.jpg)
Estos fueron los deberes que comenzaron a cumplirse en la primera década del siglo XXI. La diagonal suroeste-noreste de la alta velocidad quedaba casi resuelta en 2003, con la llegada del AVE a Zaragoza. En 2004, Renfe creó el servicio de alta velocidad Avant para cubrir distancias medias, como el trayecto Córdoba-Sevilla o el de Madrid-Toledo. Dos años después, se remodelaba toda la flota de trenes y una nueva línea llegaba a Antequera, para alcanzar 12 meses después la ciudad de Málaga en un trayecto que dura dos horas y media. Al igual que en el caso de Sevilla, el AVE absorbió la mayor parte del flujo de viajeros a la costa del Sol.
Una telaraña de acero
La frontera era el norte y en 2007 se rompió ese techo de cristal. El 22 de diciembre se puso en marcha el AVE entre Madrid, Segovia y Valladolid, reduciendo el tiempo de viaje a un tercio. La ciudad pucelana se convirtió en el primer gran centro de operaciones de los trenes Alvia, con los que se ha podido incrementar de forma sustancial la velocidad ferroviaria en las líneas convencionales, que cuentan con otro ancho de vía. Desde Valladolid la red conectaba con Oviedo, Gijón, Santander y Bilbao. La telaraña de acero continuaba creciendo y, poco después, llegaba a Palencia, León, Burgos y Vitoria .
Cuando el AVE llegó a Lleida y Barcelona en 2008, ya nadie cuestionaba que esta forma de viajar era la preferida por los ciudadanos. Las distancias se reducían gracias a que el tren se abría camino entre las dos ciudades más importantes del país en apenas dos horas y 38 minutos. En pocos meses, la competencia con el avión fue muy estrecha y el servicio se convirtió en el más rentable de toda la red.
.jpg)
Un 'hub' intermodal
España es el primer país europeo y el segundo del mundo con más kilómetros de alta velocidad. El Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) gestiona 2.900 kilómetros de red que llegan a 22 capitales de provincia y el Ministerio de Fomento tiene prevista la creación de 2.800 más. En estos momentos trabaja en la construcción de 200 kilómetros en distintos tramos que llevarán este servicio desde Madrid a Alicante, Murcia, Castellón, País Vasco, Asturias, Extremadura, Granada y Galicia, sin contar con los corredores periféricos por los que aboga el Estado con el apoyo de la Unión Europea.
Para sustentar semejante entramado, Madrid está desarrollando varias infraestructuras. La más importante en el corto plazo es la puerta sur del AVE en Torrejón de Velasco, que facilitará las operaciones con los corredores del sur y de Levante. El tercer túnel de la risa, que acogerá en exclusiva transportes de alta velocidad, está muy avanzado y permitirá que los usuarios no tengan que bajarse del tren cuando vayan del norte al sur o viceversa pasando por la capital. La estación de Atocha está en plena remodelación para duplicar su capacidad y Chamartín seguirá el mismo camino en cuanto termine de desbloquearse la'city' madrileña. También está previsto que el AVE llegue al aeropuerto de Barajas, lo que convertirá a Madrid en el mayor 'hub' intermodal de España y en uno de los mayores de Europa.