¿Qué tiene de Espinete este espectáculo?
Eduardo Aldán. No es ‘Espinete no existe’ segunda parte. En Espinete hablábamos de la infancia y aquí hablamos de la década de los 80 en todos los sentidos, la moda, la televisión, la música. Lo que tiene en común es que es un espectáculo interactivo en el que el público participa desde que entra hasta que sale.
Iñaki, en este monólogo ¿hablas tan deprisa como lo hacía Eduardo en ‘Espinete no existe’?
Iñaki Urrutia. No puedo, me aturullo. Somos como un LP, él está a 46 revoluciones y yo voy a 16.

I.U. Sí, lo confirmo yo. Soy el único tío que le entiende en el universo.
E.A : Con lo cual el contenido de ‘Espinete no existe’ era mucho mayor que el de ‘Maldito Naranjito’, pero yo lo comprimía en muy poco tiempo –risas-.
¿Por qué ‘Maldito Naranjito’? ¿Tanto daño hicieron los 80 -para bien y para mal-?
E.A. No importa la edad que tuvieras en aquella época. Quien no lo vivió en primera persona lo ha hecho a través de un hermano mayor, de la televisión y hasta del álbum de fotos de la familia. Ves imágenes y te preguntas cómo podías ir así vestido, con los pantalones pesqueros, por ejemplo –risas-. Lo bueno es que aquí no se salva nadie.
I.U. No puedes decir: vámonos a reír del álbum de fotos de esta persona porque luego vamos a por el tuyo -risas-. Era la época más democrática. Todas las personas eran igual de hortera –risas-. Te dejabas bigote y te quedaba igual de mal que a todo el mundo. Aunque te llamasen gafotas, las gafas eran todas feas.
¿Qué es lo que más os ha marcado de esa década?
E.A. Yo creo que la televisión. En aquella época era un niño y todo el mundo veía la misma programación; nos entretenía, gustaba y disgustaba lo mismo. La televisión nos ha marcado a todos. El concurso ‘Un, Dos,Tres’ fue multigeneracional. Es uno de los mayores iconos, más que la música.
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Una televisión que no olvida las nocheviejas de los ‘80...
E.A. Menudas nocheviejas pasamos con Martes y Trece con la famosa empanadilla.
I.U .Es para recordar año tras año lo que ocurrió en fin de año. Todo el mundo se acuerda de la Nochevieja del 87 porque salió el pecho de Sabrina. Siempre te preguntabas: que ocurrirá este fin de año –risas-.
¿Qué personajes míticos resurgen a lo largo del monólogo?
I.U.'El coche fantástico', ‘Parchís’, Perico Delgado, las hombreras de Locomia. Pero hay otros que no esperáis.
¿Qué tenía de bueno esa época? ¿Qué hemos perdido?
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E.A. La época actual es la de la inmediatez. Los 80 fue la década de la espera; siempre había que esperar por todo, para cargar un programa de ordenador, escuchar una cinta, horas para rebobinarla, años para tener películas. El mejor día siempre fue el día de la víspera. Ahora ya no existe esa referencia temporal. Todo tiene que ser ya y esa inmediatez de hoy en día es lo que vale. Todos echamos en falta es esa ilusión, ese anhelo.
¿Cómo se prepara un monólogo?
I.U. Es observar y contar lo que ves. Es como el caso de ver al grupo de música Modern Talking, con solo mirar los peinados, te entra la risa, que más vas a añadir. Hay pequeñas cosas de los 80 que se basan en la observación como ‘Regreso al futuro’ y te planteas, ¿es normal esa relación de un niño de 17 años con un señor mayor? No, claro que no era normal pero nadie se lo había planteado –risas-.
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¿Hay hueco para la improvisación o está todo guionizado?
I.U. Este monólogo es como una fiesta que la hemos montado nosotros. Y en una celebración no le vas a decir a la gente cuando le toca bailar o tomar algo. La gente hace lo que quiere y los anfitriones en este caso, que somos Graciela y yo, estamos para que la gente se exprese y juegue; asi que tiene que haber improvisación porque si no es muy aburrido.
¿Qué le diríais a los espectadores para invitarles a recordar los 80?
I.U. No, no, que paguen, -risas- Es broma, convidamos a todos a que vengan a pasárselo bien a esta super fiesta que va a ser chachipiruli, se van a reír mucho.
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I.U: O para que hagan espeleología -risas-.
'Maldito Naranjito'
Nuevo Teatro Alcalá (C/ Jorge Juan, 62)
Hasta mediados de junio