Patrimonio Nacional inicia este lunes 26 de abril el desmontaje y traslado de la escultura de La Piedad de Juan de Ávalos del Valle de los Caídos. El conjunto necesita ser restaurado. La obra, una de las grandes herencias artísticas de España, tiene una particular historia, como la de su escultor.
En 1972 un hombre le dio 15 martillazos al rostro impasible de la Virgen de la emblemática escultura de La Piedad de Miguel Ángel, en la Basílica de San Pedro del Vaticano. Desde entonces, solo se la puede ver detrás de un vidrio blindado. Juan de Ávalos, escultor madrileño, se inspiró en esta gran obra para llevar a cabo la que se le encargó hace 52 años para coronar el frontispicio de la Basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos.

La primera versión que realizó fue retirada a causa de las quejas del arquitecto Diego Méndez González, encargado del Monumento Nacional del Valle de los Caídos. Méndez encontraba que el rostro de la Virgen —contrario al de la de Miguel Ángel— demostraba una desesperación incongruente con la sensación de paz que quería generar en el entorno. El escultor tuvo que cambiar la obra.
Ávalos fue una figura muy importante en la historia española, y es considerado uno de los artistas nacionales de mayor renombre. Amigo de Unamuno y Ortega y Gasset, vivió y peleó durante la Guerra Civil, dejándole un poso importante de experiencias difíciles. La posguerra también le trajo complicaciones: por su historial no pudo conseguir trabajos que estuvieran al nivel de su capacidad artística, dedicándose a esculpir por sumas risibles pequeñas figuras de santos, y haciendo retratos de señoras.
Inhabilitado por el régimen
En 1942 fue inhabilitado de su labor completamente, tras el anuncio de Ibáñez Martín, el entonces Ministro de Educación Nacional, que depuraba al escultor por "falta de confianza al no ser afecto al Régimen". Ávalos se marchó a Portugal. Cuando regresó a España, después de conseguir numerosos premios por sus obras, presentó en una exposición su obra 'El Héroe Muerto'. El general Franco visitó la exposición y quedó muy satisfecho con el trabajo del escultor. Al poco tiempo, Méndez contactó a Ávalos, invitándolo a participar en las construcciones que estaba llevando a cabo. Y es así como dejó constancia histórica de su obra en el enclave de Cuelgamuros.
La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando lo admitió como académico en 1974. Vivió casi cien años y acumuló diversas historias intensas que marcaron su vida: tal vez por ello no resulte extraño que, en la primera versión de la Piedad que realizó, el rostro de la Virgen mostrara intranquilidad y dolor, quién sabe si como proyección de la existencia del propio artista.
Un conjunto colosal
La Piedad de Ávalos es colosal: está formada por más de 150 bloques de piedra y mide seis metros de altura, nueve de ancho y tres de fondo. Se elaboró con granito de Calatorao, que en principio debía ser lo suficientemente resistente como para que la escultura no fuera afectada por las condiciones climatológicas de su contexto. Sin embargo, la obra ya ha sufrido pormenores. En 2008 el Cristo perdió la mano y se tuvo que colocar una tela metálica para impedir otros desprendimientos.
Dos años después, se ha tomado la decisión de trasladar la escultura para su restauración que estará a cargo de Patrimonio Nacional. Por un lado, la Asociación para la Defensa del Valle de los Caídos (constituida hace poco con motivo de defender el monumento) ha declarado que no está de acuerdo con esta situación, utilizando como argumento los riesgos potenciales de intentar mover la obra de su lugar original. Por su parte, Patrimonio Nacional ha realizado estudios exhaustivos para minimizar estos riesgos, finalmente consiguiendo la aprobación y el desmontaje para este lunes 26 de abril. Las fricciones desatadas a raíz de este evento parecen tocar nuevos hilos de la historia de España.