos, sino también de los operadores, porque son los que dan vida a la red.
¿La red de interurbanos madrileña estaba sobredimensionada?
No estaba sobredimensionada. Estuvo muy equilibrada desde 2008 con el nivel de viajeros. La oferta respondía perfectamente a la demanda. El problema es que ha quedado sobredimensionada por la caída de viajeros de los últimos años.
¿Coinciden entonces los recortes que exige la administración con esa situación?
No. Son recortes que se aplican a toro pasado, después de que se haya estado operando en unas líneas determinadas. A la hora de la liquidación se encuentra uno con recortes del cuatro o cinco por ciento. No son buenas las relaciones entre el Consorcio y el sector. Nuestro deseo es que se recupere el diálogo y la cordura para buscar soluciones pensando en los ciudadanos y en el servicio que han llegado a tener. Pero aquí estamos llegando a una situación en la que, con estas decisiones, se está cabreando todo el mundo y eso no es bueno para nadie.