Para los tiempos que se respiran, el Vermut no sólo ha vuelto al interés de un público selecto, sino que se ha vuelto el aliado predilecto y la excusa mejor elaborada de miles de jóvenes que buscan divertirse y pasarla bien. En años anteriores, esta bebida preparada a base de vino blanco y muchas hierbas aromáticas y amargas se utilizaba como digestivo, por lo que su uso en España siempre estuvo vinculado a las comidas. Sin embargo, la industrialización de las cervezas y los vinos produjo una migración de la mayoría de la gente hacia estas dos nuevas variantes de bebidas alcohólicas. Aunque su función digestiva no era tan amplia, eran tendencia y el abaratamiento frente al vermut era bastante claro.
El eterno digestivo
El vermut es a España lo que el mate es a Argentina. Sólo que el gusto por el vino hizo que la bebida de hierbas quedara en un prolongado olvido.
Esta bebida, de la cual se dice fue inventada por el padre de la medicina, Hipócrates, originalmente está realizada con una base de ajenjo, por lo que sus principales facultades son ayudar a una digestión más rápida, sin la sensación de fatiga resultante después de comer, y sobre todo mejorar el sistema inmune.
Esto último, una característica que mantiene en común con el vino: ambas bebidas son antioxidantes. Por ello, favorecen la eliminación de radicales libres y previenen el envejecimiento.
Lo cierto de esto es que actualmente no son sólo los ancianos que se sientan a tomar copas de vermut en una tarde de domingo. La bebida ha pasado a formar parte del itinerario de un grupo numeroso de gente, incluso hay bares especializados en esta bebida en ciudades como Madrid o Barcelona.
La tendencia entre la nostalgia y lo natural
El compromiso con el medio ambiente ha sido una de las campañas mundiales mejor promovidas. Tan bien ha sido argumentada que ha logrado cambiar el pensamiento de una mayoría de la población, sobre todo en las zonas urbanas. Por eso, sus criterios de consumo han variado en demasía en los últimos 10 años. Algo que se ejemplifica de manera sencilla en la necesidad de muchas personas de consumir alimentos que sean orgánicos, producidos de forma ecológica y sin ningún tipo de conservantes.
Es allí donde entre en juego el vermut. A diferencia de la cerveza o el vino, la preparación del vermut se basa en la naturaleza. Incluso algunos maestros de la bebida ingenian nuevos sabores y colores en base a hierbas o especias tan dispares y únicas. La empresa Zarro, de Madrid, utiliza métodos totalmente limpios para la producción de su línea Zarro Ecológico, por ejemplo.
Pero además de ello, está el factor nostalgia. Para nadie es un secreto que el pasado crea deseos imposibles y nostalgia. Por eso, el vermut ha vuelto desde un lugar escondido en el tiempo, y su aceptación ha sido inmediata. Los españoles se han identificado a tal medida que se ha convertido en el compañero de las comidas, otra vez, y en el aliado de una nueva generación. Esa generación que se va de vermuts.