La cercanía al centro de la ciudad, la reminiscencias de sus calles a los pueblos que algún día abandonaron aquellos emigrantes que llegaron a la gran urbe para buscarse la vida, la resistencia a asumir del todo el ritmo frenético de Madrid, pero, sobre todo, el precio y las condiciones de los talleres, imprentas o naves -que aquellos mismos parias fueron abandonando por la edad, la crisis o por el progreso económico- han favorecido que multitud de jóvenes con bicicleta y título universitario hayan encontrado en Tetuán el lugar ideal donde instalar sus proyectos: la mayoría relacionados con la cultura, el arte, la fotografía, el diseño, la arquitectura urbana o la participación ciudadana.
"A Tetuán han llegado muchos colectivos: arquitectos, artistas... que se han venido a hacer cosas creativas o culturales porque es un barrio en el que hay muchos espacios libres, grandes y relativamente baratos", corrobora Claudia González, una de las integrantes de Moenia, la asociación cultural que impulsó la Red de Agentes Culturales de Tetuán (RACT) con la intención de poner en contacto los espacios y proyectos culturales que habían visto germinar en el distrito.
"Conocíamos a bastante gente que estaba haciendo cosas muy interesantes, por eso nos decidimos a investigar qué era lo que realmente estaba ocurriendo en Tetuán", explica Claudia. "Hicimos un 'mapeo' para localizar y conocer lo que había en Tetuán y también para que nos conociéramos entre nosotros", dice, y asegura que todos los proyectos estuvieron de acuerdo en formar la red.
"Comenzamos con unas reuniones en las que cada colectivo se presentaba y daba a conocer su espacio. La intención era conocer a la gente que nos rodeaba y estaba trabajando en proyectos similares para poder apoyarnos y complementar conocimientos", prosigue Claudia, quien admite que también se intentó llevar a cabo acciones conjuntas de cara a mejorar el entorno más cercano y contribuir a la participación ciudadana, pero que hasta ahora la falta de financiación lo ha hecho imposible.
A esta interesante red formada en Tetuán pertenecen otros ocho proyectos además de Moenia: el estudio fotográfico Madphoto, la plataforma de creación Studio Banana, el periódico hiperlocal Aquí Tetuán, la radio comunitaria Radio Almenara, la asociación de artistas La Nave Grupo Taller, el colectivo de agitación cultural Calipsofacto y los estudios de arquitectos Taller de Casquería y PKMN.
La cultura como punto de encuentro
Cada uno de ellos trabaja en su campo pero con la afinidad de entender la cultura como un elemento de cohesión social además de como punto de partida para cada acción propuesta. La mayoría de ellos araña financiación de becas, concursos o subvenciones públicas que día a día ven languidecer con la excusa de la crisis.
Y no solo trabajan para ellos, sino que también lo hacen para el barrio. Talleres, exposiciones, proyecciones, cursos, foros de participación... Eso sí, siempre que se lo permiten. "Hemos querido mantener un programa cultural abierto: cine, teatro, exposiciones... hasta que el Ayuntamiento de Madrid nos echó", comenta Jorge, arquitecto del Taller de Casquería, un estudio que tuvo que mudarse recientemente por "la persecución" a la que se vieron sometidos por parte de la Policía. "Es absurdo, a la vez que nos multan, nos becan", dice.
De problemas con la Policía saben bien en La Nave Grupo Taller, uno de los espacios más veteranos, con más de dos décadas de historia en Tetuán. Esta asociación de escultores, diseñadores o pintores también admite que ha puesto freno a las actividades abiertas al público que solían proponer.
A lo que no han dado tregua ninguno de estos espacios es a la creatividad que hierve en sus cabezas. Los proyectos continúan buscando las manera de sobrevivir en la ciudad inhóspita que tiende a cerrarle las puertas a este tipo de iniciativas. Al menos saben que Tetuán permanecerá como una trinchera donde establecer un hogar confortable.
"Este era un barrio obrero, un barrio de oficios, sobre todo de traperos, imprentas... oficios manuales que se fueron perdiendo. Por eso el barrio se fue vaciando. Aunque muchos de estos espacios que quedaron libres los fueron recuperando los inmigrantes, otros los ha ocupado gente joven con ideas muy interesantes", finaliza Claudia, que no esconde su pasión por Tetuán: "Es un barrio, barrio. Tiene encanto. La gente sale mucho a la calle, se conoce, se relaciona". En fin, un reducto de resistencia.