
Otra de las cuestiones que tendrían que cumplir, según explican en el Ministerio de Hacienda, es que las cuentas estén saneadas. "No le debemos dinero a nadie", responde Fariñas. "No tenemos números rojos", sentencia, por su parte, Antonia del Oro, alcaldesa de Cortijo de San Isidro. Además, se examinará si el coste de los servicios que prestan está por encima de la media nacional que va a calcular el ministerio. En ese caso, podrían perder las escasas competencias que tienen.

"Los parques y el campo de fútbol, aprobar facturas o preparar las fiestas. Pero yo no puedo dar una licencia. Eso le corresponde a Paracuellos", ejemplifica Fariñas acerca de sus competencias, que son principalmente de mantenimiento urbano. Para estas cuestiones, Belvis tiene un presupuesto de 188.000 euros, con una población de 351 habitantes, y Cortijo de San Isidro un presupuesto de 120.000 euros, con 1.300 habitantes, según los datos de sus respectivos alcaldes pedáneos.
El presupuesto con el cuentan las entidades locales menores procede del municipio del que dependen, aunque también pueden tener otras fuentes de ingresos. En el caso de Cortijo de San Isidro, locales y viviendas en régimen de alquiler.
El gasto va a las empresas de mantenimiento o personal contratado para los trabajos que dependen de estas entidades y suministros, principalmente. Los alcaldes y vocales no cobran. En el caso de Belvis reciben una dieta de 250 euros por cada pleno que se celebra, pero en Cortijo ni eso. Incluso les cuesta dinero ser representantes de los vecinos, pues si necesitan utilizar el teléfono o tienen que ir a Aranjuez costean los gastos personalmente.

Ahora las entidades locales menores están en el punto de mira y su intención es seguir existiendo, según aseguran Fariñas y Del Oro, y no convertirse en un barrio o urbanización más. "Tiene que haber alguien del pueblo. Si no, se harían menos cosas", mantiene Fariñas, que siente cierta desconfianza sobre el futuro de Belvis. Del Oro destaca el sentimiento de pertenencia que tienen los vecinos. El pasado verano, cuando empezó a plantearse la posibilidad de que se desaparecieran, realizaron una encuesta a los vecinos. Unos cuatrocientos respondieron y todos apoyaban seguir siendo una entidad local independiente.