La plataforma de vecinos que demanda la construcción de un instituto para el barrio de Rejas se reunirá el próximo 8 de febrero con el Consejero de Educación
Los vecinos del barrio de Rejas tienen la vista puesta en el próximo 8 de febrero. Después de una campaña amplificada en los últimos días por los medios de comunicación, este jueves recibieron la esperada respuesta. En concreto, dos llamadas telefónicas del gabinete del Consejero de Educación Rafael van Grieken y del de la presidenta de la Comunidad, Cristina Cifuentes, citándoles a una reunión para que expliquen su demanda: el barrio necesita un instituto.
Desde la plataforma se muestran conformes, les reciba o no la propia Cifuentes como se había venido especulando la última semana. No importa el quién sino el qué, y en ese sentido lo tienen claro. “Instituto sí o sí”, resume el portavoz de los vecinos, Alberto Arkones. Ese será el único punto a negociar en la reunión, avanza Arkones a Madridiario. La única salida a una necesidad del barrio, perteneciente al distrito de San Blas, que viene de lejos.
La carencia de un instituto -no hay ni centro público ni concertado- se ha convertido en un problema que amenaza, además, con agudizarse en un barrio en el que, según señala Arkones, nacen más de 200 niños cada año. A la tendencia demográfica de la zona se suman los problemas de movilidad: buena parte de los niños del barrio acuden actualmente al instituto de Alameda de Osuna, un trayecto de, mínimo, una hora de ida y casi dos de vuelta en autobús, en un recorrido que tiende al colapso del tráfico a su paso por el centro comercial de la zona. Además, los vecinos denuncian que el centro educativo del barrio vecino se encuentra masificado: hay 1.320 niños frente a las 900 plazas para las que fue construido.
Una parcela "pequeña" y un CEIPSO
La única solución, según el portavoz de la plataforma, es construir un instituto en el barrio. Para ello, la Junta Municipal del distrito cedió una parcela, la más grande de las que disponen en la zona, de 11.000 metros cuadrados. Sin embargo, la Consejería de Educación alega que el terreno apropiado debería tener, como mínimo, 20.000 metros cuadrados que permitan futuras ampliaciones en el centro, como laboratorios, equipamientos deportivos o nuevas aulas. Arkones difiere, con datos en la mano: los 10.496 metros cuadrados de la parcela que alberga el instituto de Butarque (Villaverde), los poco más de 11.000 que tiene el de Las Rozas, los 12.585 del de Loeches o los menos de 14.000 del futuro centro educativo de Las Tablas avalan el lugar ofrecido por la Junta para el necesario instituto de Rejas.
Como alternativa, la Comunidad ofreció la pasada semana la creación de un CEIPSO, un centro público para Educación Infantil, Primaria y ESO, dentro del Colegio de Ciudad Pegaso, una colonia del barrio de Rejas. “Eso no sería una solución ni para el Pegaso, porque la mayoría de los padres no llevarían a los niños, La inmensa mayoría prefieren un instituto masificado y lejos a un parche con muchas deficiencias en educación", considera Arkones, y añade que "ese dinero se lo pueden ahorrar e invertir en el instituto que tanto necesitamos". “El CEIPSO no lo quiere nadie”, zanja y prevé que puedan proponerse otro tipo de soluciones “parche” como rutas que mitiguen en parte el problema de la movilidad. “En la reunión les contaremos cómo es la realidad del barrio; solo nos interesa hablar del instituto: sí o sí”, resume.
Arkones se muestra esperanzado de que la situación de los niños de Rejas pueda empezar a desatascarse tras la reunión. El tiempo apremia, con los presupuestos en una negociación que se prevé pueda terminar próximamente, por lo que preparan un plan B: una enmienda a esos presupuestos, si no incluyen una partida para la construcción del instituto, que ya han firmado PSOE y Podemos. Con la firma de Ciudadanos, lograrían sacarla adelante, aunque por el momento, centran fuerzas en el paso dado con el PP. “Confiamos en la buena voluntad expresada el jueves, sobre todo en la del gabinete de Cifuentes”, asegura Arkones, que opina que la presidenta madrileña no había sido hasta ahora consciente de la dimensión del problema y valora, en este sentido, el último movimiento de su gabinete.