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Cultura y ocio | |||
Tiendas litúrgicas, un negocio tradicional en Madrid |
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Por Fernando Morales | |||
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Son muchos los negocios tradicionales que en Madrid han tenido que echar el cierre debido a la llegada a la capital de las tiendas y marcas internacionales. Sin embargo, hay un tipo de negocio que hoy en día, y aunque aseguran que las ventas han disminuido, sigue en pie por las calles que rodean el entorno de Ópera y la Plaza Mayor. Las tiendas de artículos religiosos siguen manteniendo sus persianas abiertas a los clientes más fieles, los turistas y las iglesias y cofradías. |
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Según el Instituto de Empresa Familiar, el 89% de las empresas españolas son familiares, es decir, hay en total 1,1 millones de empresas familiares en el territorio nacional. A pesar de la globalización, los centros de las ciudades mantienen negocios que van pasando de generación en generación para continuar con un comercio tradicional. Un ejemplo de ello son las tiendas de artículos religiosos que, a pesar de que la religión en España, según un informe de Pew Research Global, es cada vez menos seguida entre los españoles, siguen vendiendo artículos a particulares y, en especial, a iglesias y cofradías. Algunas del Siglo XIX. Solo hace falta dar un paseo por la calle Bordadores para comprobar cómo la religión sigue siendo importante para un gran número de personas. Entre las tres tiendas que se encuentran en la misma acera, se sitúa la tienda litúrgica más joven de España, Salve. Abrió sus puertas en 2016 y, desde entonces, sobrevive vendiendo todo tipo de artículos religiosos, desde “estampitas que es lo que más se lleva el pueblo madrileño” hasta ropa litúrgica, consumibles de misa y todo el avituallamiento de una cofradía.
Un local más abajo de Salve encontramos un negocio familiar fundado en 1886. La tienda de artículos religiosos Alsina, abierta por el bisabuelo del actual dueño, “ha sufrido la crisis de todo el país” y están, en la actualidad, “por niveles de ventas inferiores a los de antes de la crisis”. Además, relatan que las parroquias ya no pueden gastar tanto presupuesto a la compra de artículos ya que “destinan mucho dinero a la labor social”. A pesar de ello, tras 133 años en el centro de la capital, el dueño cuenta con tres empleados porque siguen vendiendo “a muchos particulares”.
A pesar de ello, reconoce que la venta de artículos religiosos ahora está más floja debido “a la crisis de fe y vocación” y a que han cerrado, en los últimos años, iglesias y conventos. A pesar de ello, la dueña es optimista tras asegurar que “nos va estupendamente” gracias, en parte, al turismo. Subraya que de donde proceden más clientes es de México aunque asegura que también tienen clientes de Estados Unidos, Ecuador y Guinea Ecuatorial. “Enviamos a todo el mundo”, asegura la hija del actual dueño.
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