El hospital de La Princesa (distrito de Salamanca) se ha convertido en símbolo de resistencia ante el desmantelamiento de la sanidad pública madrileña. Trabajadores y pacientes, más unidos que nunca, califican las intenciones del Ejecutivo de Ignacio González de "atentado", "patraña", "salvajada", "catástrofe" y "vergüenza".
María Ángeles Álvarez, madrileña de 66 años, padece el síndrome de Sjörgren, un trastorno autoinmune crónico para el que recibe tratamiento "buenísimo" en La Princesa. Cada tres meses acude a las consultas de Traumatología y Nefrología, donde la tienen "muy controlada". Si la Comunidad finalmente lleva a cabo
sus planes, tendrá que cambiar de centro sanitario. Y no le hace ninguna gracia: "Yo y mi familia hemos votado al Partido Popular, pero estoy tan indignada que
han perdido mi voto para siempre, les he hecho la cruz. La sanidad es intocable".
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Como ella, cientos de trabajadores y pacientes del hospital han vuelto a manifestarse este lunes a mediodía —lo hacen diariamente a las 11.00 y a las 18.00 horas— por lo que consideran "un atentado contra uno de los mejores hospitales de España". María Luisa, delegada del Sindicato de Auxiliares de Enfermería (SAE), y una de las 40 personas que
pasan las noches encerradas desde hace ya diez días en el salón de actos del centro sanitario, exige al Gobierno regional que rectifique. "
La Princesa no tiene nada que negociar, queremos que todo se quede tal y como está y lo vamos a conseguir", afirma.
De momento, se han recabado
más de 150.000 firmas contra el "desmantelamiento de la sanidad pública" —
incluyendo la de la alcaldesa de Madrid, Ana Botella— y "todo el personal está más unido que nunca", indica la delegada del SAE. Pancartas donde se leen mensajes como "Catástrofe en la sanidad pública", "Súperespecializado ¿sin especialistas?" o "Que no te cuenten cuentos de princesas. Por una sanidad pública" decoran las fachadas del centro sanitario. Asimismo, en la entrada principal del edificio hay velas para simbolizar 'la muerte' de un centro con más de 160 años de historia.
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El enfermero Carlos Chinchetru considera que querer convertir La Princesa en un hospital geriátrico "es una salvajada, una barbaridad". Asegura que, en sus 33 años prestando servicio en el centro jamás ha visto "una burrada semejante".
Cierto es que tanto la Sociedad Madrileña de Geriatría y Gerontología (
SMGG), como la Sociedad Española de Medicina Geriátrica (
SEMEG) e incluso la
European Union Geriatric Medicine Society (
EUGMS) han afirmado que los hospitales monográficos para mayores están "desterrados" del mundo occidental.
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Hacer un hospital geriátrico es absurdo, no es una decisión basada en criterios científicos, es una decisión basada exclusivamente en criterios politico-económicos", opina el médico Pablo Ramos. "Este hospital tiene 285 residentes [MIR], un instituto de investigación con estudios punteros, como los de Inmunología, que no pueden medirse con dinero. Todo eso se perdería", añade.
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Por otro lado, ni trabajadores ni pacientes tienen idea de qué pasará con ellos. Daniel Sornella, al que acaban de poner un marcapasos, marchaba en la protesta de esta mañana. "Esto no se puede permitir, no puedo cambiarme de médico, aquí saben toda mi historia", indica. Esta opinión es compartida por una vecina de la zona que asegura que su marido, tras haber sufrido un ictus, necesita seguimiento médico y rehabilitación "cerca de casa". "Esto es una faena", concluye.