Guarda un parecido asombroso con su padre y su sentido del humor la delata. Nadie puede poner en duda que es hija de Antonio Ozores, aquel actor que siempre será recordado por su particular manera de entender la vida; siempre divertido y sacando punta hasta a las situaciones más complicadas de la vida.
Precisamente, su filosofía y sello personal son recordados a través de
‘Mírate en el espejo’, obra escrita y dirigida por el actor valenciano, y que ahora se sube al escenario del Teatro Arlequín de la mano de la actriz que le conoce mejor que nadie. Y no es para menos. Desde pequeña se crió entre bambalinas y escenarios, eso sí, un poco más rudimentarios, no como los de ahora; “recuerdo ir en carro con los abuelos de mi padre por los pueblos, éramos como una especie de titiriteros”, recuerda con nostalgia la actriz.
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Su primera toma de contacto con el mundo del espectáculo fue rozando casi la adolescencia. Musicales y películas como 'La Dama Boba’, de Lope de Vega, y la ‘La fierecilla Domada’, de Shakespeare, completaron parte de “sus inicios duros” -como los califica la actriz- quien asegura que llevar el apellido de su padre no la ayudó tanto como puede creer la gente. “Tuve que hacerme mi hueco demostrando poco a poco lo que sé hacer”.
Aunque hemos podido ver a Emma en papeles de género dramático, el registro en el que se encuentra más cómoda, confirma la actriz, es el cómico: "Me gusta hacer reír a la gente. Además, la risa tiene una mecánica muy complicada que he aprendido gracias a mi padre".
En la obra “hay un poco de todo”, cuenta Emma Ozores. El texto habla “de escenas de la vida cotidiana que nos pasan a todos, de cómo llevar a cabo un proyecto o no tener cobertura en el móvil. En otros momentos se habla de la vida de dos murciélagos que te cuentan que ya no dan sustos.
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Tratamos de política, de situaciones de pareja sobre los celos infundados y la infidelidad. Y también de Gaudí, Dalí, del inventor de la rueda y de Cervantes, cuando lleva su obra a una editora y ésta le dice que no le interesa nada. Todo esto desde el punto de vista de mi padre”, cuenta la actriz. La obra sigue el texto “surrealista, sorprendente e inesperado” que escribió el genio valenciano del humor; el espectador podrá ver escenas que “no siguen un hilo argumental. Si no entiende algo, entenderá lo siguiente”. En definitiva, las personas que se acerquen al Teatro Arlequín podrán disfrutar de una obra sobre la filosofía de la vida, en la que se utiliza el humor "para todo lo bueno y lo malo".
Lo cierto es que Emma se muestra orgullosa de poder recordar en el teatro al hombre que la vio nacer a través de la ‘herencia teatral’ que dejó en manos de los suyos. Espera continuar con el éxito que hasta ahora ha conseguido junto a su compañero de guión, el actor
Mario Tardón, quien repite reparto junto a la actriz. “Si algo funciona, es bueno mantenerlo. Es la segunda vez que trabajamos juntos.
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Mario es un actor estupendo y tenemos una especie de química sobre el escenario difícil de conseguir”. Además es en el teatro donde se siente como en casa gracias al "contacto directo con el público que enriquece el trabajo; ves reír a la gente y eso es una satisfacción muy grande".
La protagonista de esta obra póstuma no deja de agradecer a la gente el cariño que guardan a su padre. "Veían en él ese buen humor y el carácter afable de su persona", explica Emma, "siempre tenía algo gracioso que contar. Una suerte poder afrontar la vida de esta manera".