El nuevo President de Cataluña ya tiene govern y, al parecer traspasa las fronteras, según sus propias palabras. Artur Mas se ha instalado en su “Casa Blanca” particular. Y mientras el protocolo hace su trabajo, él, ya ha manifestado algunas intenciones de futuro que no sorprenden especialmente porque el que más y el que menos ya conoce la radicalización que el ganador de las elecciones catalanas imprime a su grupo político. La verdad es que se echa de menos a Pujol y su disposición a colaborar en la política del Estado, con la vista puesta en Cataluña, como corresponde a un ejecutivo autonómico, pero siempre con intenciones solidarias.
Al nuevo President le gustaría que el PP, según ha dicho, aunque ganase las elecciones de 2012 no lo hiciese con mayoría absoluta. Está claro que prefiere gobiernos débiles en el Estado a los que se les pueda presionar fácilmente y modificar su programa inicial. Justo lo contrario de lo que haría falta en una situación de crisis como la actual. Un gobierno fuerte capaz de tomar medidas y difícilmente vulnerable a los chantajes nacionalistas. Un ejecutivo que pueda soportar sin concesiones tantas exigencias que obligan al Estado a caminar por un sendero del que se desconoce el final.
Es posible que para el nuevo President sea positivo un ejecutivo en minoría que le permita imponer una voluntad que no representa a la mayoría de la ciudadanía española, pero hay otro punto de vista: un gobierno en mayoría, sea del PP o del PSOE, que pueda llevar a cabo sus propuestas y el programa con el que se presente a las elecciones sin ningún tipo de manipulación externa.
Transcurridos más de treinta años con un Congreso de los Diputados con fuerzas minoritarias, con representación y poder local, ha llegado el momento de darle mayor importancia a quienes representan al Estado en su totalidad o, al menos, a aquellos que estén dispuestos a presentar su candidatura a varias comunidades al mismo tiempo. Es el momento de ajustar los votos a la realidad. Que trescientos mil votantes del País Vasco o de cualquier otra Comunidad no tengan más escaños que los de UPyD o que los de IU.
En esta legislatura es imposible, pero debería ser una apuesta para la próxima y en eso se deberían poner de acuerdo los dos grandes para modificar una ley electoral que ya ha demostrado suficientemente que es injusta y que la calle, los ciudadanos de a pié, piden a gritos.