En la operación se ha intervenido un camión cargado con 25 toneladas de cable de cobre preparadas para viajar hasta el puerto de Rotterdam (Holanda), 6 vehículos (3 de alta gama), 2 furgonetas, 1 motocicleta y 1 peladora profesional de cable y diversas herramientas para el tratamiento del cable. Además se han recuperado otras 8 toneladas de cobre.
La investigación se inició con motivo de las actuaciones realizadas durante los últimos seis meses, que comenzaron con la inspección de 16 centros de recuperación de metales, 'chatarrerías', que permitieron al Servicio de Protección de la Naturaleza (SEPRONA) localizar el cableado sustraído a una empresa ferroviaria en la localidad de San Martín de la Vega, el pasado mes de octubre. Esto permitió la detención de cuatro individuos y la recuperación de 6.831 kilogramos de cable, 11 baterías de telefonía móvil, diversas herramientas y la imputación de 24 personas por delitos de recepción y apropiación indebida.
Como continuación de esa primera fase de inspecciones, se desarrollaron dos fases más, en otras 35 'chatarrerías' en las que se detectaron 41 infracciones administrativas.
Tras estas actuaciones, la Guardia Civil localizó a un grupo organizado y jerarquizado, compuesto por ciudadanos de origen español, portugués, brasileño y colombiano, que tenían fijada su residencia en el municipio madrileño de Torrejón de Ardoz y cuya base de operaciones se ubicaba en una nave en una localidad de Toledo.
Los agentes determinaron que cada miembro de la organización desempeñaba unas funciones específicas constatando que el cabecilla era un antiguo trabajador de una empresa dedicada a la instalación de suministro telefónico. Por un lado se encontraban antiguos trabajadores de una empresa que trabajó para una conocida compañía telefónica ya que conocían las instalaciones subterráneas secundarias de dicha empresa, y pudieron localizar y seleccionar los lugares donde cometer los robos y hacían efectiva la sustracción.
Para cometer los robos, la organización usaba ropas y vehículos con los logotipos de la empresa de telefonía, desplegando un perímetro de conos de señalización, vallas de protección con anagramas de la citada empresa con el objetivo aparentar normalidad para acceder al interior de galerías subterráneas y poder cortar y trocear el cableado.
El resto de los integrantes de la red, compuesto por grupos de tres o cuatro personas por vehículo, esperaban el aviso de los que realizaban el corte del cable. Una vez cargado el material sustraído en la furgoneta lo trasladaban a la nave para proceder al pelado y cortado del mismo. Finalmente otro intermediario conseguía compradores del material. Finalmente, la Guardia Civil procedió a la detención de los 14 integrantes de la organización, algunos de ellos con antecedentes por robo de cobre.
El cabecilla de la red blanqueaba el dinero procedente de la venta del metal comprando turismos de alta gama. El cable recuperado en total supera los 33.000 kilogramos. Para la identificación del cable, la Guardia Civil ha contado con el apoyo de técnicos de la compañía de telefonía afectada.