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La religión en Madrid (V): Ateos

Luis Vega, presidente de AMAL
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Luis Vega, presidente de AMAL (Foto: Kjell Salters)

Luis Vega: "Los ateos no queremos imponer nuestras creencias, pero sí quitar privilegios a la Iglesia"

Por Carmen M. Gutiérrez
jueves 12 de noviembre de 2015, 07:43h
La sociedad española se está secularizando, pero sus estructuras siguen sin responder al artículo de la Constitución que establece que España es un país aconfesional. Cambiar esta situación y lograr una separación total entre Estado e iglesias es el objetivo de la Asociación Madrileña de Ateos y Librepensadores(AMAl).
En España la religión pierde peso de forma continuada. Casi la mitad de los niños ya no son bautizados, más de un tercio nace fuera del matrimonio y las bodas civiles han superado a las católicas. Si se pregunta directamente sobre las creencias religiosas, el procentaje de católicos se sitúa en el 70 por ciento, mientras que los no creyentes y ateos suman un 25. Pero de ese 70 por ciento que se declaran creyentes, un 60 por ciento no va casi nunca a misa, salvo en las famosas BBC, bodas, bautizos y comuniones; y solo un 15 va una vez a la semana al menos. Así, la gran mayoría son creyentes no practicantes, "lo que podríamos considerar herejes porque no cumplen las normas de la Iglesia", ironiza Vega, el presidente de la Asociación Madrileña de Ateos y Librepensadores (AMAL). Pese a que en muchas ocasiones están en contra de los criterios que viene defendiendo la Iglesia, condenando el aborto, el divorcio o los matrimonios del mismo sexo, "se permite porque si no se quedarían en blanco", asegura.

A la par que bajan los católicos suben los no creyentes y ateos. Para visibilizarlos en España hay varias asociaciones, como la Asociación Madrileña de Ateos y Librepensadores, que nació en 2008, y tiene 2.000 socios y simpatizantes. "No hacemos proseletismo", asegura su portavoz en una entrevista con este digital. Su objetivo, eso sí, es conseguir una sociedad aconfesional, con plena separación entre Iglesia y Estado, y sin privilegios. "Los ateos no queremos imponer nuestras creencias, por eso nos llamamos ateos librepensadores; pero sí queremos discutir las reglas del juego y, sobre todo, quitar privilegios a la iglesia", explica Vega. Para ello, proponen la creación de una ley orgánica de libertad de conciencia, para la que hay consenso con otras asociaciones, con la que marcar una nuevas reglas de convivencia. En la actualidad, está en vigor "la ley de libertad religiosa, que da igualdad a todas las creencias pero no las lleva al ámbito privado", señala Vega.

Las aportaciones a la Iglesia Católica través del IRPF, su presencia en la escuela pública y concertada, la exención del IBI, las inmatriculaciones de inmuebles (hasta hace unos meses) son algunos ejempleos del especial trato que recibe la Iglesia Católica. En buena parte este trato procede de los acuerdos con el Vaticano, "el nudo gordiano", según AMAL. La asociación destaca que los concordatos de España o Italia son excepciones en Europa. Por ejemplo, la presencia de la religión en el horario escolar y la elaboración de su currículum y la selección del profesorado por parte de la jerarquía eclesiástica se derivan del mismo. Precisamente, el nuevo currículum de Religión aprobado por el Gobierno es una de las principales batallas de la asociación en la actualidad. AMAL ha denunciado ante el Tribunal Superior de Justicia el currículum de Religión de Primaria, Secundaria y Bachillerato. "Todo el currículum es creacionismo. Y el creacionismo está absolutamente fuera del siglo XXI", destaca Vega. El presidente de la asociación también lamenta que se diga a alumnos de Primaria que "solamente si crees en Dios eres un niño feliz".

Con esta idea, la asociación contrató publicidad en la segunda campaña del bus ateo que ha recorrido Madrid el pasado mes de octubre. El primero trajo a la capital en 2009 una campaña nacida en Londres que decía 'Dios probablemente no exista, deje de preocuparse y disfrute de su vida'. "No pensamos en el demoinio ni en el infierno y eso nos hace ser más felicies", asegura el presidente de AMAL. No obstante, tampoco pueden recurrir al consuelo que muchos otorgan a este tipo de creencias. "Eso es un problema de falta de autoestima. Yo no recurro a ningún ser superior si tengo un problema. Sé que me lo tengo que resolver yo o mis amigos", indica.

Ahora bien, hay más gente que se identifica como no creyente (15,5%) que como atea (9,5%). Muchos de ellos se considerarán agnósticos. "Hay dos tipos de agnósticos: los que consideran que saber si Dios existe no está a su alcance y los que se autodefinen así por la criminalización de la palabra ateo", comenta Vega, contra quien se han presentado estos años cinco querellas criminales por su actividad en la asociación que no han prosperado.

El complicado camino de la apostasía
Apostatar es un deseo para muchos ateos, pero no es fácil. "No hay un proceso para postatar. No se les puede arrancar del libro de bautismo", aseguran desde el Arzobispado de Madrid, en referencia a una sentencia de 2009 que frenó en seco las peticiones para desaparecer de los archivos de la igleisa en función de la Ley de Protección de Datos. No obstante, sí existe un proceso para que al menos conste en el libro de bautismo que se ha renunciado al Catolicismo, aunque no es sencillo y no siempre se tiene éxito en este empeño. Para ello, hay que solicitar la fe de bautismo en la parroquia donde se celebró el bautizo y la apostasía en el Arbozispado correspondiente. El proceso incluye pasar dos entrevistas con miembros de la Iglesia en las que se intenta convencer al solicitante. El resultado puede ser una certificación del Arzobispado de la renuncia, que a veces va a acompañada de una inscripción en este sentido en el libro de bautismo. Pese a todo, a veces se fracasa en el intento. Vega, por ejemplo, aún no sabe si ha conseguido apostatar. En cualquier caso, lamenta que el "certificado no vale para nada" y que "los ingresos de la Iglesia por parte del Estado no se basan en estadísticas".

Por este motivo, propone que se cree una fórmula civil para apostatar, que exista un registro para hacer constar esta decisión como ocurre en otros países como Holanda o Dinamarca, según asegura. Para llamar la atención sobre esta idea, AMAL intentará una apostasía colectiva en diciembre, con un fin reivindicativo. Irán a un notario para que les tome acta de que quieren apostatar y después la llevarán al Ministerio de Justicia para que tenga constancia de la solicitud. "Si una persona quiere romper con la Iglesia no debería estar supeditada a la Iglesia", asegura.

Para facilitar el proceso, el Ayuntamiento de Rivas-Vaciamadrid abrió en 2008 la primera oficina para apostatar en España. Es un servicio de asesoría jurídica, que se extendió a más campos relacionados con los derechos y libertades civiles, en el que también han constatado las dificultades que existen para apostatar. "El certificado es simbólico, pero se puede llegar a conseguir una anotación en el libro bautismal", comenta el experto que estuvo al frente de la misma hasta 2014, José Luis González. Aunque se ha reducido la demanda en Rivas, siempre hay un goteo de personas que quieren apostatar. Se suele producir un aumento de solicitudes de asesoramiento cuando el obispo de Alcalá hace alguna de sus polémicas declaraciones o la Iglesia se ve envuelta en algún escándalo. Los motivos de los demantes son principalmente "decidir sobre su propia vida o una cuestión de dignidad". "Venía mucha gente mayor, gente que había sufrido la represión de la Iglesia. Escuchabas sus historias y conmovía", recuerda González.
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