El frontón Beti-Jai, en Chamberí, va a dejar de sufrir. Después de 30 años de abandono absoluto por la negligencia de sus propietarios, las obras de rehabilitación y conservación del último frontón de Madrid van a tener que acometerse de forma obligada, ya que, desde este jueves, es Bien de Interés Cultural en la categoría de monumento.
El Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid dio este jueves el sí definitivo al expediente iniciado por la Dirección General de Patrimonio Histórico hace varios meses. Entonces, y ante el
ruinoso estado de la infraestructura y las exigencias de los vecinos, los nostálgicos amantes del inmueble y la oposición, el Ejecutivo decidió que había que otorgarle la
máxima protección institucional.

Para ratificar que ya no existen escusas para acometer obras de urgencia en el histórico edificio, el portavoz del Gobierno regional, Ignacio González, lo ratificó: "Obliga a la propiedad a mantenerlo y al Ayuntamiento de Madrid a
exigir la conservación de este bien. También a que los desarrollos de uso y actividades, obras y actividades que se hagan respeten la protección. Esperamos que se pueda recuperar y tener usos compatibles que hagan que esa conservación se pueda llevar a cabo
en mejores condiciones en las que se han llevado hasta ahora".
De la grandeza a la dejadez
El Beti Jai (
siempre fiesta, en euskera), situado en la Avenida del Marqués de Riscal, constituye el único frontón que sobrevive de los que 30 que tuvo Madrid en el siglo XIX durante el auge de este juego. Fue inaugurado el
29 de abril de 1894 y estuvo en funcionamiento hasta el año 1919. Con la Guerra Civil y la dictadura fue
comisaría,
lugar de ensayo, taller mecánico, almacén de bandas musicales de Falange Española.
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La Comunidad de Madrid incluso se planteó adquirirlo por su
valor artístico-histórico, ya que conjuga el estilo neomudéjar, las estructuras de hierro y cierto eclecticismo en cuatro plantas de altura donde se reparten gradas, palcos y oficinas que dan a la cancha, hoy, nido de basura y escombros. Sin embargo, la operación quedó abortada, al igual que el intento de
convertirlo en hotel cvon un proyecto diseñado por el prestigioso arquitecto Rafael Moneo. El Ayuntamiento, por su parte,
se ha negado a expropiarlo para poder conservarlo.
Durante la campaña electoral de 2007, el frontón fue objeto de la polémica a tenor de su posible compra por
imputados marbellíes en la 'operación Malaya' y la presunta vinculación de
Montserrat Corulla, testaferro del cabecilla de la trama, Juan Antonio Roca, con personas de la Gerencia Municipal de Urbanismo en ello.
En la actual legislatura el Ayuntamiento de Madrid dictó una orden de ejecución de medidas de seguridad sobre el frontón, su fachada y su cubierta después de que los vecinos de la zona, agrupados en
asociación cultural, denunciaran que la infraestructura
se estaba dejando morir. Sin embargo, esta orden no fue cumplida por la propiedad, lo que derivó en problemas judiciales que enquistaron aún más el proceso. En los últimos meses, la
Plataforma Salvemos el Frontón, que reúne en un blog toda la información disponible, detectó trabajos -presuntamente sin licencia- de los propietarios para limpiar y sanear el frontón, pero sin que se produjese ningún avance significativo. De ahí, recalcan, la buena noticia de la protección como Bien de Interés Cultural.